Causas de tener una lesión abdominal

Es poco habitual escuchar que alguien ha tenido una lesión en el abdomen, es más, muchos desconocerán que es un músculo que puede sufrir desgarres o tirones. Tenemos asimilado que es un grupo muscular bastante fuerte y fundamental para nuestra postura corporal, por lo que nunca pensamos en que un mal movimiento puede ser fatal para el abdomen.

Es difícil provocar una lesión, pero deberíamos saber reconocerla para no confundirla con las agujetas. Normalmente se producen pinzamientos, desgarres o esquinces que resultan muy dolorosos al realizar cualquier movimiento. Las agujetas, en cambio, producen una molestia soportable. Mayormente, la aparición de una lesión en este grupo muscular es debido al exceso de peso que soportamos en la realización de abdominales.

Como ya te comentamos en anteriores artículos, no existen abdominales superiores e inferiores, el recto abdominal está compuesto por tendones que dan esa apariencia de músculos divididos.

¿Cómo se produce la lesión en el abdomen?

La lesión abdominal puede tener su origen en distintas causas. La mayoría de ellas se deben al entrenamiento y a las malas prácticas durante el ejercicio físico.

Exceso de levantamiento de peso

Lo más común es que los tirones o desgarres musculares en el abdomen vengan producidos por la realización de ejercicios vigorosos sin precaución. Normalmente, abusar del peso de una máquina de contracción abdominal favorece el desgarro del músculo. También puede darse en otro tipos de levantamiento de peso, como peso muerto o sentadillas.

No por aumentar de peso sin previa preparación, vas a tener un abdomen más marcado. Recuerda que un recto abdominal marcado se debe a una menor cantidad de grasa en el cuerpo. Además, una lesión en el abdomen no solamente se nota por la parte delantera del tronco, también es posible hacerte daño en la zona lumbar o en los oblicuos.

Hay que tener en cuenta que algunos ejercicios requieren que se llene de aire el abdomen para fijarlo durante el movimiento y evitar lesiones. Es importante conocer la técnica de cada ejercicio para evitar este tipo de dolores.

Flexión brusca o golpe

Realizar abdominales en las que te doblas bruscamente puede producirte un tirón o un esquince. Incluso, no realizar de forma correcta los ejercicios de abdomen o las sentadillas. Es importante que cuentes con la ayuda de alguien profesional para que te guíe al iniciarte en la rutina de entrenamiento.

No obstante, también es posible que te hayas dado un golpe al practicar algún tipo de deporte de contacto, como el boxeo o el muay thai. Este tipo de actividades requieren de un abdomen fortalecido para que sirva de protección frente a patadas, rodillazos o puñetazos. Además, tener el abdomen fuerte ayudará a que seamos más ágiles en los golpes o en los movimientos de flexión espinal.

Sobre entrenamiento

Otra de las causas más comunes es tener una zona lumbar bastante débil, estar agotado físicamente por el ejercicio o hacer algunos movimientos con la técnica inadecuada. Además, también es importante recordar que es calentamiento es una parte fundamental del ejercicio, por lo que el abdomen siempre está en peligro si no le dedicamos unos minutos previos. De igual manera, el estiramiento al terminar es un hábito que deberíamos acoger para evitar el sobre entrenamiento del abdomen.

El tirón puedes notarlo en la realización del movimiento, pero solo podrás reconocer el dolor al terminar de entrenar. La adrenalina puede «anestesiar» de forma natural el dolor y no darte cuenta de la gravedad hasta que entras en estado de reposo. De igual manera, si no descansas lo suficiente después de un entrenamiento intenso, estarás forzando a tus músculos y favorecerás la aparición de desgarres. El descanso es obligatorio, puedes llegar a lesionarte hasta cogiendo un producto en el supermercado.

¿Las agujetas son una lesión?

En los días posteriores a un entrenamiento intenso, si experimentamos sensibilidad y tensión pero aún tenemos fuerza y ​​un rango de movimiento casi normales, es probable que solo sean agujetas en el abdomen. Es molesto, pero la buena noticia es que este tipo de dolor no es preocupante y podemos seguir haciendo ejercicio sin preocupaciones.

La causa más común de las agujetas en los abdominales se llama dolor muscular de aparición tardía. Mientras usamos los músculos durante un entrenamiento, se dañan levemente. Cuanto más duro sea el entrenamiento, más daño muscular. Pero no debemos preocuparnos, este daño, por lo general, no es algo malo. De hecho, es parte del proceso de desarrollo muscular.

