¿Duele quitar un ojo de gallo en el pie?

Una mujer con callos en los pies

Existen muchos tipos de callos, pero la gran mayoría son casi indoloros y se quitan como mucha facilidad, pero luego hay otros que, en lugar de salir hacia fuera, van hacia dentro pudiendo incluso llegar al hueso. Este tipo de callos son verdaderamente dolorosos y pueden incluso impedirnos andar si no podemos remedio rápido. Se les conoce como callo ojo de gallo o callo clavo.

Muchas veces no le echamos cuenta a los callos ni a la salud de los pies en general, y eso que son nuestro medio de transporte y nos tienen que durar toda la vida en el mejor estado posible. Una mala salud en los pies afecta a nuestro día a día, al desempeño de nuestras tareas, a nuestra independencia, a nuestra autoestima, etc. Es por esto por lo que hoy venimos a hablar sobre uno de los callos más dolorosos y peligrosos.

Los callos que crecen hacia dentro son bastante molestos y pueden llegar incluso al hueso. A estos callos se les conoce de varias formas, pero la más famosa es ojo de gallo. Se trata de una afección que comienza en la capa más exterior de nuestra piel como un callo normal, pero que, en lugar de quedar ahí, se va introduciendo al interior de nuestro cuerpo. Suelen surgir en zonas donde hay mucha presión, fricción y, evidentemente, hay hueso.

A lo largo de este texto vamos a explicar cómo surgen estas callosidades tan dolorosas, cuáles son sus causas, síntomas y si hay remedios caseros más o menos fiables. También daremos algunos trucos para prevenirlos, pero este texto no es un texto médico, por lo que recomendamos la visita a un podólogo antes de que sea tarde.

¿Qué es el callo ojo de gallo?

Un tipo de callo que mientras se forma no duele, ni molesta ni se nota en absoluto, pero de repente ponemos el pie en el suelo y no podemos andar. Se trata de un callo clavo, una callosidad que ha crecido hacia dentro del pie y que casi siempre suele afectar a la zona plantar, justo debajo de los dedos. Normalmente surgen entre el cuarto y el quinto dedo, pero pueden salir en otras zonas, allá donde haya mucha presión.

A este tipo de callos se les llama helomas y para entender su existencia hay que profundizar un poco. La capa de piel más externa de nuestro cuerpo está formada por queratina y está constantemente renovándose, además, actúa como primera barrera de protección contra el mundo exterior. A veces, en esa maquinaria tan perfecta y compleja, surgen errores que se conocen como queratopatías que son lesiones que afectan a la renovación de la queratina de la piel.

El callo ojo de gallo o callo clavo es una queropatía y tiene forma redondeada, nace en un núcleo óseo, con un centro muy claro, son duro y bastante dolorosos a la presión, precisamente porque crecen hacia el interior de nuestro cuerpo. Una vez los detectamos, recomendamos acudir a un podólogo para que nos lo retiren de inmediato.

Los callos y las callosidades no son lo mismo.

  • Los callos son más pequeños y más profundos que las callosidades y tienen un centro duro rodeado de piel inflamada. Pueden ser dolorosos cuando se ejerce presión sobre ellos. Los callos duros suelen formarse en la punta de los dedos de los pies o en el borde externo del dedo pequeño del pie. Los callos suaves tienden a formarse entre los dedos de los pies.
  • Las callosidades no suelen ser dolorosas y tienden a formarse en lugares en los que se ejerce presión, como los talones, la parte anterior de las plantas de los pies, las palmas de las manos y las rodillas. Pueden tener diferentes tamaños y formas, y suelen ser más grandes que los callos.

Pies con callos por el uso de calzado inadecuado

Causas del callo clavo

Dado que es un callo tan complejo y dolorosos, muchas personas se preguntan por qué les ha pasado eso, y es que el ojo de gallo tiene unas causas muy concretas y a las que hay que echar cuenta si queremos evitar que nos salga uno. Además, al final del texto daremos algunos consejos para prevenir su aparición.

