Normas básicas de comportamiento en un gimnasio

El gimnasio es un lugar lleno de gente, cada uno con sus propios objetivos, rutinas y principios. Cada cual es como es y nadie es mejor que nadie. Sin embargo, el hecho de que sea un lugar que se comparte con más personas, exige una educación y unas normas mínimas para que todos puedan ejercitarse de la manera más cómoda, agradable y saludable posible.

Digamos que existen una serie de normas no escritas que debes cumplir para que la experiencia de ir al gimnasio sea tan agradable para ti, como para el resto. No obstante, si te acabas de iniciar en el mundo de las salas deportivas, no tienes por qué saberlo todo. Hoy te contamos algunas consideraciones que debes tener en cuenta para que tu presencia en el gimnasio sea satisfactoria para ti y para todos.

Normas básicas de comportamiento para ir al gimnasio

Para poner un poco de orden en el caos y sentirte más seguro en el gimnasio, es útil conocer el código de conducta básico para los asistentes al gimnasio: cosas fáciles pero importantes que puede hacer para mantener a todos, incluido a ti mismo, seguros y felices. Las reglas del gimnasio son las mismas que las reglas generales de la vida: limpia después de usar, comparte cuando sea necesario y no seas desagradable.

Trata bien el material

El material no es tuyo y no solo lo utilizas tú. Por ello, cuídalo bien para que se mantenga en buenas condiciones por más tiempo. No pongas los pies sobre los asientos ni los trates a patadas. Ese comportamiento no hablaría muy bien de ti.

Todos los demás en el gimnasio lo suplican. Limpia el sudor de las máquinas, pesas, esterillas y cualquier otra cosa que uses. Incluso si no sudaste tanto, límpialo para evitar la expansión de patógenos. Esta es la norma básica del gimnasio y reduce la mancha de gérmenes sudorosos en todo el material deportivo.

Lleva toalla al gimnasio

La toalla es un imprescindible cada vez que vas a entrenar. Entrenando se suda, pero eso no justifica que debas acomodarte en las máquinas y llenarlas de sudor. No resultaría demasiado agradable para el resto, ¿no crees? Sécate con frecuencia y pon las toallas sobre las máquinas cada vez que las vayas a utilizar.

De hecho, es posible que prefieras traer dos toallas de mano: una para limpiarte el sudor y la otra para apoyarla en las máquinas o esterillas. Esto favorecerá a que no aparezca demasiado acné en tu cara y a reducir los posibles patógenos y gérmenes sobre tu cuerpo. Lógicamente, se deben lavar las toallas al finalizar el ejercicio físico.

No llegues tarde a las clases colectivas

Las clases colectivas tienen la característica de trabajar en grupo. De ahí su nombre. Llegar a tiempo, 5 o 10 minutos antes de que empiece la clase, es una seña de educación y respeto por los demás y por el instructor.

Intenta llegar puntual o unos minutos antes para colocarte en el sitio correcto e ir calentando. En el caso de llegar tarde, pide permiso al monitor para ser educado con tu trabajo.

Ojo con el móvil

Hoy en día es frecuente que llevemos el móvil a entrenar. Ya sea para escuchar música o grabar algún ejercicio, va pegado a nosotros. Esto no quiere decir que puedas quedarte media hora sentado en una máquina contándole a tu mejor amigo lo que te ha pasado hoy en el trabajo. Este detalle no solo denota desinterés por tu rutina de entrenamiento, sino que puede entorpecer la de otras personas.

Las máquinas del gimnasio no son tuyas

Cuando termines una serie en cualquier máquina, no te quedes sentado. Levántate y aléjate para descansar. De este modo, si alguien necesita trabajar en ella, podéis compartirla.

En los gimnasios abarrotados, el material de entrenamiento también es como el oro. Esto es especialmente cierto para materiales limitados, como las barras para sentadillas y bancos para press de pecho. Si vas a hacer sentadillas, hazlo; no hagas que la gente espere a que te tomes la foto perfecta o termines de hablar con un amigo. Si no hay nadie alrededor, siéntete libre de usar lo que quieras. Pero en el momento en que la gente comience a amontonarse, sé considerado con los demás.

personas entrenando en un gimnasio

Cada material en su lugar

Sé ordenado. Devuelve siempre a su sitio el material que utilices. Asimismo, cuando cargues peso en cualquier máquina, quítalo y déjala como estaba antes de marcharte. Si no lo haces tú, tendrá que hacerlo quien venga detrás y eso no sería justo.

Esta podría ser la regla de etiqueta número uno en el gimnasio. No dejes un rastro de material deportivo detrás tuya. Si usas algo, vuelve a colocarlo donde estaba. Todos aprendimos esto en la guardería, por lo que no es tan complicado. Además, sería una molestia que alguien tuviera que cargar con demasiados kilos si no tiene la misma fuerza física que tú.

Piensa en rutinas alternativas

Es posible que las horas puntas del gimnasio se presenten con multitud de personas queriendo entrenar en la misma máquina. Si querías entrenar en la barra fija para hacer sentadillas, evitar pegarte a la persona que la está usando y encuentra una manera de modificar tu rutina. Ahorrarás tiempo y evitarás la incomodidad. Incluso podrías terminar desafiándote a ti mismo de una manera nueva y reducir la monotonía.

Siempre puedes preguntarle a la persona cuánto tiempo le queda para terminar de usar el material. Si te dice cinco minutos, genial: haz algunos movimientos de calentamiento y espera. Si dicen 30 minutos, no pierdas el tiempo y haz otra cosa.

Trate de evitar el uso de dos máquinas que estén lejos. Las superseries y los circuitos son geniales, pero no corras desde la barra de dominadas hasta el soporte de press de banca una y otra vez. Esto podría hacer que la máquina se quede libre y otra persona piense que no hay nadie usándola.

Respeta el espacio personal en el gimnasio

Los gimnasios se llenan de gente, sobre todo durante los primeros meses del año. Pero no importa cuántas personas estén entrenando en tu misma sala, debes esforzarte por respetar el espacio personal de todos.

No solo es incómodo hacer ejercicio cerca de un extraño, sino que también es peligroso: un intento fallido de levantar peso por encima de la cabeza podría acabar con un accidente a un compañero. Además, no es agradable que alguien te observe o se ponga a sudar a escasos centímetros de ti.


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