Es posible haber escuchado en algún momento que debemos evitar consumir productos lácteos cuando estamos resfriados porque la leche produce mucosidad. Aunque esto puede sonar a leyenda china, puede haber algo de verdad en ello. Sin embargo, los estudios al respecto aún no son concluyentes.
Para las personas con alergia a la leche, la congestión y el aumento de la producción de moco es una reacción común. Sin embargo, para la mayoría de las personas, beber leche con un resfriado solo puede hacer que la flema se sienta peor porque la leche cubre la mucosidad, haciéndola sentir más espesa.
Los resfriados, la gripe y otras infecciones de las vías respiratorias superiores provocan secreción nasal, congestión, tos, dolor de garganta y, a veces, fiebre por la invasión del virus en el cuerpo. Estos síntomas son un mecanismo de defensa, una forma en que el cuerpo trata de deshacerse de lo que lo enferma. El aumento de la producción de mucosidad es una de las formas en que el cuerpo combate las infecciones y, aunque no es divertido de manejar, en realidad tiene un propósito: el invasor queda atrapado en la mucosidad y es expulsado cuando tosemos flema o nos sonamos la nariz.
¿La leche aumenta los mocos?
Aún se debate si beber leche contribuye o no a la congestión. Algunos estudios iniciales diseñados para probar la teoría de que los productos lácteos aumentan la producción de mucosidad descubrieron que no es así. Un estudio midió la producción de moco pesando los tejidos después de que las personas se sonaran la nariz y descubrió que los lácteos no tenían ningún efecto sobre el volumen de moco expulsado.
Otro estudio evaluó cómo se sentían las personas después de beber leche de vaca o leche de soja y los resultados fueron los mismos. Los participantes no sabían qué tipo de leche estaban bebiendo pero reportaron síntomas muy similares. Aunque ambos estudios concluyeron que no hay evidencia de que los lácteos tengan un impacto en la producción de moco, investigaciones más recientes sugieren lo contrario.
Un estudio de 2019 encontró que una dieta sin lácteos puede reducir la mucosidad. Los investigadores asignaron al azar a personas a que tomaran o no productos lácteos durante seis días y encontraron que los niveles de congestión informados por ellos mismos eran más bajos en el grupo sin lácteos. Sin embargo, este estudio no examinó a personas con un resfriado o cualquier tipo de virus, solo personas que se quejaron de una producción excesiva de moco.
Otra investigación planteó la hipótesis de que el efecto que tiene la leche en la producción de moco depende de la composición genética de la persona y del tipo de proteína láctea. La teoría es que la proteína de caseína A1, que normalmente se encuentra en la leche de vaca, estimula la producción de moco en los intestinos de algunas personas, que circula por todo el cuerpo y provoca congestión. Sin embargo, esta investigación es limitada y se necesitan estudios en humanos antes de concluir un vínculo genético.