¿Sigues creyéndote alguno de estos mitos sobre la hidratación?

hombre bebiendo agua

Como en cualquier ámbito saludable, la hidratación tiene numerosos mitos a su alrededor, como beber ocho vasos de agua al día. La hidratación no es solamente hincharnos a agua, sino que es importante entender su papel en la orina, el sudor, el sodio y el potasio. Y, aunque te resulte raro, no solamente se trata de lo que bebes, sino de lo que comes.

Entiendo que el concepto de hidratarnos puede parecer difícil, pero la realidad es que es más fácil de lo que crees. A continuación te exponemos algunos mitos, que posiblemente sigas creyendo a día de hoy, y que deberías desterrar.

Puedes estar saludable sin una buena hidratación

Evidentemente, no. Hasta la deshidratación más leve puede afectar al rendimiento físico y cognitivo, además de a la salud en general.

Estar bien hidratados podría compararse con una piscina llena de agua, en la que tus células nadan alegremente. La deshidratación disminuye esa cantidad de líquido de la circulación sanguínea, y hace que tu corazón trabaje más. Por lo que tu cuerpo tardará más en enfriarse y aparecerá la fatiga muscular.

Además, la sangre se vuelve más viscosa, más gruesa, y más concentrada; algo que no es nada favorecedor para la circulación.

La hidratación se puede conseguir mediante el agua potable

Tu balance de hidratación depende de la cantidad de sudor, la alimentación, la temperatura y la humedad. Una dieta saludable puede llegar a proporcionar alrededor del 20% de la ingesta de líquidos. Por ejemplo, la sandía, el melón, el pepino, las manzanas, las uvas o el brócoli favorecen a que ingieras más líquidos. Además, puedes añadir limón, piña o naranja al agua para darle un toque especial e incrementar la hidratación.

Hay estudios que demuestran que si bebes líquidos con sabor, beberás más.

Tienes que evitar los alimentos salados para estar bien hidratado

Basta ya de mirar con recelo al sodio. Este nutriente no es malo y, de hecho, es importante para sobrevivir, ya que tu cuerpo no puede producirlo por sí mismo. Su función es aumentar el volumen de la sangre y, si eres una persona activa, es algo importante. Tener un volumen equilibrado de sangre ayuda a que la piel regule la temperatura, absorba nutrientes y suministre oxígeno a los músculos que están entrenando duramente.

Cuando sudamos u orinamos, el sodio es el mineral que perdemos en mayor cantidad, por lo que es necesario un buen reemplazo para una hidratación adecuada. Y, ¿qué sucede cuando sudamos y no recuperamos la hidratación?

  • 1 a 2% de pérdida de agua corporal provoca una función aeróbica deteriorada. Disminuye nuestra capacidad de trabajo.
  • 2% de pérdida de agua corporal hace que tengamos sed, aumento del ritmo cardíaco, irritabilidad.
  • 4% de pérdida de agua corporal favorece a que la presión arterial disminuya, por lo que se aumenta el riesgo de desmayos. La sudoración se detiene y aumenta el riesgo de sobrecalentamiento corporal.
  • 7% de pérdida de agua corporal es el porcentaje más peligroso. Se crea una ralentización de la sangre que puede causar daño en los órganos.

Tienes que beber ocho vasos de agua al día

U ocho vasos de agua diarios o 2 litros, mínimo. Esto es como decir que todos necesitamos ingerir 2.000 calorías al día. No es cierto. La hidratación depende del peso corporal, el nivel de actividad y la temperatura. La cantidad de líquido que necesitas puede variar en más de un litro, entre un día y otro.
Es decir, los días que no entrenas deberías revisar el color de tu orina. Debe ser casi transparente. Si es oscura, tendrás una clara señal de deshidratación.

Por otra parte, es normal que al terminar de hacer ejercicio (y después de hacer sudado mucho), te sientas más ligero. Esto se debe a la pérdida de líquidos, así que necesitas recuperarte para que tu cuerpo vuelva al equilibrio saludable.

Los plátanos son excelentes para los calambres por deshidratación

Es cierto, pero los plátanos no son un alimento mágico. Esta fruta contiene potasio, que es otro electrolito que atenúa los efecto del sodio (junto con los riñones). El sodio y el potasio son dos minerales opuestos que trabajan para equilibrarse entre sí y mejorar la hidratación corporal.

La mayoría de las personas llegan a consumir tan solo la mitad de los 4.700 miligramos recomendados de potasio al día. Además, este desequilibrio también puede afectar la presión arterial y a las contracciones del corazón.


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