Parece que los términos fitness y healthy (saludable) suelen ir de la mano en cuanto a un estilo de vida sana, pero no siempre es así. Aunque a algunos les parezca que se refieren a lo mismo, son dos tendencias que tienen metas diferentes en cuanto al físico.
Si somos de los que subimos a las redes sociales fotos de desayuno fitness, quizá nos interesará saber si nos estamos refiriendo a healthy, o viceversa.
Dos estilos de alimentación
Ambos términos tienen origen inglés, aunque en España tendemos a usarlo con gran frecuencia cuando hablamos de un estilo de alimentación. Healthy o saludable viene a referirse a aquellos alimentos o comidas equilibradas, naturales y frescas. Sin necesidad de recurrir a ultraprocesados, la dieta saludable de basa en verduras, frutas, grasas saludables y proteínas de calidad. Cualquier alimento que nos aporte nutrientes de calidad, estará incluido en este tipo de alimentación. Más allá de buscar un físico envidiable, estaremos buscando una buena salud.
En cambio, con fitness estaremos focalizando en cierta manera nuestra alimentación a una buena forma física. Es decir, la comida fitness nos ayudará a conseguir unos resultados óptimos en cuanto a un aumento de volumen muscular o un cuerpo definido. Sabemos que es muy difícil conseguir un buen físico si abusamos de barritas energéticas o sustitutos de comida, y si además tampoco cuidamos la alimentación saludable.
Es normal que confundamos ambos tipos de alimentación, ya que ambos están relacionados con el estilo de vida sana y la actividad física. Básicamente, la diferencia principal es que en al comer saludable buscamos estar sanos, sin la necesidad de lograr un físico definido o fuerte. En cambio, con la comida fitness vincularemos nuestro entrenamiento con alimentos o productos que nos ayuden a lograr un objetivo. Esto no quiere decir que en la mayoría de las veces se ingieran alimentos saludables.
Comer fitness no es saludable
Existen numerosas marcas que usan la etiqueta «fitness» para hacernos pensar que estaremos consumiendo productos saludables. Un claro ejemplo son los yogures proteicos que podemos encontrar en Mercadona. Muchos pensarán que incluir esto en la dieta es mucho mejor por el alto aporte de proteínas, pero no tienen en cuenta la cantidad de azúcar que añaden en estos productos.
Lo mismo ocurre con las barritas de suplementación deportiva o los postres fitness que suelen recomendar las estrellas de este estilo de vida. En ocasiones, fitness no implica ser saludable. Un claro ejemplo es el tipo de dieta que adoptan las deportistas que compiten en categoría Bikini. Aunque los alimentos que suelen consumir son saludables (arroz, atún en lata o claras de huevo), la cantidad es tan escasa que alcanzan unas calorías mínimas para seguir viviendo.
En estos casos, no se puede decir que comer saludable sea lo mismo que llevar una dieta fitness enfocada en una competición u objetivo corporal.