Hace unos meses cumplimos un año de pandemia, con todo lo que eso conlleva. El uso de las mascarillas y gel hidroalcohólico ha supuesto un cambio de hábitos en nuestras vidas. Tanto que la piel también se ha visto afectada significativamente.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en el Journal of Cosmetic Dermatology, intenta identificar y recopila una lista de trastornos de la piel reportados hasta ahora durante esta pandemia. Para ello se ha utilizado datos de PubMed sobre manifestaciones cutáneas en la enfermedad COVID-19. Los hallazgos mostraron muchos problemas dermatológicos que se relacionan con la infección y el uso de equipos de protección personal (EPP) por parte de los trabajadores de la salud.
El estudio releva una variedad de manifestaciones cutáneas, que incluyen urticaria, erupciones vesiculares y eritematosas, relacionadas con la infección por SARS-Cov-2. Sin embargo, hay otros hallazgos en la piel, como los sabañones, que son específicos de COVID-19 y que no se ven comúnmente en relación con otras infecciones virales.
Aunque los sabañones se observaron en una población más joven como una manifestación tardía de la infección, se encontró un hallazgo similar de lesiones acroisquémicas en poblaciones de mayor edad y significó un peor pronóstico en comparación con los pacientes que presentaban sabañones. No obstante, no hay demasiados datos sobre la picazón relacionada con la enfermedad.
El cabello y las uñas también se vieron afectados por la COVID-19, como los observados con otras infecciones virales. Aunque el mecanismo subyacente de estos trastornos del cabello y las uñas aún no está claro, se supone que está relacionado con la lesión microvascular y la coagulopatía. Según los hallazgos del cabello, la alteración del crecimiento del pelo fue un hallazgo clave asociado con el estrés fisiológico y psicológico masivo en los pacientes.
El uso de EPP también provoca trastornos en la piel
Se dice que los problemas de la piel en los trabajadores de la salud son el resultado de un mayor uso de EPP y medidas de higiene mejoradas como guantes, gafas y batas. Los trastornos de la piel causados por estas medidas de protección se han atribuido a múltiples factores, como el efecto de hiperhidratación que se observa con el uso prolongado del equipo oclusivo que atrapa la humedad y, junto con la fricción, conduce a defectos de la barrera cutánea y un mayor riesgo de dermatitis de contacto. El lavado excesivo de manos también causa dermatitis de contacto irritante. Lo más probable es que la foliculitis sea el resultado de una oclusión causada por el uso de este tipo de equipamientos.
Muchos estudios han observado un aumento en el riesgo de daño cutáneo con el aumento de la duración del uso de los equipos. También se ha observado una exacerbación de enfermedades cutáneas preexistentes, como un aumento de los brotes de acné, dermatitis seborreica y rosácea. Detrás de esto puede haber múltiples factores, como el aumento del estrés psicológico y la obstrucción de la piel.
Es importante que las personas en riesgo, como los trabajadores de la salud, eviten las consecuencias evitando el uso de agua muy caliente, absteniéndose del uso prolongado de guantes, humectando con frecuencia para nutrir la piel, manteniendo la barrera cutánea y usando desinfectantes de manos con alcohol de forma razonable.