¿Podemos comer pienso para mascotas?

Un cuenco con comida para perros

Los que convivimos con mascotas, ya sea un perro, gato, conejo, pez, tortuga, seguro que más de una vez hemos dicho ¿a qué sabrá el pienso para perros? Pues ya os decimos que no es un alimento palatable. No porque la hayamos probado, sino porque los perros y gatos no tienen el sentido del gusto a nuestro nivel. Vamos a explicar si podemos o no comer comida para mascotas, como pienso para perros o gatos.

Antes de entrar al grueso del tema, tenemos que aclarar 3 cosas, lo primero, los perros y gatos no disponen del mismo sentido del gusto que nosotros, por lo que su comida no nos resultará sabrosa, aunque ellos lloren y se relamen. Segundo, los requisitos de sanidad para la elaboración no son los mismos que para la comida destinada a humanos, y tercero, el sistema digestivo del perro y el gato es muy diferente al nuestro.

Las mascotas no pueden ser alimentadas con comida de humanos por razones de salud, entonces, ¿nosotros podemos comer comida pata perros o gatos? Vamos a explicar qué riesgos hay si comemos este tipo de comida, aunque sea solo por probar.

Pienso seco no

Los humanos tenemos unas 9.000 papilas gustativas en la lengua, frente a los perros que casi no llegan ni a 2.000 y los gatos unas escasas 500 papilas gustativas en sus raposas lengüecitas. Con esto aclaramos el tema de los sabores de la comida para perros y gatos, y es que el pienso, si lo comemos nos resultará insípido, duro y al romperse será una mezcla arenosa que se nos hará bola con cierta facilidad.

La normativa de sanidad en la elaboración de comida para humanos es extremadamente estricta y aun así a veces la comida se contamina. En el caso de las fábricas de pienso, por muy buena calidad que haya, no hay los mismos controles sanitarios, por lo que la comida puede estar contaminada de E. Coli y nadie lo sabe. Por lo que no deberíamos consumirlo, y mucho menos si esa comida para mascotas ya ha sido manipulada por nosotros o el saco está roto o mal conservado.

De ahí la importancia de lavarnos bien las manos antes y después de manipular el pienso y lavar a fondo el cuenco de nuestro perro o gato. Los ingredientes es otro punto fuerte en esta explicación, y es que, aunque en ambas comidas, mascotas y humanos, compartimos las mismas necesidades nutricionales (no en cantidades) es fácil pensar que podemos comer pienso de perro, pero no.

Comida para perros

La comida para mascotas está hecha con subproductos de origen animal. Esto se traduce en los desechos de la industria cárnica, es decir, huesos, cartílagos, cabezas, tendones, etc. Todo eso se convierte en cenizas y en materia para fabricar el pienso seco.

Al comer eso, podríamos encontrar trozos con carne cruda y automáticamente caer enfermos por bacterias, podemos encontrar trozos de huesos de animales, restos de cereales y demás. Nuestro sistema digestivo podría sufrir al intentar diferir eso, aunque pasaría la prueba.

Técnicamente el pienso para perros tiene proteínas, grasas, hidratos, cereales, verduras y tal como nuestra dieta, pero no es del todo de buena calidad. No importa que sea un pienso de alta gama, nunca será tan de alta calidad como comer la carne directamente, aunque la dieta Barf no es la mejor solución…

Latas de gato, ¿sí?

Ya sabemos los peligros a los que nos enfrentamos con la comida seca, pues un tanto parecido sucede con la comida húmeda, sobre todo con la comida de baja calidad. Sin embargo, la comida de alta calidad, como las latas que traen salsa de verduras, verduras de verdad, lomos o trozos reales de pescado o carne, es u tema diferente.

Al estar enlatadas, están más protegidas frente a la posible contaminación de E. Coli, por ejemplo, no por ello son aptas para consumo humano. Ni el pienso seco, sea de la calidad que sea, ni las lastas, sobres, sopas y demás comida húmeda, aunque sea de calidad excelente y con productos frescos que consumimos los humanos.

La respuesta es claramente NO, no podemos consumir comida de animales, ni siquiera para probar la experiencia, ya que podríamos caer enfermos. Mucho menos manipular la comida del cuenco de nuestro can, ya que los perros pueden convivir con bacterias en su boca y nunca caer enfermos, pero al darnos un lametón, nos contagian con facilidad.


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