El panga no deja de ser protagonista de estudios científicos que recomiendan evitar su consumo. Desde hace unos años, los supermercados han dejado de venderlo, las residencias de mayores no lo cocinan y los comedores escolares no se lo sirven a los niños.
Algunas personas no se han enterado aún de por qué está bajando su consumo, así que te contamos un estudio que ha realizado la Universidad de La Laguna (Tenerife). Ha sido la Organización Mundial de la Salud la que empezó a poner en alerta por sus altas concentraciones en metales como el mercurio.
Su precio económico, sabor suave y textura firme y escamosa lo hacen popular en todo el mundo. Sin embargo, puede presentar un mayor riesgo de intoxicación alimentaria, así que debemos asegurarnos de cocinarlo correctamente.
¿Qué tipo de pescado es el panga?
Sin duda, el panga es uno de los peces más consumidos a nivel mundial, pero según los niveles europeos de mercurio, este no cumple la normativa. Es un pez de origen vietnamita, concretamente del río Mekong, que es uno de los más largos del mundo y también de los más contaminados.
También es conocido como basa, y es un tipo de bagre perteneciente a la familia Pangasiidae. Su nombre científico formal es Pangasius bocourti. Es posible que también hayamos escuchado que se hace referencia al pez basa como zapatero de río, zapatero vietnamita, pangasius o swai.
Su carne tiene una textura ligera y firme y un suave sabor a pescado, similar al bacalao o a la merluza. De hecho, a veces se vende como filetes de pescado deshuesados y se usa de la misma manera. Los peces panga son nativos de los ríos Mekong y Chao Phraya, que atraviesan varios países del sudeste asiático.
Debido a su popularidad y la gran demanda de exportación, también se crían en grandes cantidades en corrales que rodean el río Mekong. Esta es una de las razones por las que es tan popular es por su precio. Es barato de criar, por lo que tenemos un precio competitivo, incluso cuando se exporta al extranjero.
Posibles riesgos de su consumo
Los investigadores de la Universidad de La Laguna se han interesado en investigar el riesgo tóxico de mercurio que podría aportar el consumo de panga. Para ello, se han analizado 80 muestras de filetes congelados, que han sido almacenados en tres hipermercados diferentes y que los consumidores finales lo podían tomar en adobo o al natural.
Se ha comprobado que el panga en adobo supera las concentraciones máximas permitidas por la legislación europea en 0’5 mg/kg. «Una vez obtenidos estos datos y asumiendo un consumo semanal de 350 gramos de panga, el porcentaje de contribución a la Ingesta Semanal Tolerable (IST) de mercurio es de 32 por ciento y 27,5 por ciento para mujeres y hombres, respectivamente«, comentaba Ángel J. Gutierrez, el profesor titular del Área de Toxicología de la Universidad de La Laguna.
En general, comer cualquier tipo de pescado conlleva algunos riesgos. Esto se debe a que el pescado puede contener contaminantes de desechos industriales como mercurio y bifenilos policlorados. Estos compuestos pueden acumularse en el cuerpo y tener efectos tóxicos. Sin embargo, hay personas que creen que los beneficios de comer pescado superan cualquier riesgo potencial.
Otros estudios han encontrado que los residuos de metales pesados en el panga están dentro de límites seguros. Sin embargo, se ha sugerido que la forma en que se cría el pez y el entorno en el que vive pueden convertir a este animal en un alimento de mayor riesgo. Los estanques en los que se crían son susceptibles a la contaminación. Para controlar esto, los piscicultores tienen que usar agentes químicos y medicamentos para controlar patógenos y parásitos; estos componentes pueden afectar a los peces.
Algunos estudios han encontrado que el panga importado de Vietnam no cumple con los estándares internacionales de seguridad. De hecho, es más probable que el pescado contenga trazas de medicamentos veterinarios, incluidos antibióticos, en concentraciones que exceden los límites legales.
Un estudio también observó que el 70-80% del panga exportado a los países europeos estaban contaminados con la bacteria Vibrio, una causa común de intoxicación alimentaria. Para minimizar el riesgo de intoxicación alimentaria, asegúrese de cocinar el basa correctamente y evite comerlo si está crudo o poco cocido.
Bajo contenido nutricional
Algunos nutricionistas aseguran que comer panga cada semana no supondría un problema para la salud, en cuanto al tema del mercurio. Existen pescados como el atún, el pez espada o el tiburón que presentan unos niveles de mercurio mucho mayores que el panga, pero su valor nutricional es mucho mayor.
Al igual que otros tipos de pescado blanco, el panga es bajo en calorías y rico en proteínas de alta calidad. Una porción de 126 gramos aporta:
- Energía: 158 calorías
- Proteína: 22,5 gramos
- Grasa: 7 gramos
- Grasa saturada: 2 gramos
- Colesterol: 73 mg
- Carbohidratos: 0 gramos
- Sodio: 89 mg
Debido a su bajo contenido en calorías y alto contenido de proteínas, puede ser un alimento beneficioso para quienes están a dieta, al igual que otros tipos de pescado blanco. También contiene 5 gramos de grasas insaturadas, que incluyen algunos ácidos grasos Omega-3. Los ácidos grasos Omega-3 son grasas esenciales importantes para mantener la salud óptima del cuerpo y cerebro, especialmente a medida que envejece. Sin embargo, el panga no contiene cantidad de esta grasa, por lo que se convierte en menos recomendable.
La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda evitar el panga y apostar por otros pescados que sean más sostenibles, aporten más proteína y grasas saludables y, sobre todo, tengan un mejor sabor.
A pesar de que es un pescado barato y sin espinas, sería mejor que nuestros niños habituasen el paladar a otro tipo de sabores. Aun así, no deberíamos dejar de tomarlo por su contenido en metales, si esa es nuestra preocupación.