Parece que está impuesto. Los resfriados y las gripes pertenecen a los meses de frío y los golpes de calor al verano. Pero no es del todo cierto. Es normal que con el frío existan más posibilidades de resfriarnos, pero con las altas temperaturas también nos exponemos a este riesgo. Sin exagerar, en España se registran unos 2 millones de casos de resfriados en los meses de verano. Y si ya es incómodo en invierno, imagina en los meses de calor, en los que lo único que te apetece es estar en la playa o en la piscina.
¿Por qué aparecen los resfriados en verano?
Pues no hay otra causa diferente, aparecen igual que en invierno: por estar en contacto con los virus que causan el resfriado. Existen unos 200 virus distintos, siendo los más comunes los rinovirus (más frecuentes y resistentes en invierno) y los enterovirus (más frecuentes en verano). Estamos de acuerdo de que en invierno pueden aguantar mejor los virus, pero existen algunos factores que potencian la llegada de los resfriados en verano:
- El aire acondicionado. La mayoría de nosotros pasamos varias horas con el aire acondicionado encendido, tanto en el trabajo, como en el gimnasio, en los centros comerciales o en el transporte público. Y es que, además de provocar cambios bruscos de temperatura entre el exterior y el interior, reseca el ambiente y favorece a la proliferación de los virus. También debes tener en cuenta la limpieza de estos aparatos, ya que tienden a acumular polvo y gérmenes que se expulsan con el aire.
- Las bebidas muy frías. Todos lo hacemos. Bebemos agua directamente del frigorífico, tomamos refrescos con hielo, pedimos copas heladas…
- Sudamos demasiado al hacer deporte. El sudor es un proceso natural que tiene el cuerpo para regular la temperatura corporal cuando se calienta demasiado. Si sudamos mucho, paramos de hacer deporte y nos metemos en un lugar con una baja temperatura, el cambio será muy brusco. Lo recomendable es secarnos el sudor, cambiarnos de ropa e ir aclimatando el cuerpo a la temperatura ambiente.
- Existen también otros factores, como el estrés o una peor alimentación, que favorecen a que nuestro sistema inmune sea más débil.
Consejos para evitar resfriarnos
Lógicamente, debemos permanecer distanciados de personas enfermas y tendríamos que lavarnos las manos asiduamente. Aun así, a continuación te damos una serie de consejos para reducir más las posibilidades.
- Evita los cambios bruscos de temperatura. Intenta que el aire acondicionado no esté nunca a menos de 22 grados, y que la diferencia de temperatura del exterior no sea de más de 10 grados. Es decir, que ronde los 24 grados.
- Mantén humedecido el ambiente una humedad dentro de casa. Se recomienda tener al menos el 30% de humedad para mantener sanas las mucosas.
- No tomes bebidas muy frías, especialmente si tienes mucho calor o estás sudando en exceso.
- Cuida tu alimentación para fortalecer el sistema inmunológico.
- Mantente hidratado.
- Realiza ejercicio físico con regularidad.