  • Zapatos demasiado estrechos. Usar zapatos que no nos quedan bien con calcetines delgados o sin calcetines, por ejemplo, puede ser responsable de aplicar una presión excesiva en los pies. Los tacones altos, que en la mayoría de los casos están diseñados para la moda y no para la comodidad o la practicidad, suelen ser los peores infractores.
  • Muchas horas de pie. Los altos niveles de actividad, especialmente aquellos que ejercen presión sobre los pies, también pueden contribuir a los callos. Los corredores y atletas, por ejemplo, o aquellos que caminan en lugar de conducir son más propensos a tener callos hacia dentro.
  • Pies engarrotados. Si usamos zapatos que nos hacen tener los pies engarrotados, es normal que aparezcan callos por culpa del roce con los otros dedos del pie.
  • Mala alineación del hueso. Las deformidades óseas también pueden ser responsables. A veces, una deformidad ósea resultará en la aplicación de un exceso de presión en ciertas áreas del pie, especialmente si la forma de andar de una persona se ve alterada como resultado de la deformidad.
  • Pisada incorrecta. No pisar adecuadamente puede hacer que se modifique nuestra pisada y cause callosidades en determinadas zonas del pie por un exceso de uso.
  • Falta de hidratación. También, beber poca agua hace que la piel esté más seca y sea más propensa a irritaciones o durezas.

Será el podólogo el que nos indique qué calzado debemos usar, qué crema de hidratación es más recomendable, cómo mejorar nuestra pisada, etc. Solo así retrasaremos la aparición del callo ojo de gallo, ya que, si somos propensos a él, solo podemos retrasar su regreso tras la retirada que nos realiza el podólogo.

Síntomas de estas callosidades

Se trata de una afección muy dolorosa sobre todo cuando ya está avanzada, es decir que ya está avanzando en el interior de nuestro pie en dirección al hueso. El ojo de gallo tiene una serie de síntomas muy claros y que lo hacen fácilmente detectable:

  • La ubicación del callo ojo de gallo está en el punto de más presión del pie, normalmente bajo los dedos, a veces aparece bajo el dedo gordo si los pies están engarrotados.
  • Un callo de color amarillo y circular con un centro muy bien definido.
  • Es una callosidad dura.
  • Tiene forma redondeada muy clara.
  • Dolor, molestias e incomodidad.
  • La zona está amarillenta, y esto es debido a la acumulación de células muertas en la zona.

Cuando el podólogo procede a quitarlo queda un hueco que el propio cuerpo tarda varios días en rellenar. Dependiendo de lo avanzado que estuviera, el huevo será más pequeño o más grande, a veces, al ser un huevo tan grande se requiere el uso de antibióticos.

Si este callo llega al hueso, el dolor es insoportable y ahí sí que requiere de intervención quirúrgica, pero por norma general, cuando vemos que nos duele, terminamos yendo al médico, así que es muy raro que lleguemos al límite de que el ojo de gallo toque hueso.

A veces como solución drástica se procede a limar el hueso para que no vuelvan a suceder este tipo de callosidades tan molestas, sobre todo para personas mayores o en casos muy concretos donde el ojo de gallo se sucede una y otra vez.

Un podólogo masajeando los pies

¿Pueden salir en las manos?

Todos los callos son causados ​​por movimientos repetitivos que producen fricción en la piel. Con el tiempo, las células muertas de la piel se acumulan y endurecen sobre las nuevas como mecanismo de defensa para proteger la piel debajo del callo.

En las manos pueden aparecer por varios motivos:

  • Escribir. Un callo de escritor, también llamado bulto de escritor, aparece entre dos de los dedos en el espacio donde normalmente agarra un bolígrafo o un lápiz. Esto suele ocurrir entre el dedo medio y el anular.
  • Gimnasio. Los callos que se producen al agarrar y levantar pesas sin guantes a veces se denominan manos de gimnasio. Estos callos generalmente se encuentran en la cresta de la piel de las palmas de las manos, justo debajo de los dedos, donde se produciría la fricción al agarrar un peso repetidamente.
  • Mano de obra. El trabajo físico a menudo puede provocar la formación de ojo de gallo en diferentes puntos de las manos. El agarre de la palma de la mano, así como las yemas inferiores de los dedos, pueden tener callos al trabajar la madera, balancear un martillo, levantar cajas y otras formas de trabajo que requieren mucha mano de obra.
  • Tocar una guitarra. Los callos de guitarra normalmente se encuentran en las yemas superiores de los dedos si se practica con frecuencia. De hecho, los callos pueden contribuir a tocar la guitarra con éxito.

