Al igual que las zanahorias recuerdan a la Navidad por ser el alimento favorito de los renos y camellos, las fresas se han convertido en un símbolo del amor. Es la fruta más relacionada con San Valentín, aunque no muchos conocen el por qué de este icono romántico.
Los chocolates, las flores y las fresas son los tres productos más vendidos el 14 de febrero. Pero la fresa se relaciona tanto con el amor por varios motivos: es roja, es dulce y tiene forma de corazón. Aunque parece que su origen romántico yace hace miles de años. Además, coincide que San Valentín se acerca a la primavera y comienza la temporada de las fresas. Es posible que hubiéramos tenido que adaptar otra fruta al Día de los Enamorados para que coincidiese con la temporada. ¿Te imaginas comer naranjas o peras con nata?
Son afrodisíacas
Las fresas silvestres crecen en todos los continentes excepto en África, Australia y la Antártida, y se consumían desde la Edad de Piedra Media. Esta fruta se usaba por sus cualidades medicinales en la antigua Roma y China, y llegó a asociarse con el amor y la fertilidad y con las diosas Afrodita y Venus debido a su forma de corazón, tono rojo y exterior lleno de semillas.
Una historia romántica es creer que si dos personas parten una fresa, se enamorarán. Por eso se les conoce como «fruta del amor» mucho antes de que naciera San Valentín. Aunque no hay evidencia concreta de que fueran cultivadas hasta alrededor del 1.300, cuando los franceses comenzaron a transferir plantas de fresa silvestre a sus jardines. Aparentemente, fue una costumbre en el campo francés servir sopa fría de fresas a los recién casados, ya que se pensaba que las fresas eran afrodisíacas.
Actualmente, las fresas todavía se consideran un alimento que alimenta el amor. Según los científicos, no hay pruebas de que algún alimento ayude a que el romance sea más dulce, pero los antiguos acertaron en que son una potencia nutricional. Están repletas de vitamina C y manganeso, así como cantidades más pequeñas de otros nutrientes importantes. Así que aunque estemos solteros, parece no ser mala idea consumirlas.
Símbolo de Venus
La historia de la fresa se remonta a la antigua Roma, donde la fruta se consideraba el símbolo de Venus, la diosa del amor, por su color rojo brillante y su sabor tentador. Posteriormente, esta fruta se convirtió en un símbolo de fertilidad debido a sus numerosas semillas exteriores. De hecho, la fruta se ve tan atractiva que las fresas se tallaron en altares de iglesias y pilares de catedrales en la época medieval para representar la perfección.
Los antiguos romanos creían que las fresas aliviaban los síntomas de melancolía y desmayos, por lo que también podía ser la cura al desamor. Pero además de eso, también mejoraba todas las inflamaciones, fiebres, infecciones de garganta, cálculos renales, halitosis, ataques de gota y enfermedades de la sangre, el hígado y el bazo. Como decíamos antes, comer fresas estando o no enamorados es una buena opción para la salud.