Podríamos decir que 2018 está totalmente liquidado, y con él se han ido muchas metas que nos pusimos al comenzar el año. Estamos a las puertas de poner el contador a cero, siendo esto motivo para establecer nuevos propósitos que cumplir. El trabajo, los hijos, las responsabilidades familiares o cualquier otra prioridad en tu vida, puede hacer que te cueste mantener la disciplina en la alimentación y el ejercicio físico.
¿Motivación y disciplina es lo mismo?
Lo primero que pensamos, cuando tenemos como objetivo mejorar nuestro aspecto físico, es la motivación. Ves a tus compañeros de gimnasio acudiendo a entrenar todos los días, y tú a los dos meses ya estás harto de las rutinas. ¿Es motivación o disciplina lo que te falta? Ese fuerte sentimiento que tuviste para apuntarte al gimnasio se desvanece conforme suceden cosas en tu vida que te desvían del camino a tu objetivo. Y esa es razón por la que confundimos (y explotamos) el término “motivación”.
Por supuesto que todos tenemos que motivarnos, pero no es la clave para mantener la llama viva. De eso se encarga la disciplina. Digamos que es el hermano mayor, y siempre te recordará por qué es bueno que sigas manteniendo la esperanza. Hay quienes establecen su disciplina en ir todos los días a entrenar y otros que se preocupan por ir a primera hora de la mañana. Ese es el único motor que hace que veas siempre a los mismos compañeros.
Al igual que si coincides con alguien desayunando en la cafetería a la misma hora, se deberá a la disciplina.
La única manera de mantenerse en el camino hacia el objetivo, incluso cuando ya no sientas la chispa de la motivación, es aprendiendo y practicando disciplina. Vas a encontrarte con muchos obstáculos en tu día a día, y en tu vida en general, así que intenta no perder de vista tu meta (aunque tengas que ir por otros caminos).
Para introducir una disciplina diaria, lo mejor es crear hábitos. Y para ello no debes ser perfecto, tan solo consciente y constante. Puede ser que te hayan criticado que entrenes seis días a la semana o que comas verduras en tus comidas, y es que lo que para ti es un hábito para otros es novedad. Y ese hábito se crea con disciplina; la motivación está totalmente sobrevalorada.
A continuación te damos cuatro consejos para trabajar la disciplina durante el 2019.
Opciones fáciles para comer
Si trabajas en una oficina, viajas mucho, o simplemente estás pendiente de tus hijos, te vendrá bien tener opciones saludables y fáciles para comer. Por ejemplo: frutos secos, yogures, bocadillos integrales, frutas… Para comer y cenar puedes dejar preparadas las verduras en bolsas de congelación, incluso preparar tuppers para tan solo calentar la comida.
Investiga tus alrededores
Si tienes planeado un viaje o resulta que estás viviendo en una zona nueva, es una buena idea investigar qué tienes a tu alrededor. Busca restaurantes, mira supermercados, visiona parques o gimnasios, etc. Por desconocimiento o falta de tiempo, solemos recurrir a lo más conocido, que casualmente no es lo más saludable.
Establece una rutina de entrenamiento eficiente
Lógicamente, ni todos los días vas a tener el mismo tiempo para entrenar, ni tampoco las mismas ganas. Te recomiendo encarecidamente que te decantes por rutinas de entrenamiento que no superen los 30 minutos, pero que las realices a alta intensidad. Es una pérdida de tiempo pasar una hora en el gimnasio, esperando para usar las máquinas o hablando por el teléfono. Establece los días y las horas, y acude a entrenar como si fuera una cita inamovible.
Apuesta por entrenamientos funcionales para fortalecer todo tu cuerpo y perder grasa. No vas a entrenar de esta forma para batir marcas, pero sí mantendrán en plena forma todas tus capacidades físicas.
Aprovecha las calorías líquidas
Uy, ¡las calorías líquidas! La mayoría piensa que las calorías solo se ingieren por la comida masticada, y es un error. Cuando tomamos batidos de proteínas, generalmente desaprovechamos la oportunidad de añadir más ingredientes. ¿Y por qué no puedes crear una comida más completa? Además de la proteína, te animo a agregar semillas, grasas saludables (aceites o mantequillas de frutos secos), espirulina, etc. Completa tu batido para conseguir una «comida» más nutritiva.