Vayamos a donde vayamos y con quien sea que nos acompañe, raro es el sitio donde no veamos a quien come acompañando esos alimentos de una Coca-Cola. Pues aparte de almuerzos y cenas, hay quien acompaña sus desayunos y brunch con esta misma bebida azucarada y carbonatada. Vamos a explicar por qué nunca se debe hacer esto, aparte de recordar por qué es tan mala idea beber este tipo de refrescos…
Normalmente cuando los levantamos llevamos entre 6 y 10 horas con el estómago vacío, por eso hay que tener mucho cuidado con qué alimentos comemos primero. Aunque a algunos nos pueda parecer una locura, hay quienes desayunan con Coca-Cola en lugar de leche, zumos, café, té o agua, incluso.
Por eso queríamos explicar el por qué es tan mala idea que continuemos esta costumbre. Para empezar, vamos a explicar por qué las bebidas azucaradas y carbonatadas son una mala decisión tomarlas a diario, y después iremos directos al desayuno.
¿Coca-Cola? No, gracias
Los refrescos y bebidas energéticas son aptas siempre que su consumo sea muy esporádico, debido a las altas dosis de cafeína, azúcares y otros ingredientes insanos. No se trata de erradicarlos de nuestro día a adía, pero sí expandir el tiempo su consumo y dejar de convertir estas bebidas en una costumbre o un hábito en cada comida.
Lo que sucede con los refrescos azucarados es que afectan directamente a nuestro metabolismo y terminan perjudicando gravemente a nuestra salud. Esto sucede porque un consumo elevado y habitual de estas bebidas altera el ritmo propio de nuestro cuerpo a la hora de metabolizar las grasas, calorías y azúcares.
En otras palabras, el ritmo de nuestro metabolismo cambia, entonces nuestro organismo no se deshace adecuadamente de esas sustancias. Al ralentizar el metabolismo, cogemos peso y nos costará más perderlo si la tendencia continua en el tiempo. Y por tendencia nos referimos a elegir un refresco como bebida para acompañar las comidas.
Al aumentar de peso y no metabolizar bien grasa y azúcares, surgen problemas como sobrepeso, enfermedades cardíacas, diabetes, etc. Así que será mejor que no abusemos de estas bebidas, que porque un producto se venda no quiere decir que sea beneficiosos.
El desayuno mejor sin refrescos
Al levantarnos tenemos el estómago vacío porque llevamos casi 10 horas sin comer nada, ya que se supone que habremos cenado unas 2 horas antes de irnos a la cama y habremos dormido entre 6 y 8 horas. Dejando a un lado las bases de un buen descanso, llegamos al desayuno, un pilar fundamental para afrontar el día con energía.
Hay decenas de opciones para desayunar, desde Nesquik (que tampoco es muy recomendable por sus altos niveles de azúcar), Cola Cao (un tanto de lo mismo con más de un 70% de azúcar), cacao puro, batido de frutas, zumos naturales, café, tés, agua, etc. Todo, menos refrescos, bebidas energéticas ni alcohol, por supuesto.
Esto se debe a que la Coca-Cola al ser una bebida azucarada y carbonatada hará que nos sintamos hinchados y nos dará bastantes gases, aparte de que a nivel nutricional no aporta nada bueno, y el desayuno ha de darnos energía para varias horas. Asimismo, tomar mucha cantidad de esta bebida u otras, aumenta la acidez del estómago llegando incluso a causar erosión en las paredes de todo el sistema digestivo.