Este es el motivo del mal aliento por las mañanas

Una chica sacando la lengua llena de bolitas de gominolas

El mal aliento por la mañana tiene una explicación clara y más simple de lo que muchos creen. Levantarnos por la mañana y tener mal aliento es de lo más normal y nos pasa a todos, grandes y pequeños. Da igual que sea invierno o verano, durmamos solos o con pareja o mascotas, el mal aliento aparece cada mañana.

Tener mal aliento es algo persistente que no se va a eliminar, ya que su causa es natural tengamos buena higiene bucal o no. En caso de no tenerla, ese hábito podría desembocar en algunos problemas de salud, llegando la infección incluso al corazón.

El mal aliento lo provoca… ¡La saliva!

Bueno, más que esa sustancia, lo correcto sería decir la ausencia de ella o la escasez de saliva durante la noche. Pero será mejor que empecemos por el principio.

A lo largo de la noche millones de bacterias habitan en nuestra boca, algunas son buenas, y otras no. Durante la gran parte del día la saliva ayuda a mantener a raya a estas colonias de bacterias consiguiendo arrastrar la comida de la boca al esófago. Además, nuestra saliva tiene cierto efecto antibacteriano evitando la proliferación de las bacterias malas.

El problema llega cuando cae la noche y nos dormimos. Es durante esas horas cuando la fabricación de la saliva desciende a niveles mínimos y las bacterias, buenas y malas, campan a sus anchas dentro de nuestra boca, incluyendo lengua y paladar.

El mal olor del aliento lo provocan las bacterias que se alimentan de los restos de comida que hay entre nuestros dientes. Al alimentarse producen sustancias olorosas que son ácido sulfhídrico, ácido isovalérico y cadaverina, de ahí que nuestro aliente huela a huevo podrido, por ejemplo.

Una boca con los labios pintados de rojo y muchos clavos saliendo hacia fuera

No confundir con halitosis

Una cosa es el mal aliento mañanero, que es algo puntual que nos pasa a todos, en mayor o menor medida, y otra cosa es que el mala liento persista a lo largo del día. Si nuestro mal olor de boca por las mañanas no se esfuma o disminuye considerablemente tras seguir los consejos que damos en los siguientes apartados, entonces podemos sufrir halitosis, y eso precisa de atención médica y tratamiento.

La halitosis deriva de una mala higiene bucal y proviene de las bacterias que se acumulan en la lengua, por eso es tan importante raspar la lengua al menos dos veces por semana, para eliminar los restos de comida y eliminar las bacterias que provocan el mal aliento.

No solo de la lengua, la halitosis puede surgir por infecciones en la boca, nariz y/o en la garganta, escasa higiene dental, falta de hidratación, mala alimentación, problemas digestivos, reflujo gástrico, diabetes, drogas, tabaquismo, alcohol, exceso de café, alimentos y bebidas azucaradas, enfermedad del hígado o los riñones, etc.

Posibles soluciones al mal aliento mañanero

Como ya hemos dicho, que la boca nos huela un poco mal por las mañanas es normal, pero existen una serie de consejos y pequeñas soluciones para mitigar esos olores:

Cepillar los dientes después de cada comida

Esto es algo que nos repiten desde que tenemos uso de razón y, aun así, fallamos. Pero no es conveniente lavarnos los dientes justo después de comer, ya que eso es contraproducente porque daña nuestro esmalte dental.

Al lavarnos los dientes nos deshacemos de los restos de comida que se quedan incrustados entre los dientes y en las encías. También es oportuno darle un repaso a la zona interna de los mofletes y a la lengua. El cepillado debe ser concienzudo (aproximadamente unos 3 minutos), sobre todo por la noche, y más si tenemos ortodoncia, por ejemplo.

Una mujer con los labios rojos y sacando la lengua

Raspar la lengua

Multitud de cepillos de dientes cuentan con una trasera de goma especial para limpiar la parte interior de los mofletes y para repasar la lengua. Pero recomendamos mejor un cepillo especial para raspar la lengua. Es un utensilio muy útil, fácil de usar y muy barato. Con él logramos raspar la lengua y retirar de forma sencilla todos los restos de comida que se han acumulado a lo largo del día.

Al principio puede darnos un poco de fatiga, por lo que recomendamos no forzarnos y limpiar solo de forma superficial o la zona más cerca a la punta de la lengua. Conforme nos vamos acostumbrando podemos hacer limpiezas más intensas.

