El pie de trinchera, o síndrome del pie de inmersión, es una afección grave que aparece por tener los pies mojados durante demasiado tiempo. La afección se conoció por primera vez durante la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados contrajeron pie de trinchera al luchar en condiciones frías y húmedas en trincheras sin calcetines o botas adicionales para ayudar a mantener los pies secos.
Desde el infame brote de pie de trinchera durante la Primera Guerra Mundial, ahora hay más conciencia sobre los beneficios de mantener los pies secos. Sin embargo, aún es posible tener esta enfermedad incluso si los pies están expuestos a condiciones frías y húmedas durante demasiado tiempo.
Etapas
El pie de trinchera normalmente se clasifica entre una y cuatro etapas, que incluyen:
Fase de lesión
Esta etapa implica la restricción del flujo sanguíneo debido al tejido frío, los síntomas pueden incluir entumecimiento y enrojecimiento de la piel, pero el dolor aún no ha comenzado.
Fase prehiperémica
Esta etapa dura de 6 a 24 horas. Los síntomas incluyen pies pálidos, de color blanco, fríos con parestesia (sensación de hormigueo). Los tobillos y los dedos de los pies están rígidos, lo que dificulta caminar.
Tras el examen, es posible que un médico no pueda palpar (sentir) los pulsos normales de los pies (lo que indica que se ha impedido el flujo sanguíneo normal).
Fase hiperémica
Esta fase dura hasta dos meses. Los síntomas incluyen pies dolorosos que están calientes al tacto. Hay hinchazón que empeora con el calor, el movimiento y el estar de pie.
En casos severos, se pueden ver pequeñas ampollas. Es posible que se presenten hematomas, junto con petequias (manchas en la piel parecidas a erupciones). Cuando el pie de trinchera es leve, la afección generalmente se resuelve con tratamiento en esta etapa. Si es grave, los síntomas del pie de trinchera progresan.
Fase poshiperémica
Esta fase puede durar toda la vida de la persona. Esta es una fase vasoespástica (estrechamiento de los vasos sanguíneos) a largo plazo que implica un aumento del dolor al calentarse, hiperhidrosis (sudoración extrema y excesiva) de los pies y parestesia (sensación de hormigueo).
El pie o los pies afectados pueden desarrollar una sensación de frío permanente. El síndrome de Raynaud secundario (una afección que implica una sensibilidad exagerada al frío en la que los dedos de los pies se vuelven azules y/o blancos al exponerse al frío y luego se vuelven rojos brillantes al recalentarse) se desarrolla como resultado de la constricción a largo plazo de los vasos sanguíneos pequeños.
Síntomas
Con el pie de trinchera, se notarán algunos cambios visibles en los pies, como ampollas, piel manchada, enrojecimiento o tejido de la piel que muere y se cae.
Además, el pie de trinchera puede causar las siguientes sensaciones:
- Frialdad
- Pesadez
- Entumecimiento
- Dolor cuando se expone al calor
- Picazón persistente
- Hormigueo
Estos síntomas del pie de trinchera pueden afectar solo una parte de los pies. Pero en los casos más severos, estos pueden extenderse por todo el pie, incluidos los dedos.
Causas
El pie de trinchera está causado por pies que se mojan y no se secan adecuadamente. También es más común en temperaturas de -1ºC a 4ºC. Sin embargo, el pie de trinchera puede ocurrir incluso en climas desérticos.
La clave es cómo de mojados se ponen los pies, y no cuánto de fríos están (a diferencia de la congelación). Estar de pie con calcetines y zapatillas mojadas durante un largo período de tiempo tiende a empeorar las cosas en comparación con otras actividades, como nadar con zapatos para el agua.
Con el frío y la humedad prolongados, los pies pueden perder la circulación y la función nerviosa. También se ven privados del oxígeno y los nutrientes que normalmente proporciona la sangre. A veces, la pérdida de la función nerviosa puede hacer que otros síntomas, como el dolor, sean menos perceptibles.
También podemos ser más propensos a complicaciones si tenemos heridas en los pies. Mientras nos recuperamos del pie de trinchera, debemos estar atentos a signos de infección, como hinchazón o supuración de cualquier herida.
Tratamiento
El médico podrá diagnosticar el pie de trinchera con un examen físico. Examinará cualquier lesión y pérdida de tejido y determinarán el alcance de la pérdida de circulación. También puede evaluar la función nerviosa al ver si puede sentir los puntos de presión en el pie.
A medida que los médicos han aprendido más sobre el pie de trinchera, el tratamiento ha evolucionado. Durante la Primera Guerra Mundial, el pie de trinchera se trató por primera vez con reposo en cama. Los soldados también fueron tratados con lavados de pies a base de plomo y opio. Conforme mejoraron sus condiciones, se aplicaron masajes y aceites de origen vegetal (como el aceite de oliva). Si los síntomas del pie de trinchera empeoraban, a veces era necesaria la amputación para evitar que los problemas de circulación se extendieran a otras áreas del cuerpo.
Hoy en día, el pie de trinchera se trata con métodos relativamente sencillos. Primero, tendremos que descansar y elevar el pie afectado para estimular la circulación. Esto también evitará nuevas ampollas y heridas. El ibuprofeno puede ayudar a aliviar el dolor y la hinchazón. Si no podemos tomar ibuprofeno, el médico puede recomendar aspirina o acetaminofén para reducir el dolor, pero estos no ayudan con la hinchazón.
Los primeros síntomas del pie de trinchera también se pueden tratar con remedios caseros. Se pueden emplear algunas de las mismas técnicas que usaríamos con la congelación. Por ejemplo:
- Quitar los calcetines
- Evitar usar calcetines sucios en la cama
- Limpiar la zona afectada de inmediato
- Secar bien los pies
- Aplicar bolsas de calor en la zona afectada durante cinco minutos
Si los síntomas del pie de trinchera no mejoran después de los tratamientos en cada, es hora de consultar a un médico para evitar complicaciones.
¿Cuándo desaparece?
A medida que se recupera, es una buena idea revisar los pies todos los días. Los casos graves de pie de trinchera pueden dejar ampollas, pero también puede cambiar la sensación en los pies. Eso significa que es posible que ni siquiera sintamos un corte o una ampolla. Las aberturas en la piel pueden aumentar las posibilidades de infección y gangrena. Con gangrena, el tejido muere. Esta condición requiere tratamiento médico inmediato.
Es posible recuperarse por completo si es leve y recibimos tratamiento de inmediato. Sin embargo, es posible que necesitemos tratar el dolor durante un tiempo. Incluso, también podemos necesitar fisioterapia.
Si usamos botas, nos aseguraremos de que no estén demasiado apretadas. Si los pies se mojan, nos cambiaremos los calcetines con frecuencia. Debemos beber mucha agua y movernos para ayudar a mantener el flujo sanguíneo. Pero la mejor manera de evitar el pie de trinchera es mantener los pies secos y calientes.