¿Sabes qué es la acidosis láctica?

Un hombre tumbado en el suelo tras jugar un partido de pádel

La acidosis láctica es una consecuencia grave de un par de situaciones entre las que se encuentra la diabetes. Pero también hay otras causas que nos lleva a sufrir esta grave consecuencia y las conoceremos detalladamente a lo largo de este texto. Durante el mismo haremos hincapié en visitar al médico y en realizar un chequeo anual, ya que hay ciertas enfermedades que cuanto antes se detecten, más probabilidades hay de erradicarlas.

Muy pocos saben qué es la acidosis láctea, sus causas, es decir, qué nos hace tener esta afección tan grave, cómo se diagnostica, si tiene tratamiento o no y si la podemos prevenir. En el caso de personas sanas y sin enfermedades de riesgo como la diabetes, por ejemplo, es importante saber si la acidosis láctea se puede prevenir o somos libres salvo que suframos algunas de sus causas.

Es importante realizarse chequeos anuales o cada dos años. Cuando decimos chequeos, nos referimos a análisis completo de sangre, revisión de la vista, audiometrías, visita al ginecólogo, electro cardiograma, pruebas de resistencia pulmonar, etc.

Todo eso nos ayudará a detectar anomalías que pueden convertirse en problemas a largo plazo y ser el inicio de una enfermedad. Hay que visitar al médico, notemos algo o no notemos algo, porque el no verlo no implica que eso no esté.

¿Qué es la acidosis láctica?

Se trata de una patología que hace referencia a un estado anormal producido por un exceso de ácidos en los tejidos de la sangre. Ese ácido láctico que se encuentra en el torrente sanguíneo se produce cuando los niveles de oxígeno disminuyen en las células que se encuentran en las áreas del cuerpo donde tiene lugar el metabolismo.

Realmente existen dos tipos de acidosis y será el médico quien determine cuál sufrimos, aunque a continuación vamos a explicar brevemente cada tipo para saber si según nuestro estilo de vida o condición médica podemos o no sufrir acidosis:

  • Acidosis diabética: surge cuando hay una acumulación de cetónicos o ácidos en nuestro cuerpo. También cuando se sufre diabetes hiperclorémica, que surge como consecuencia de una pérdida excesiva de bicarbonato de sodio en el cuerpo.
  • Acidosis láctica: el exceso de ácido láctico y puede surgir por malos hábitos de vida, como el alcoholismo o trastornos de la alimentación.

Un hombre sentado en el suelo respirando fuerte

Principales causas de la acidosis láctica

Toda enfermedad o afección que tiene que ver con la salud tiene una serie de causas a las que a veces no le damos importancia, o incluso las provocamos nosotros mismos sin ser conscientes de las posibles consecuencias que vendrán.

  • Beber alcohol en exceso.
  • Insuficiencia hepática.
  • Realizar ejercicio físico hasta la extenuación.
  • Sufrir convulsiones.
  • Tener diarrea aguda.
  • Cáncer.
  • Sida.
  • Cirrosis.
  • Envenenamiento por cianuro.
  • Insuficiencia renal y/o respiratoria.
  • Sepsis (es una infección grave).

Algunas de estas causan dependen únicamente de nosotros mismos, nuestro estilo de vida y nuestras decisiones, por lo que volvemos a recomendar una dieta variada y equilibrada acompañada de unos hábitos de vida saludables alejados de los vicios y los excesos.

Estos son sus síntomas más comunes

Si vemos que algunas de esas causas encajan con algunos sucesos recientes y/o con nuestro estilo de vida, es hora de conocer los síntomas más comunes de la acidosis láctica para hacer un pequeño diagnóstico, pero lo más importante es ponernos en manos de un médico a la mayor brevedad posible.

  • Tener la respiración muy acelerada.
  • Hiperventilar con frecuencia.
  • Hacer respiraciones profundas y agitadas.
  • Sentir cansancio crónico.
  • Tener dolores y molestias leves y moderadas en huesos y articulaciones.
  • Sentirnos irritables.
  • Sufrir desordenes gástricos.

Hay algunos que no tienen por qué corresponder con la afección protagonista de este artículo, simplemente podemos tener un mal día, estar cansados por llevar varios días trabajando mucho o durmiendo poco, sentir respiraciones aceleradas por estrés, nerviosismo o miedo a ciertos cambios, etc.

Cuando hablamos de síntomas nos referimos a que pueden darse todos esos juntos, o solo algunos, o solo uno, e incluso puede que nuestro caso sea raro y no coinciden los síntomas.

Un médico con los brazos cruzados

Diagnóstico y tratamiento de la acidosis láctica

Será el endocrino quien determine si padecemos o no esta afección, qué tipo tenemos y cómo remediarlo. Para ello llevará a cabo una serie de pruebas que son mediciones de gases en sangre, control de la concentración de electrolitos, realizar una brecha aniónica, una brecha delta calculada y medir el nivel de lacto en sangre.

Con respecto al tratamiento, lo primordial es detectar qué lo ha provocado. Para ello hay que irse al origen, es decir, a las causas y aquí es donde recomendamos no mentir al médico ni guardarnos información. Ya que su diagnóstico y tratamiento irá en base a las pruebas y a la información que le daremos nosotros como pacientes.

Hay terapias alternativas con suplementos vitamínicos, pero no recomendamos automedicarnos, sino ponernos en manos de un profesional y no poder (tontamente) en riesgo muestra vida.

Hacemos hincapié en llevar un estilo de vida saludable y alejarnos de las grasas saturadas y grasas trans, dejar de lado la bollería industrial, los ultraprocesados, no tomar aceites refinados, reducir el consumo de azúcar y de sal, realizar actividad física moderada al menos 30 minutos al día unas 3 veces por semana como mínimo.

¿Se puede prevenir?

Volvemos a repetir lo de la vida saludable, es la única forma de prevenir multitud de enfermedades, infecciones y problemas de salud que podemos sufrir en el día a día. Con respecto a la acidosis láctica, la única forma de prevenirla es no sufrir esas causas que la desencadenan, por lo tanto, no tomar alcohol, al menos no en exceso y de forma constante.

Para el resto de causas, lo mejor es consultar con un médico especialista. Solo él sabrá guiarnos de la mejor forma posible para tener una vida sana y plena, sin llegar a obsesionarnos.

Por norma general, si no tenemos problemas de base como enfermedades o complicaciones pulmonares ni renales, no se debería desarrollar una acidosis grave (del tipo que sea). Pero lo mejor es no confiarse, así que mejor prevenir que curar, y con un simple chequeo anual nos ahorramos muchos disgustos.


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