Los pensamientos intrusivos son una serie de pensamientos o visiones algo desagradables, incongruentes y que van fuera de toda lógica y de nuestros principios, pero que todos podemos sufrirlos. Cuando terminemos de leer este texto, sabremos qué son, conoceremos algunos tipos y ejemplos, sus causas y qué hay que hacer o cuando hay que pedir ayuda.
La mente humana sigue siendo un gran misterio y cada día nuestro cerebro tiene que controlar todo nuestro organismo, desde mantenerse de pie, respirar, latir, tomar decisiones, procesar los sonidos y las imágenes, hacer la digestión, movernos, etc. Son infinidad de funciones que suceden a cada segundo o milésima de segundo durante todos los días de nuestra vida.
Es por esto por lo que cuando la maquinaria empieza a falla, debemos tomarlo en serio y buscar soluciones rápidas y eficaces para que la avería no vaya a más y cause mayores problemas.
Los pensamientos intrusivos son solo una pequeña parte de lo que supone sufrir un trastorno mental, pero como ya hemos avanzado, este tipo de pensamiento y visiones podemos tenerlo, aunque nuestra mente esté sana. No hay que avergonzarse, por eso queremos darle visibilidad desde nuestra posición y explicar todo lo que se sabe sobre ellos.
Algo que queremos dejar claro es que una cosa es un pensamiento, una idea o una visión, y otra muy distinta llevar a cabo esos pensamientos intrusivos. Cuando se intenta o da rienda suelta, ahí sí que hay mucho riesgo para la persona que los sufre y para quienes les rodea. Son actitudes de alerta que no deben pasarse por alto ni restarles importancia.
¿Qué son los pensamientos intrusivos?
En pocas palabras, estos pensamientos son una serie de visiones, ideas e infundios que crea nuestra mente, por eso también se les conoce como pensamientos infundados. Son escenarios irreales que crea nuestra mente y que se escapan de nuestra forma de ser, de nuestros principios, y de toda lógica.
Son pensamientos injustificados y realmente no existe motivo alguno para llegar a pensar esas cosas. Cuando los pensamientos intrusivos son muy contantes, es causado por un trastorno mental y debemos acudir al psicólogo para solventar esos problemas de base.
Algunos ejemplos de pensamientos o escenarios intrusivos son:
- ¿Y si la empujo por las escaleras?
- ¿Qué pasa si dejo la puerta abierta y el perro se va?
- ¿Dejo el gas abierto?
- ¿Abro la puerta del coche? (Mientras vamos conduciendo).
- ¿Me voy sin pagar?
- Pensar en hacerle daño a alguien.
- Empujar a las vías a alguien.
- ¿Y si no he cerrado la puerta?
- ¿Y si hoy no voy a trabajar?
- ¿He desconectado el enchufe?
- Pensar en tener un encuentro sexual con alguien que no es de nuestro tipo.
- Salir de casa sin avisar a nadie.
Como vemos son pensamientos involuntarios que llegan a nuestra mente de forma espontánea, pero dependiendo de la gravedad de esos pensamientos, o de si pasa de ser una idea a un intento o la asiduidad de esos escenarios mentales, es cuando debemos buscar ayuda.
Tipos de pensamientos
Dentro de los pensamientos intrusivos hay varios tipos y vamos a explicarlos de forma sencilla para que podamos entender la clasificación:
Violentos o agresivos
Consisten en pensamiento con cierta crueldad, donde hay violencia explícita e intenciones de hacer daño, así como acciones agresivas. Como ya hemos dicho, una cosa es el pensamiento intrusivo que aparece de repente y luego se esfuma, y otra cosa es creer esa idea, intentarla y llevarla a cabo.
Si tenemos muchos escenarios en nuestra cabeza donde queremos dañar a alguien, atropellar, lesionar, maltratar, pegar, herir, etc. a alguien, o incluso autolesionarnos a nosotros, deberíamos ponernos en manos de un psicólogo para que nos ayude.
Sexuales
Los pensamientos sexuales son más comunes de lo que creemos, pero en este caso no están relacionados con la complicidad y el deseo sexual sano con nuestra pareja. Más bien son pensamientos sexuales y fantasías eróticas con personas que realmente no nos gustan ni nos deberían de gustar porque moralmente sería un acto muy reprochable.
