En el boxeo hay una serie de movimientos y golpes que no están permitidos por la seguridad de los luchadores. Uno de ellos es el golpe de conejo, o lo que es lo mismo: darle la espalda al oponente.
Este golpe se recibe en la parte posterior de la cabeza o el cuello. Y, pese a que golpear en el cuello por delante sí es legal, hacerlo por detrás puede dar lugar a una advertencia o descalificación. Se considera un golpe que abusa de las normas de seguridad.
El golpe de conejo es ilegal
Si un árbitro cree que un boxeador le está dando la espalda deliberadamente como un tipo de estrategia para obtener ventaja, recibirá una advertencia. En el caso de que continúe dando la espalda a propósito, será descalificado. Es ilegal protegerse continuamente dando la espalda al oponente porque las reglas prohíben que se golpee en la espalda. Estas normas contra el golpe de conejo se han implantado para aumentar la seguridad entre los boxeadores.
Un puñetazo de conejo es un golpe que cae en la parte posterior de la cabeza o en la parte superior del cuello. Es ilegal porque la parte posterior de la cabeza es un lugar donde se encuentran nuestras funciones motoras y cerebrales clave. Un solo golpe de este tipo puede causar lesiones graves en la médula espinal y el cerebro que pueden ser fatales en algunos casos. Por eso no se permiten golpes posteriores directamente, aunque sí es posible que al intentar dar un golpe en la cara, el oponente se gire y se le dé sin intención.
Por ejemplo, el movimiento de la cabeza juega un papel importante en el boxeo. Los boxeadores mueven la cabeza hacia arriba y hacia abajo, hacia la izquierda y la derecha todo el tiempo para esquivar los golpes. Pero al hacerlo, exponen la parte posterior de la cabeza, que no pueden proteger de la misma manera que la cara o el costado de la cabeza. Entonces, incluso si el oponente está apuntando a la cara, el puñetazo puede caer detrás de las orejas en la parte posterior de la cabeza. En la mayoría de los casos, esto sucede durante el clinch.
Sinónimo de abandonar
Dar la espalda en un combate de boxeo también se considera una señal de entrega, lo que puede resultar en una descalificación o que el árbitro decida quién gana el asalto. En la mayoría de los casos, ponerse de espaldas se considera una señal de que ya no se quiere continuar con la lucha.
Por estas razones, ya sea intencionado o accidental, es posible que el boxeador sea descalificado o se emita una advertencia. En muchas ocasiones, los boxeadores se encuentran tan exhaustos que no tienen fuerzas para parar el juego de otra manera. Como el árbitro detendrá el combate para comentar la advertencia, será el momento oportuno para que el boxeador acepte terminar con la pelea. No obstante, no es una decisión limpia y puede manchar el expediente del jugador. Incluso, se le puede descalificar de una competición.