Los callos no aparecen sin razón, pero algunas personas pueden ser más propensas a desarrollarlos que otras. Si parece que hemos desarrollado ojos de gallo en las manos de la nada, debemos pensar en qué usamos las manos y si ha habido algún cambio en la actividad. Lo más probable es que haya una razón para que el callo haya aparecido.

¿Cómo eliminar un ojo de gallo en casa?

Los científicos han descubierto que los callos ofrecen protección al pie mientras caminamos, sin comprometer la sensibilidad táctil o la capacidad de sentir el suelo. Eso contrasta con los zapatos acolchados, que brindan una gruesa capa de protección, pero interfieren con la sensación de conexión con el suelo.

Los callos son normales y pueden tener algunos beneficios. Sin embargo, las personas con ciertas afecciones médicas, como la diabetes, no deben andar descalzas ni dejar que se acumulen callos. Los callos generalmente se desarrollan en las plantas de los pies o en las manos. La piel se espesa y se endurece para protegerse de la presión o la fricción. Por lo general, desaparecen en 1 a 2 semanas una vez que se elimina la causa.

Como decimos desde el principio, el ojo de gallo debe tratarlo un especialista, pero si ya estamos acostumbrado a estas callosidades, entonces ya sabemos detectar cuando están a punto de aparecer. Es en ese momento cuando podemos iniciar alguno de los remedios caseros que decimos a continuación, pero si vemos que el callo sigue avanzado como un tornillo o clavo hacia el interior de nuestro pie, entonces debemos ir a un profesional.

Uno de los remedios es introducir el pie afectado en un barreño con agua fría, hielo, sal y vinagre de manzana durante 20 minutos. Al principio será duro meter el pie ahí, pero conseguiremos que la dureza se reblandezca y nos sea más fácil exfoliarlo.

El aceite de ricino es otra gran solución. Podemos masajear la zona usando ese aceite, ya que cuenta con propiedades antibacterianas y nos ayudará a limpiar toda la zona dañada. Aunque nosotros solo veamos un círculo de color amarillo, no deja de ser una zona con daño.

También podemos usar piedras pómez o limas de metal para recortar el callo. Este tratamiento es más efectivo después de remojar los pies en agua tibia. Las almohadillas para zapatos y los zapatos con más soporte y acolchado también se pueden usar para aliviar la presión en las áreas problemáticas.

Remedios caseros

Lo primero es acudir a un podólogo para que nos de las indicaciones adecuadas. Si no indica lo contrario, el tratamiento profesional se puede complementar con el uso de algunos remedios naturales que ayudan a reducir el dolor que provocan las callosidades y a relajar los pies. Además, no duele eliminar el ojo de gallo con estos remedios.

Entre los remedios caseros para el ojo de gallo en el pie más efectivos, están:

Manzanilla

La manzanilla puede ayudar a acelerar la curación de la piel, ya que tiene propiedades antiinflamatorias, calmantes y suavizantes. Para usarlo como tratamiento para el ojo de gallo en el pie, se deben seguir los siguientes pasos:

  • Preparar 2 infusiones de manzanilla y dejar enfriar.
  • Verter las infusiones en un recipiente.
  • Sumergir los pies y dejarlos en remojo durante unos 15 a 20 minutos.
  • Finalmente, aclarar con agua tibia y secar muy bien con una toalla.

Vinagre de manzana

Otro de los mejores remedios caseros para quitar el ojo de gallo en el pie es el vinagre de sidra de manzana, y este producto tiene propiedades antisépticas que ayudan a prevenir infecciones y suavizar la piel de los callos.

  • En un recipiente, verteremos 1 litro de agua, un tapón de jabón neutro y dos cucharadas de vinagre de sidra de manzana.
  • Removeremos bien para mezclar todos los ingredientes.
  • Remojaremos los pies en la mezcla durante al menos 15 minutos.
  • Enjuagaremos con agua tibia y secaremos.

Crema de caléndula

La crema de caléndula ofrece una hidratación profunda de la piel y además esta planta ayuda a regenerar mucho más rápido los tejidos de la piel que han sido dañados. Destacan sus propiedades regeneradoras y cicatrizantes.

Solo tenemos que comprar una crema de caléndula en farmacias o tiendas naturistas y aplicar un poco de ella sobre los callos todos los días.

