Los relajantes musculares son agentes farmacéuticos que se emplean en el tratamiento de espasmos musculares o afecciones caracterizadas por espasticidad muscular. Los calambres o espasmos musculares son contracciones abruptas e involuntarias que afectan a un músculo o grupo de músculos. Estas contracciones pueden surgir de una tensión muscular excesiva y pueden provocar malestar. Además, están asociadas con afecciones como fibromialgia, dolor lumbar y dolor de cuello.
En este artículo vamos a contarte cuáles son los principales tipos de relajantes musculares y sus características.
Espasmos musculares y medicación
Ya hemos visto que los espasmos musculares son contracciones involuntarias que afectan al músculo de la que puede surgir tensión muscular excesiva. Por el contrario, la espasticidad muscular se refiere a un espasmo muscular que resulta en rigidez, rigidez o tirantez, que puede alterar actividades normales como caminar, hablar o moverse. Esta afección surge de una lesión en áreas específicas del cerebro o la médula espinal que desempeñan un papel en el movimiento. Suele darse en personas que han padecido de un ictus.
La espasticidad muscular puede ser inducida por diversas enfermedades, entre ellas la esclerosis múltiple (EM), la parálisis cerebral y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Los medicamentos recetados son eficaces para aliviar el dolor y el malestar asociados con los espasmos musculares y la espasticidad. Además, también se pueden utilizar medicamentos de venta libre específicos para tratar los dolores y molestias asociados con los espasmos musculares.
Tipos de relajantes musculares
Los medicamentos recetados se clasifican en dos grupos principales: antiespasmódicos y antiespásticos.
Los antiespasmódicos sirven para tratar los espasmos musculares. Ciertos tipos, incluida la tizanidina, son eficaces para controlar la espasticidad muscular. Por el contrario, los antiespásticos están destinados al tratamiento de la espasticidad muscular y no son adecuados para aliviar los espasmos musculares.
Los antiespasmódicos son relajantes musculares esqueléticos de acción central (SMR) y se utilizan junto con el descanso y la fisioterapia para aliviar los espasmos musculares. Se cree que su mecanismo de acción implica inducir un efecto sedante o inhibir la transmisión de señales de dolor de los nervios al cerebro.
Estos relajantes musculares no deben utilizarse más de 2 a 3 veces por semana, ya que la seguridad asociada con el uso a largo plazo sigue siendo incierta.
Si bien los antiespasmódicos pueden utilizarse para el tratamiento de los espasmos musculares, la evidencia no respalda que su eficacia sea superior a la de los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) o el paracetamol. Además, los antiespasmódicos se asocian con una mayor incidencia de efectos secundarios en comparación con los AINE o el paracetamol.
Los efectos adversos más frecuentes asociados con los relajantes musculares esqueléticos de acción central son:
- somnolencia
- mareos
- dolor de cabeza
- nerviosismo
- Orina de color rojo púrpura o naranja, acompañada de una disminución de la presión arterial al ponerse de pie.
Es recomendable consultar con su médico sobre las ventajas y los posibles riesgos asociados con estos medicamentos para el tratamiento de los espasmos musculares.
Tipos de antiespasmódicos
Los antiespasmódicos se utilizan para el tratamiento de la espasticidad muscular y no están destinados al tratamiento de los espasmos musculares. Los siguientes medicamentos entran en esta categoría:
- El baclofeno, también conocido como Lioresal, se utiliza para aliviar la espasticidad resultante de la esclerosis múltiple (EM). Aunque el mecanismo de acción preciso sigue siendo algo ambiguo, parece inhibir las señales nerviosas de la médula espinal que desencadenan los espasmos musculares. Los posibles efectos secundarios pueden incluir somnolencia, mareos, debilidad y fatiga.
- El dantroleno, conocido por la marca Dantrium, está indicado para el tratamiento de los espasmos musculares resultantes de lesiones de la médula espinal, accidentes cerebrovasculares, parálisis cerebral o esclerosis múltiple (EM). Su mecanismo de acción implica la relajación directa del músculo esquelético para aliviar los espasmos musculares. Los posibles efectos secundarios pueden incluir somnolencia, mareos, aturdimiento y fatiga.
- El diazepam, también conocido por su marca Valium, sirve para aliviar los espasmos musculares resultantes de la inflamación, el traumatismo o la espasticidad muscular. Su mecanismo de acción implica mejorar la actividad de un neurotransmisor específico, reduciendo así la frecuencia de los espasmos musculares. Como sedante, el diazepam puede producir efectos secundarios como somnolencia, fatiga y debilidad muscular.
Precauciones sobre los relajantes musculares recetados
Los relajantes musculares, incluidos el carisoprodol y el diazepam, tienen el potencial de generar hábito. Es esencial adherirse estrictamente al régimen de medicación prescrito por su médico.
Los relajantes musculares pueden provocar síntomas de abstinencia, como convulsiones o alucinaciones (percepción de estímulos inexistentes). Es fundamental no interrumpir bruscamente la medicación, en particular si se ha utilizado durante un período prolongado.
Además, los relajantes musculares ejercen un efecto depresor sobre el sistema nervioso central (SNC), lo que puede dificultar la capacidad de mantener la concentración o permanecer alerta. Durante el uso de un relajante muscular, es aconsejable abstenerse de realizar tareas que requieran agudeza mental o coordinación, incluyendo conducir un vehículo o manipular maquinaria pesada.
Los relajantes musculares no deben tomarse junto con:
- Alcohol
- Con medicamentos depresores del sistema nervioso central, incluidos los opioides y los somníferos psicotrópicos, así como los suplementos a base de hierbas como la hierba de San Juan.
Consulta a tu médico sobre el uso seguro de relajantes musculares si tienes más de 65 años y tienes un problema de salud mental, un trastorno cerebral o complicaciones hepáticas, es importante tener en cuenta estos factores.
Opciones farmacéuticas alternativas no aprobadas para indicaciones específicas
Los médicos pueden utilizar ciertos medicamentos para tratar la espasticidad, incluso en casos en los que estos medicamentos no estén aprobados para tal uso por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA). Estos medicamentos se denominan medicamentos fuera de etiqueta.
Los siguientes medicamentos no están clasificados como relajantes musculares. Sin embargo, pueden aliviar los síntomas asociados con la espasticidad.
Benzodiazepinas
Las benzodiazepinas se clasifican como sedantes que ayudan a relajar los músculos. Su mecanismo de acción consiste en potenciar los efectos de neurotransmisores específicos, que son las sustancias químicas responsables de transmitir señales entre las neuronas del cerebro.
Clonidina
Se cree que la clonidina actúa impidiendo que los nervios envíen señales de dolor al cerebro o produciendo un efecto sedante. La clonidina no debe usarse con otros relajantes musculares. Tomarlos con medicamentos similares puede aumentar el riesgo de sufrir efectos secundarios. Por ejemplo, tomar clonidina y tizanidina juntas puede provocar una presión arterial muy baja.
La clonidina está disponible en versiones genéricas y de marca.
Gabapentina
La gabapentina (Neurontin) es un fármaco que se usa comúnmente para aliviar las crisis epilépticas. No está del todo claro cómo la gabapentina alivia los espasmos musculares. La gabapentina está disponible en versiones genéricas y de marca.
Espero que con esta información puedan conocer más sobre los tipos de relajante musculares que existen y sus características.