Durante años, la ciencia no se interesó por el tejido que recubre los músculos, órganos y nervios. Se centraban en investigar el dolor, la recuperación y el movimiento, sin tener en cuenta la fascia. Por suerte, los entrenadores profesionales y los científicos le dan prioridad a este arma secreta, tanto dentro como fuera del gimnasio. Si la cuidas correctamente, tu cuerpo tendrá un mejor rendimiento mientras entrenas y sufrirás menos dolor en general. Sin lugar a dudas, la fascia es uno de los sistemas más importantes del cuerpo humano, ya que es la unión de todos los sistemas.
Si alguna vez has usado el Foam Roller o has intentado alguna terapia con masaje, te has estado tratando la fascia, incluso sin darte cuenta. En el caso de que quieras llevar este tratamiento al siguiente nivel y eliminar el dolor muscular por completo, realmente necesitas saber cómo funciona la fascia.
¿Qué es la fascia y cómo funciona?
No es fácil entender este tejido, así que lo compararemos con una naranja. Imagina que la cáscara es tu piel. Justo debajo de la cáscara hay una sustancia blanca (como una gasa) que rodea cada gajo de naranja y asegura que mantenga su estructura esférica. Esa sustancia fina es la fascia, y se trata de una envoltura conectiva hecha de glicoproteínas gelatinescas que absorben agua, colágeno y otras células. Su función principal es mantener los músculos, articulaciones, tendones y huesos en su sitio.
La fascia está presente en todo tu cuerpo, ya que cubre todos los músculos. Cuando se tensa en lugares equivocados, se genera dolor. Estoy segura de que has sentido este dolor antes; de hecho, todas esas veces que terminaste un entrenamiento intenso y apenas podías subir las escaleras.
6 problemas que puedes mejorar entrenando la fascia
Es muy posible que hayas experimentado dolor y que lo hayas solucionado con algunas sesiones de Foam Roller. Hacerlo correctamente ayuda a destensar las zonas dañadas, relajándolas y alisándolas. Aun así, te damos 6 consejos para que puedas remediar otros problemas relacionados íntimamente con la fascia.
Evita los dolores de cabeza
Toda la culpa la tiene tu escritorio. Ese dolor punzante en las sienes se relaciona con la fascia del cuello irritado. Cuando la cabeza y los hombros se desplazan hacia adelante, en lugar de mantenerse alineados con la columna vertebral, los músculos (y la fascia que los cubre) de la base de la cabeza se tensan. A su vez, los que controlan los hombros se debilitan. Por otra parte, las fibras pectorales también se tensan, empujando tus hombros más hacia adelante. Todo ese combo provoca dolores de cabeza por la tensión soportada.
Prueba a reforzar los músculos de los hombros y espalda.
Recupera tu forma atlética
Aunque tu cuerpo te diga algunos días que es mejor quedarse en casa, tus días como atleta no han terminado. Es cierto que algunos días sientes que te quieres morir, sobre todo porque no has estado entrenado tu fascia. Los científicos descubrieron que el tejido fascial almacena más energía cinética que cualquier otro tipo de tejido. De hecho, la elasticidad de la fascia (en los gemelos) es la fuerza motriz que permite a los canguros hacer saltos de 9 metros. Debido a esta relación, los expertos creen que el entrenamiento pliométrico hace que la fascia sea más duradera y resistente al aumentar su densidad.
No te pierdas: ¿Qué es un entrenamiento pliométrico?
Dolor crónico del pie
Quizá el nombre «fascia» lo conocías por problemas como la fascitis plantar. Esta lesión se trata de la aparición de dolor en el talón debido a la fascia inflamada en la planta del pie. Es bastante común en corredores y afecta a dos millones de personas cada año. Lo normal es que se deba a una opresión de la pantorrilla o pies planos.
Dolor de espalda
Para muchas personas, la zona que se encuentra entre la columna torácica (centro) y lumbar (parte inferior) es una pesadilla. La fascia restringida en cualquier parte, sobre todo en los isquiotibiales o cuádriceps, puede provocar problemas en esta parte. Si tu trabajo consiste en estar en un escritorio, es probable que tengas problemas en el psoas, un músculo de los flexores de la cadera que te permite levantar la rodilla.
Estira los flexores de la cadera (pruebe la postura de la paloma) y realiza estiramientos con foam roller en los isquiotibiales al menos dos veces por semana.
No te pierdas: 5 ejercicios para estirar el psoas
Problemas para moverse después de una lesión
Después de pasar por quirófano o sufrir una lesión grave, tu cuerpo forma tejido cicatricial a base de colágeno que puede reemplazar la fascia sana. Esto hace que las fibras normales se alineen de manera paralela entre sí. Asimismo, el tejido cicatricial se desarrolla de manera casual, limitando la capacidad de los músculos para alargarse y contraerse.
Así que una vez que la zona lesionada se haya curado, empieza a incluir técnicas suaves de masaje, como deslizar la piel hacia adelante y hacia atrás durante varios minutos y varias veces al día.
Rigidez de las articulaciones
La tensión en los músculos y la fascia que la recubre puede hacer que las articulaciones se vuelvan rígidas y haga que tu cuerpo cambie la manera de moverse. A largo plazo esto podría generar lesiones. Por ejemplo: los gemelos apretados reducen la capacidad de los dedos de los pies para flexionarse hacia la espinilla, por lo que se cambia tu modo de andar.