La preocupación por cuidar el planeta y buscar opciones más saludables para el cuerpo de las mujeres ha hecho que la copa menstrual se convierta en el reclamo preferido de la menstruación. Las compresas y los tampones pueden causar alergias en la piel, y son un gasto mensual bastante elevado. Por suerte, las copas prometen durar hasta 10 años y cuidar de nosotras y del medio ambiente. Ahora, un reciente estudio quiso saber si realmente son la opción más segura.
¿Puede provocar shock tóxico?
Esta es la primera revisión metaanálisis que examina las experiencias de las copas menstruales. Los científicos señalan la necesidad de este estudio ya que «las niñas y las mujeres necesitan productos menstruales efectivos, seguros y asequibles«. Se estima que casi dos mil millones de mujeres en 2017 pasaron unos 65 días con la regla. La menstruación es una función normal del cuerpo y un signo de salud reproductiva, y «pocas soluciones están disponibles para manejar la menstruación«, destaca la investigación.
«La ignorancia, los prejuicios, los costos y los temores de seguridad pueden impedir que las niñas y las mujeres prueben la gama completa de productos disponibles«. Además, se lamentan de que «la falta de productos menstruales asequibles y efectivos puede provocar fugas y rozaduras en las niñas y mujeres que menstrúan y puede afectar su salud«.
El estudio aportó información sobre fugas en comparación con otros productos, además de la disponibilidad y los precios de las copas menstruales. Cabe destacar que los casos con efectos secundarios graves no fueron comunes, tan solo se conocieron cinco casos de síndrome de shock tóxico.
Sin embargo, no se sabe el número de usuarias de copas menstruales, por lo que no se pueden hacer comparaciones de riesgo de síndrome de shock tóxico entre copas menstruales, tampones o el diafragma intravaginal.
Se incluyeron 22 estudios en síntesis cualitativas o cuantitativas, de las cuales solo tres fueron de calidad moderada a alta. Cuatro estudios realizaron una comparación entre las copas menstruales y los productos habituales, y la filtración informada fue similar o menor para las copas menstruales que para las compresas o los tampones desechables.
En todos los estudios cualitativos, el hecho de introducir la copa necesitó una fase de familiarización durante varios ciclos menstruales. En 13 estudios, el 73% de las chicas querían continuar usando la copa menstrual al finalizar el estudio. El uso de la copa no mostró efectos adversos en la flora vaginal.
«Identificamos a cinco mujeres que informaron dolor severo o heridas vaginales, seis informes de alergias o erupciones cutáneas, nueve de problemas del tracto urinario (tres con hidronefrosis) y cinco de síndrome de shock tóxico después del uso de la copa menstrual«, señala la autora.
En cuanto a la seguridad, el uso de la copa no se asoció con anormalidades en la vagina o el cuello uterino. Es por eso que España es líder en ventas de la copa menstrual en Europa, por delante de Reino Unido, Portugal, Alemania y Francia. Ha tenido un crecimiento concreto que casi un 25% respecto al 2018.
Entre las ventajas que señalan de la copa es que «no absorben, sino que recogen el fluido, respeta el equilibrio íntimo y no producen sequedad asociada a otros métodos de protección tradicionales«.