2 recetas de limonada con algo más que limón

En numerosas ocasiones, los dietistas-nutricionistas aconsejan incorporar la limonada en nuestra dieta. Especialmente, se recomienda a personas que dicen no gustarle el agua por su sabor inexistente o a aquellas que tienen una dependencia de los refrescos en las comidas.

Quizá relacionamos tomar limonada con las épocas calurosas del año, pero es una bebida que aporta tantos beneficios en nuestro organismo que podemos tomarla siempre que queramos. En esta ocasión os traemos unas limonadas en las que no solamente usamos el limón como ingrediente principal. Así se te harán menos aburridas y quedarán perfectas de color para tus fotos de Instagram.

Nosotros siempre vamos a evitar añadir azúcares o edulcorantes, preferimos quedarnos con los azúcares que aporte cada fruta; en caso de saberte muy ácida puedes echarte un poquito de stevia para endulzar.

Limonada de sandía

Si bien es cierto que comprar sandía es difícil durante el año, podemos guardar esta receta para cuando se acerquen los meses de calor. La sandía es una de las frutas que mayor agua contienen, por lo cual es una buenísima opción para mantenernos hidratados de forma ligera.

Para realizar esta limonada de sandía vamos a necesitar: un kilo de sandía, unas 20 hojas de menta fresca, el zumo de tres limones, un litro de agua y mucho hielo (picado a ser posible). Si quieres darle un toque diferente, puedes incorporar agua con gas, en lugar de agua natural.

Su preparación es bastante sencilla: quítale la piel y las pepitas a la sandía y cortarla en trozos. Por otro lado, lava las hojas de menta y machácalas un poco con un mazo de madera.
En una batidora, pon los trozos de sandía, el agua y el zumo de los limones. Bate hasta que quede una mezcla homogénea y vacíala en un recipiente junto a las hojas de menta. Puedes optar por poner los hielos en cada vaso o directamente en el recipiente de la mezcla.

Limonada de piña y jengibre

Estamos frente a la limonada más diurética de todas. La piña es rica en vitamina C, potasio y antioxidantes; por otro lado, el jengibre nos ayudará a mejorar nuestra digestión y circulación sanguínea. Es probable que no tengas integrado el jengibre en tu dieta porque no termine de gustarte su sabor, aquí ni lo notarás.

Vas a necesitar: una piña mediana o un bote de piña pelada, 30 ml de zumo de limón, un trocito de jengibre fresco y un litro de agua. Aquí volvemos a darte la idea de añadir agua con gas, pero no abuses para no hinchar tu estómago de forma innecesaria.

Para preparar la limonada:  En caso de tener la piña pelada, trocéala. Pela y pica el jengibre. Exprime el zumo de limón (mejor natural que usar el que viene en bote). En una batidora, pon todos los ingredientes y triturar bien hasta conseguir una mezcla homogénea. Pasa la mezcla por un colador para que quede totalmente pura y sin grumos.
Es posible que esta combinación te resulte un poco ácida, opta por echar un poquito de stevia si lo necesitaras. Pon hielo al gusto y disfruta.


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