Aceite de árbol de té y aceite de oliva

El aceite de árbol de té es un gran protector natural de la piel, tiene propiedades antisépticas y antiinflamatorias, oxigena las células y estimula su regeneración . En combinación con el aceite de oliva, puede ser un gran remedio natural para tratar el ojo de gallo.

  • Haremos una mezcla que contenga 98 % de aceite de oliva y 2 % de aceite esencial de árbol de té.
  • Aplicaremos la mezcla sobre el callo.
  • Dejaremos actuar sin aclarar.

Hiedra común

La hiedra es una planta con una gran acción cicatrizante y antibacteriana que ayuda a reparar más rápidamente la piel dañada.

  • En un bol, mezclaremos 100 gramos de vinagre de sidra de manzana y 10 hojas de hiedra frescas.
  • Dejaremos reposar la mezcla durante 24 horas.
  • Pasado ese tiempo, trituraremos las hojas de hiedra.
  • Colocaremos las hojas trituradas sobre el ojo del gallo y las sujetaremos con una venda, dejándola reposar toda la noche.

Tratamientos médicos

Cuando se presenta un ojo de gallo en el pie que produce dolor, es importante acudir al podólogo para tratarlo médicamente. Inicialmente se lleva a cabo un tratamiento médico conservador que puede incluir lo siguiente:

  • Limpiezas periódicas o podologías realizadas por el podólogo para reducir la acumulación de queratosis y tratar de eliminar las callosidades.
  • Utilización de otro tipo de calzado, en concreto zapatos anchos, sobre todo en la parte delantera, que tengan una suela blanda y acolchada para que el paciente pueda caminar sin sentir tanto dolor y la presión a la que se ve sometido el pie previamente. De hecho, existen zapatos con anchos especiales y materiales elásticos indicados para personas con esta lesión.
  • El podólogo puede confeccionar ortesis de silicona, que son una especie de protectores que se elaboran manualmente para que tengan la forma que se adapte a la anatomía del pie de cada paciente y sus necesidades. Estos dispositivos ayudarán a corregir las posiciones anormales de los dedos y evitarán el roce continuo entre las prominencias óseas.

Si los tratamientos caseros no son efectivos, un médico puede ayudarnos a tratar este tipo de callo. Normalmente hay dos métodos principales para tratarlos. Lo primero es quitar la piel gruesa del callo con un bisturí. La segunda es aplicar parches o cremas que contengan un 40 por ciento de ácido salicílico sobre el callo. Este último es más efectivo cuando se vuelve a aplicar diariamente y cuando se usa después de usar una piedra pómez o una lima de metal para eliminar el callo.

¿Cómo prevenir el callo ojo de gallo?

Para prevenir el ojo de gallo es conveniente tener unos buenos hábitos y cuidarnos los pies igual de bien que nos cuidamos la piel de la cara, por ejemplo. Vamos a dar algunos consejos básicos para prevenir estas dolencias, pero si vemos que ya nos duele al caminar, lo mejor es acudir a un profesional.

  • Lavar bien los pies en cada ducha o baño.
  • Raspar semanalmente con piedra pómez.
  • Usar cremas de alta hidratación en los pies.
  • No usar calzado apretado. Utilizar zapatos que tengan amplio espacio para los dedos. Si no podemos mover los dedos, los zapatos son muy ajustados. Le podemos pedir a un zapatero que nos los estire en la parte que nos aprietan o pinchan. Compraremos calzado cuando los pies estén más hinchados, generalmente al final del día. Si usamos órtesis y plantillas, nos aseguraremos de tenerlos cuando nos pruebes el calzado en la tienda.
  • Usar calcetines transpirables.
  • Reducir o no usar tacones.
  • Utilizar recubrimientos de protección. Usar plantillas de fieltro, plantillas para callos no medicinales o vendas en las zonas de roce del calzado. También podemos probar separadores de dedos o colocar un poco de lana de oveja entre los dedos del pie.
  • Si tenemos pies engarrotados consultar otras soluciones.

Para prevenir los callos a largo plazo, un médico puede recomendar que usemos un tipo diferente de calzado que se adapte mejor a la forma del pie y al arco del pie. También es posible que se examine la forma de andar y determinar si es por eso que desarrollamos callos de ojo de gallo. Si una deformidad ósea está causando los callos y otros síntomas, un médico puede sugerir una cirugía para corregirla.


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