Algunas ideas son tener relaciones de incesto, violar a una hija, mantener relaciones con menores, con padres, cometer delitos sexuales, tener imágenes obscenas con desconocidos, zoofilia, etc.
En contra de nuestros valores y principios
Se les conoce como pensamientos intrusivos blasfemos, ya que suelen ir en contra de las creencias religiosas, principalmente. También podemos ir en contra de nuestros valores, familia, ideales políticos, principios, etc.
Son pensamientos perturbadores como recrear escenas en la cabeza de la Virgen María manteniendo relaciones, o sangrando por los ojos, creer que estamos poseídos, causar daño a la estructura familiar, ir en contra de nuestros valores y principios, etc.
Causas principales
Los pensamientos intrusivos aparecen, por norma general, al ir asociados a algún trastorno mental, aunque casi cualquiera de nosotros los hemos tenido y los tendremos, aunque no tengamos ningún problema mental que los agrave.
Estrés post-traumático
Después de un episodio muy traumático se genera un shock en el paciente y puede que a partir de ahí se sufran ciertos problemas mentales, entre ellos los pensamientos intrusivos violentos, aparte de depresión, trastorno de ansiedad, ataques de pánico y otros.
Hay que mantener mucha comunicación con la persona que ha sufrido, ir a terapia y tener mucha confianza y estabilidad emocional con esa persona para liberar miedos y cargas innecesarias.
Trastorno Obsesivo Compulsivo
Se trata de un trastorno mental en el que es muy común la aparición de estas visiones, ideas y pensamientos aleatorios y recurrentes.
En este caso son una serie de pensamientos intrusivos derivados del Trastorno Obsesivo Compulsivo, más conocido como TOC. Son los pensamientos y escenarios que una persona crea en su cabeza cuando sufre TOC, además, este tipo de pacientes tiene dificultades para ignorar estas ideas y pueden llegar a darles más importancia y relevancia de la que tienen.
Los pacientes con TOC sufren mucho estos pensamientos, ya que pueden convertirse en obsesiones y no parar de verlos nuca, e incluso llegar a satisfacer esos deseos mentales. Esto supone un riesgo para quienes les rodean y para sí mismos.
Ansiedad
Un término que se está volviendo muy común en la actualidad y es que quien sufra ansiedad también convive a diario con los pensamientos intrusivos. El trastorno de ansiedad genera inquietud, nerviosismo, miedo, preocupaciones intensas, dar muchas vueltas a todo, etc.
Los pensamientos intrusivos suelen ser dramáticos y casi siempre referidos a su propia muerte, accidentes, catástrofes, enfermedades, desapariciones, problemas graves, etc.
Depresión
Esta enfermedad se basa en un sentimiento muy duro y profundo como es la tristeza, pero llevado al extremo junto con la melancolía, el desánimo, los miedos, etc. Aquí esas visiones, escenarios, pensamientos y demás suelen estar relacionados con el suicido y autolesiones.
Dentro de este grupo está la depresión post parto, y es que muchas mujeres sufren depresión cuando dan a luz y es debido a los fuerte cambios hormonales. En esa situación, muchas mujeres sufren episodios altos de pensamientos intrusivos y normalmente suelen ser muy violentos como matar al hijo, a ellas mismas o a otras personas. Esto genera más malestar y la depresión se acrecenta.
Cómo hacer frente a esta situación
Si son pensamientos puntuales, pasajeros que no queremos llevar a cabo, tal como llegan a la mente se van. Lo que tenemos que evitar es darles vueltas y más vueltas, pero lo más importante es no llevarlos a cabo. Es en ese preciso momento, cuando sentimos intención de cumplir el pensamiento, cuando ya tenemos que buscar ayuda profesional.
Para vencer esta situación hay que dejar pasarla y no darle importancia. Si vemos que son situaciones que se repiten mucho o que incluso sentimos satisfacción, también deberíamos ir al psicólogo.
Cuanto más nos focalicemos, más grave se volverá. Debemos ser meros espectadores, como si fuera una película o algo que alguien está contando, pero que no va con nosotros. Aprender a relativizar esos pensamientos es clave, porque se trata de situaciones inventadas que aparecen de forma aleatoria y sin sentido en nuestra cabeza.
Hay que ver si para evitarlos estamos creando manías, ya que eso puede empeorar la situación la larga. El mindfulness y la meditación suelen ayudar mucho, así como ir a terapia, hacer deporte, tener relaciones sanas, etc.