La proyección del campo castellano y leonés vuelve a colocarse en el escaparate tras la XXII Feria Agroalimentaria y Alubiada de La Bañeza, donde la Consejería de Agricultura subrayó el papel de la Comunidad en la cadena de valor de las legumbres. En ese foro, se destacó que Castilla y León marca el paso en legumbres de calidad por superficie, volumen y figuras de diferenciación.
Más allá del ambiente festivo y gastronómico, el mensaje fue nítido: el liderazgo no se entiende sin el binomio calidad-territorio. La Administración autonómica y el sector remarcan que la apuesta por los sellos de origen, la investigación aplicada y la promoción conjunta refuerzan la posición de referencia a nivel nacional.
Castilla y León, líder nacional: cifras clave

Con el 40% de la superficie española dedicada a leguminosas, Castilla y León suma 164.000 hectáreas y firmó una producción de 204.000 toneladas el último año completo, según los datos difundidos durante el encuentro. Estas magnitudes sostienen el liderazgo y se traducen en escala, estabilidad y oferta variada para la industria y el consumidor.
En el capítulo de alubias, la provincia de León amplía su huella agraria: este año se han cultivado 5.873 hectáreas (542 más que la campaña previa) y, con la recolección ya encarrilada, la cifra final de cosecha rebasará las 14.600 toneladas, con un rendimiento medio en torno a 2.500 kg/ha.
Dentro del conjunto autonómico, las legumbres amparadas bajo sellos de calidad diferenciada superan las 1.300 toneladas anuales. Este bloque, aunque minoritario frente al total, actúa como escaparate de prestigio y palanca de valor añadido para el medio rural.
La combinación de superficie, productividad y reconocimiento oficial conforma un triángulo que explica por qué la región es el referente en España. El resultado es un flujo constante de grano para mercados que buscan orígenes trazables y cualidades sensoriales reconocidas.
Calidad diferenciada: el caso de la IGP Alubia de La Bañeza-León

Castilla y León concentra cinco de las once IGP de legumbres existentes en España, además de tres marcas de garantía. Entre ellas, la IGP Alubia de La Bañeza-León ilustra el modelo: su zona protegida abarca unos 5.500 km² y 120 municipios de León (principalmente) y Zamora, articulando una red productiva con fuerte arraigo local.
Durante 2024, la IGP contó con 45 explotaciones que suministraron 243 toneladas a ocho industrias envasadoras, con un valor de mercado cercano a los 600.000 euros. Son cifras que, campaña tras campaña, apuntalan una oferta estable y reconocible para la distribución y la restauración.
La calidad de la alubia bañezana se describe por su gran capacidad de absorción de agua, piel homogénea y perfil organoléptico destacado. En el pliego figuran variedades como Canela, Plancheta, Riñón Menudo y Pinta, un abanico que permite adaptarse a usos culinarios diversos sin renunciar a la identidad del territorio.
Este encaje entre variedades, suelo y saber hacer agrario es el que sostiene la diferenciación, aporta trazabilidad y facilita que los consumidores identifiquen un origen con garantías en el lineal y en la carta de los restaurantes.
Apoyo público, promoción e innovación

Para sostener el impulso de las figuras de calidad, la Junta ha aprobado 3 millones de euros para los próximos tres años destinados a la financiación de denominaciones e indicaciones protegidas de la Comunidad. Este respaldo se completa con la promoción bajo la marca Tierra de Sabor (más de 6.000 referencias y 900 empresas) y con acciones de difusión específicas.
En el plano divulgativo y gastronómico, la Consejería patrocina el concurso nacional “Destapa las legumbres”, cuya tercera edición se celebrará a comienzos de 2026, con chefs de toda España trabajando con variedades reconocidas de la región. Es un escaparate útil para llevar el producto a nuevos públicos y formatos.
La mejora continua se apoya en la investigación del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), con líneas orientadas a optimizar cultivos, adaptar manejos y facilitar una producción más eficiente. Esta pata técnica busca traducirse en competitividad y resiliencia frente a retos agronómicos y de mercado.
Desde la Administración se ha invitado a priorizar las legumbres de origen regional por tres motivos habituales: su encaje en una dieta equilibrada, la calidad que acreditan los sellos y el impacto positivo de apoyar a los agricultores que vertebran el territorio. En conjunto, este enfoque pretende alinear salud, calidad y desarrollo rural.
La feria de La Bañeza ha vuelto a ser un altavoz eficaz: más de medio centenar de expositores y una Alubiada que sirvió 4.500 raciones, elaboradas por 15 cocineros, culminaron un fin de semana de impulso al sector. El reconocimiento de “Alubiero Mayor” recayó en Luis Javier Adiego, figura muy vinculada a la ciudad, como guiño a la implicación social que rodea a esta legumbre.
Con superficie, cifras sólidas, sellos de calidad y respaldo público, Castilla y León consolida una posición de liderazgo que combina tradición y profesionalización del campo, y proyecta a las legumbres de la Comunidad como un referente fiable en la despensa nacional.