Los enjuagues bucales son un arma de doble filo

Podemos usar enjuagues, sí, además se recomienda, pero no debemos usarlos en cada cepillado, y mucho menos antes de irnos a la cama porque nos secan la boca y limitan la producción de saliva, con el correspondiente resultado de mal aliento mañanero. El enjuague podemos usarlo tras el desayuno, por ejemplo, o tras el almuerzo. Pero por la noche no es nuestro mejor aliado.

También es importante usar un enjuague bucal adecuado para cada caso. No es lo mismo sufrir sensibilidad, que tener algún tipo de implante o puente, ortodoncia, sangrado de encías y similares. Lo mejores consultar con un profesional.

Agua, por favor. Mucha

Antes de dormir, siempre nos han dicho que nada de beber agua o nos levantaremos de madrugada, interrumpiendo así nuestro sueño, entorpeciendo el descanso y sufriendo sus efectos adversos como cansancio, desconcentración, dolores musculares, irritabilidad, etc.

Pero lo cierto es que beber agua antes de dormir humedece la cavidad bucal aumentado la producción de saliva y disminuyendo las bacterias que provocan el mal aliento para despertar al día siguiente con una boca sin malos olores. Además, si nos enjuagamos con agua y después escupimos, surte el mismo efecto.

Un cepillo de dientes de color azul con pasta dentrífica

Cambia el cepillo de dientes

El cepillo de dientes, ya sea manual o eléctrico, debe renovarse cada 2 o 3 meses, ya que las bacterias pueden acumularse entre los filamentos. No solo eso, sino que un cepillo desgastado no es capaz de eliminar la placa bacteriana que se adhiere al diente, y la suciedad de las encías, después de cada comida con la misma eficacia que un cepillo nuevo.

A la hora de elegir cepillo de dientes, lo mejor es consultar con un profesional, ya que cada caso es diferente. No a todos nos viene bien el cepillo eléctrico, o no es lo mismo un cepillo dental manual suave que uno duro.

Nada de alcohol, tabaco ni comida basura

Llevar una dieta sana y equilibrada ayuda a mantener a raya a las bacterias causantes del mal aliento, ya sea mal aliento mañanero (normal en todo el mundo) o halitosis (necesita diagnóstico y tratamiento). Asimismo, comer ajo o cebolla antes de dormir tampoco es buena idea.

Estos alimentos están compuestos por azufres que se recoge en el torrente sanguíneo y son liberados al exhalar, provocando ese mal aliento mañanero que estamos intentando evitar. Excederse con el café a lo largo del día también es negativo para el objetivo de reducir el mal olor de nuestro aliento, aparte de que el café es un líquido muy ácido y daña el esmalte dental.

Masticar chicle sin azúcar

El azúcar es mala decisión, y eso lo sabemos de sobra, por lo que recomendamos masticar chicle, pero que se sea sin azúcar. Al masticar ayudamos a eliminar los restos de comida que se quedan encerrados entre nuestros dientes y en la lengua, y aumentamos la producción de saliva. Es una buena opción si en ese momento no podemos lavarnos la boca de forma adecuada, ni usar enjuague bucal. Ya lo sabemos, si la boca está hidratada, las bacterias malas mueren y el mal aliento se reduce significativamente.

Una mujer comiendo un caramelo de fresa y limón

Evita los alimentos azucarados

El azúcar es el enemigo de la boca y del organismo en general. El azúcar ayuda a las bacterias de nuestra boca a producir los diferentes ácidos que dañan nuestros dientes y provocan esos malos olores cada mañana. Cuanta mayor sea la cantidad de azúcar que tomemos a diario, mayor será la cantidad de ácido que produzcan las bacterias empeorando así nuestra salud bucodental. Por la noche, mejor cenar ligero y optar por verduras y frutas que promueven la hidratación.

No dormir con la boca abierta

Sabemos que esto es algo que no podemos controlar, ya que depende de cada persona, la postura al dormir y si tiene problemas respiratorios o no. Si creemos que podemos ponerle solución al hecho de dormir con la boca abierta, sería conveniente consultarlo con un médico. En este caso un otorrinolaringólogo, o un dentista podrían ayudarnos y saber a qué médico podemos acudir dependiendo de nuestro problema, y así obtener un diagnostico adecuado para no dormir con la boca abierta.


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