En el mundo de la musculación se habla mucho del consumo de esteroides anabólicos para fomentar el aumento de la masa muscular. Hay quienes catalogan esto como dopaje, pero lo que ahora es evidente es que puede provocar un daño en el hígado, llamado colestasis. Una reciente investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD) ha demostrado que el epistane causa daños hepáticos. Por suerte, ya está retirado del mercado.
Los autores muestran que el epistane aumenta la síntesis de ácidos biliares conjugados mediante la inducción de los niveles de un enzima clave para dicha síntesis, el CYP8B1, contribuyendo al aumento de ácidos biliares en el hígado. Al resultar más difícil la correcta eliminación por la bilis, se provoca la colestasis, una enfermedad que se caracteriza por la disminución o la ausencia del flujo normal de la bilis desde el hígado hasta el duodeno. De igual manera, los investigadores también han demostrado que el epistane puede interferir en las vías reguladoras mediadas por algunos receptores del hígado.
Según explica Petar Petrov, autor del estudio, «caracterizar fenómenos idiosincráticos, es decir, que no ocurren en todos los individuos, no es tarea fácil, ya que el número de casos que aparecen es bajo. Hemos analizado el perfil de los ácidos biliares de hombres jóvenes ingresados en el Hospital La Fe con colestasis tras consumir epistane, detectando un aumento de más de 60 veces en la concentración de ácidos biliares en sangre, sobre todo primarios (ácido cólico) y disminución de los secundarios«.
¿Cómo afectan los esteroides en el hígado?
Los científicos emplearon hepatocitos humanos tratados con epistane como modelo para analizar en detalle los efectos moleculares que este esteroide provoca a las células del hígado. Se ha demostrado que aumenta los niveles de ácidos biliares in vitro, particularmente de ácido cólico, y los tres principales enzimas que participan en su síntesis.
Además, el esteroide afectó al transporte de ácidos biliares que condujo a su acumulación dentro de los hepatocitos. Los ácidos biliares, en concentraciones elevadas, tienen efectos tóxicos y causan daño en el hígado.
En este estudio se demuestra por primera vez la importancia del receptor nuclear de andrógenos del hígado en el metabolismo de los ácidos biliares; además, la amplia variabilidad poblacional de los niveles del enzima CYP8B1 explicaría por qué hay personas con más riesgo y por qué no todas las que usan epistane desarrollan colestasis.
No obstante, se estima que tan solo un 6% de las personas que asisten al gimnasio tienen una relación directa con los esteroides.