Niños y deporte: ejercicio jugando

Equipo de fútbol

El beneficio del ejercicio físico es incontestable en cualquier etapa vital, incluida la niñez. Sin embargo, a edades tempranas se tiene algún tipo de apuro en inculcar una determinada actividad deportiva a un niño por si sus efectos pueden llegar a ser contraproducentes. Hemos llegado a ver modalidades como gimnasios para niños o incluso un intento con el crossfit. Pero, ¿cómo se actúa ante esto como padre?

Lo único cierto es que el sedentarismo se ha establecido en la sociedad infantil de una manera atroz, y en la actualidad el auge de las nuevas tecnologías han separado a los niños de un ejercicio aeróbico que se realizaba sin esfuerzo alguno y sin reparar si era ejercicio o no: el juego.

Por ello, hoy ofrecemos varias reflexiones acerca del asunto, todas bajo la conclusión de que a un menor la clave no estará en la carga física, sino en el disfrute y el rendimiento aeróbico asociado a esto.

El deporte es socialización

Como en todos los aspectos de la vida, aprender en sociedad es algo más ameno y sencillo. Pues algo parecido pasa con el deporte. Conforme a esto, no será momento de menospreciar el tenis o la natación como deportes, por ejemplo, pero sí ensalzar la figura de un deporte de equipo, de unos entrenamientos y de un entrenador como clave en el desarrollo físico, social y mental del niño.

Deportes como el baloncesto, el balonmano o el fútbol no solo ayudarán al crío a salir de casa, dejar a un lado la videoconsola e iniciar una vida sana, sino también aprender lo que es el compañerismo, la competición, ganar amigos y disciplina.

Además, el amor por un deporte es algo duradero y longevo, que podrá hacerse extensible a otras prácticas deportivas. No será necesario acertar con el primer deporte que se practique, y equivocarse está permitido, pero sí será clave enganchar al joven con el gusanillo del deporte, sea cual sea el que quiera practicar.

Niños jugando al fútbol

La preparación en manos de un profesional

Otro de los grandes quebraderos de cabeza de un padre o una madre ante el deporte que deba practicar un pequeño reside en los consejos. ¿Me lo llevo a correr? ¿Lo llevo al gimnasio para que conozca aquello? La solución es que el niño decida, y una vez decida pase la responsabilidad al entrenador y el club al que vaya.

Es hasta una relajación valorar que un profesional acreditado sea el encargado de su ejercicio. Tres veces en semana, el chaval disfrutará del deporte con matices de exigencia y con una figura a la que respetar. Luego de entrenamientos semanales el fin de semana será el punto álgido, con un partido donde demostrar lo aprendido. Todo son ventajas.

La elección es suya

Las actividades extraescolares no han hecho más que aumentar en los últimos años. Actualmente el abanico de deportes y actividades para los más pequeños es enorme, por eso el niño podrá decidir qué practicar, y debe hacerlo por sí solo.

De nada importa que hayas jugado tú al fútbol y quieras que tu hijo lo haga. Apuntarle a una actividad sin su beneplácito solo hará que pierda tiempo y termine aburrido y desencantado con el deporte.

¿Lo mejor? Encajar una actividad en el ámbito del mismo colegio, donde junto a sus amigos comience a hacer deporte. La educación y el deporte serán departamentos estancos, que unidos entre sí fraguarán una educación física, mental y sobre todo en valores.

Niña con pelota baloncesto

Nada de presión

Por último, es fundamental resaltar algo que parece evidente pero que se traspasan los límites continuamente: tú eres el padre de tu hijo, no su manager.

En muchísimas ocasiones, los padres terminarán por añadir presiones extra a las que ya tiene el crío al hacer una actividad deportiva. A todos nos encantaría tener un hijo deportista de élite y sería un honor, pero no es el momento de plantearlo. El principal objetivo es disfrutar y que disfrute.

Esto no está reñido con ir a verle a sus partidos y animarle, ya que es una gran manera de recompensar su esfuerzo, pero siempre sin incentivar una competición innecesaria con sus compañeros o una presión extra a su entrenador. La jerarquía y el orden ya la recibe por parte de su formador.

Dicho todo esto, queda más que claro que el deporte es todo beneficio para un pequeño, y que la amplia diversidad de actividades que hay hoy día le permite elegir con conciencia acerca de un sinfín de prácticas. Disfrutar es lo fundamental.


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