Todo sobre la lesión del domo talar

La lesión del domo talar es mucho más allá de un dolor de tobillo. Suele ser habitual en deportistas con movimientos repetitivos como saltos o tras un esguince fuerte, pero también puede darse sin más al dañarse la unión entre el hueso tibial y el hueso del tobillo. Te contamos todos los detalles sobre esta rara y dolorosa lesión.

Es bastante probable que nunca hayamos oído hablar ni leído sobre la lesión del domo talar, pero siempre hay una primera vez, y si estamos aquí es porque puede que nos duela el tobillo, esté hinchado y creamos que lo tenemos lesionado.

El tobillo es una articulación sensible, recordemos que apoyamos todo nuestro cuerpo sobre él durante horas, y al igual que pasa con las rodillas o las caderas, cualquier crujido puede ser señal de que algo no va del todo bien.

¿Qué es y dónde se encuentra?

Ya hemos dado alguna pista, y es que se encuentra en el tobillo. Más concretamente en la unión entre el hueso de la tibia y la parte superior del hueso del tobillo, también conocido este último como astrágalo. Un dolor intenso que se produce con una sintomatología muy peculiar que veremos en el siguiente apartado.

Esta parte se daña porque está entera recubierta de cartílago y, a pesar de que es un tejido resistente y con textura gomosa, si no está en buen estado o se realizan movimientos dañinos muy fuertes y bruscos, puede dañarse.

Una lesión en el domo talar no es otra cosa, que una lesión en la articulación del tobillo. Esto se suele conocer en medicina como defecto osteocondral, y suelen surgir tras un esguince fuerte de tobillo, por eso es tan importante curar las lesiones iniciales, para que las siguientes no traigan consigo daños colaterales.

Señales y síntomas

Las señales y los síntomas de esta lesión tan particular son claros para algunos profesionales, pero aun así hace falta una serie de pruebas radiológicas para confirmarlo. Esto lo veremos en el siguiente apartado donde explicaremos el diagnostico.

  • Dolor crónico en el interior del tobillo.
  • Inestabilidad y dolor al mantenernos de pie.
  • Crujidos ocasionales en el tobillo.
  • Sentir que el tobillo que queda pillado o, por el contrario, se cede con facilidad.
  • Tobillo hinchado de forma recurrente, pero con reposo se calman.

Como siempre decimos cuando hablamos de una lesión, puede que nuestros síntomas no coincidan con estos, o puede que sí, pero no tengamos esta lesión sino otra en un lugar cercano. En los pies hay muchos huesos, tendones, articulaciones y terminaciones nerviosas, y hay que cuidarlos bien.

Diagnóstico

Será un médico especialista el que valore nuestro dolor y determine qué tipo de lesión tenemos. Para ello, lo más probable es que nos pidan una resonancia magnética y varias radiografías del tobillo, tanto de frente como laterales.

El médico preguntará por lesiones recientes, como caídas, el calzado que usamos, qué deporte practicamos, etc. Es bastante probable que haya exploración física con movimiento del tobillo. Si detecta la lesión, a veces, hay especialistas que inyectan un analgésico directamente en la articulación y pedirán un reposo de varios días.

Si vemos que la lesión no amaina y el tobillo se sigue hinchando ocasionalmente, lo mejor es ir a un especialista del pie y el tobillo. Nos pedirán más pruebas y habrá exploración física, en la cual podremos sufrir dolores.

Cada lesión es diferente, y en base a esto, el médico determinará el tratamiento más adecuado para aliviar al paciente y que pueda continuar con su vida lo antes posible.

Un hombre masajeando los tobillos

Tratamiento

En un principio, y como siempre, se ponen sobre la mesa todas las opciones que no sean pasar por quirófano. Las operaciones, aunque sean con anestesia local y estemos sanos, pueden conllevar muchos riesgos.

De momento, con la lesión clara, el experto nos dirá que podemos realizar algunos de estos tratamientos, aunque lo más eficaz es realizar varios a la vez para obtener resultados más rápidos:

  • Fisioterapia: Varias sesiones de fisioterapia pueden ayudarnos a mejorar el rango de movimiento y a fortalecer la zona para que la lesión amaine y el pie esté fuerte de cara a continuar con una vida normal.
  • Inmovilización: Depende mucho del profesional que nos atienda y del estado de nuestra lesión, pero por norma general la inmovilización se realiza con escayola o prótesis rígida. Y mientras tanto se fortalece con fisioterapia para recuperar rango de movimiento.
  • Antiinflamatorios: normalmente suelen ser vía oral, pero ya depende del profesional y lo que él vea más recomendable. Siempre han de ser antiinflamatorios no esteroides como el ibuprofeno para bajar la inflamación y reducir el dolor en la zona.

Complicaciones

Siempre decimos que cuando nos duele algo, debemos ir al especialista y no pensar que en 2 días se pasa y seguimos como si nada. Las lesiones y los dolores se acumulan y es lo que puede pasar con la lesión de domo talar, que si se complica puede provocar artritis en la articulación y eso da lugar a hinchazón y dolor crónicos.

Además, con el dolor, limitaremos nuestros movimientos, y al final estaremos perjudicando a toda la salud de nuestro cuerpo y limitando nuestra vida. Cuando la lesión se complica, el diagnóstico y los tratamientos son los mismos, por lo que mejor hacerlo a tiempo por si podemos evitarnos dolores.

¿Es necesario operar?

Necesario o no, eso solo lo determina un profesional médico junto con el afectado. La cirugía es necesaria cuando hay trozos de huesos dentro de la articulación y el cartílago está muy dañado. En la actualidad hay diferentes técnicas para esta lesión, es importante que nos expliquen en todo momento el método a usar, el tipo de anestesia, el postoperatorio, la rehabilitación, si se cura para siempre, etc.

Nosotros recomendamos la operación siempre y cuando hayamos probado todo lo anterior y el médico haya dado su visto bueno. Además, si un profesional no nos da confianza, podemos buscar otro con el que conectemos mejor en la relación médico paciente que es tan importante cuando se trata de una operación de pie.


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