Sin embargo, este daño muscular inducido por el ejercicio es lo que conduce al dolor muscular. A medida que se daña el músculo, se forman microhemorragias muy pequeñas y se libera sangre. Resulta que la sangre es muy irritante para los músculos, y esta irritación provoca espasmos musculares que finalmente causan dolor muscular. Por lo general, la sensibilidad y la tensión asociadas con las agujetas mejoran a medida que nos movemos y solo duran un par de días.

¿Qué es una distensión abdominal?

La distensión abdominal puede referirse a cualquier desgarro, estiramiento o rotura de los músculos abdominales. Es por eso que la distensión a veces se conoce como un tirón abdominal. La tensión abdominal puede ser causada por un giro repentino o movimiento rápido, ejercicio intenso y excesivo, no descansar correctamente los músculos sobreutilizados, técnica inadecuada al practicar deportes que requieren correr, girar y saltar o levantar objetos pesados.

No es lo mismo que una hernia abdominal, aunque algunos de los síntomas pueden ser los mismos. Una hernia ocurre cuando un órgano interno o parte del cuerpo sobresale a través de la pared de músculo o tejido que lo contiene.

Si tenemos una distensión abdominal, la superficie del área del estómago puede sentirse sensible e inflamada. Es más probable que sintamos estas sensaciones cuando contraemos los músculos abdominales y nos movemos. Otros síntomas incluyen dolor agudo repentino, hinchazón, hematomas, debilidad, rigidez, dolor o dificultad para estirar o flexionar el músculo o espasmos musculares o calambres.

Dependiendo de la gravedad de la tensión, puede resultarle difícil caminar, pararnos de pie de forma erguida o inclinarnos hacia delante o hacia los lados. Otros movimientos que involucran los músculos centrales, como alcanzar por encima de la cabeza, también pueden ser difíciles.

hombre con lesión en el abdomen

¿Cómo lo reconozco? Principales síntomas

Es importante que no confundamos una lesión de abdomen con agujetas, hernias o apendicitis. El tirón abdominal es doloroso al tocarlo y suele provocar hinchazón o moratones. Además, puede acortarnos recorrido de movimiento (rigidez), espasmos musculares o dolor cuando hacemos algún movimiento con el abdomen.

Debido a que estas lesiones pueden provocar una rápida pérdida de sangre, es importante reconocerlas lo antes posible. Si sospechas de algún tipo de lesión abdominal, deberías acudir al médico de urgencia para que te hagan una valoración. Entre los síntomas más destacados debes buscar:

  • Dolor abdominal
  • Sensibilidad sobre el área lesionada
  • Abdomen rígido
  • Dolor de hombro y brazo izquierdo (bazo)
  • Dolor abdominal en el lado derecho y dolor en el hombro derecho (hígado)
  • Sangre en la orina (riñón)
  • Piel fría y sudorosa
  • Hematomas o manchas azuladas en el vientre, especialmente alrededor del ombligo
  • Náuseas y vómitos
  • Pulso rápido
  • Presión arterial baja

Dependiendo de la gravedad de la tensión, puede resultarnos difícil caminar, ponernos derechos o inclinarnos hacia adelante o hacia los lados. Otros movimientos que involucran los músculos centrales, como alcanzar por encima de la cabeza, también pueden resultar complicados.

¿Tiene tratamiento la lesión en el abdomen?

El abdomen no es un músculo que podamos tener en reposo como el cuádriceps o el biceps. Es un grupo muscular fundamental para la postura y el desplazamiento, así que la recuperación puede ser un poco más lenta. Es por eso que cualquier dolor en esta zona nos resulta que tarda muchísimo más en curar.

Aplicar frío

Cuando estés descansando, aplica una bolsa de hielo sobre la zona lesionada durante unos 20 minutos, haciendo pequeños descansos. Lógicamente, no pongas el hielo directamente en la piel, puedes ocasionar quemaduras y agravarás la lesión. Realizar la terapia de frío lo antes posible puede ayudar a aliviar el sangrado, el dolor y la hinchazón.

Para hacer esto:

  1. Obtener una bolsa de hielo, una bolsa de gel o una bolsa de verduras congeladas que podemos usar para poner hielo en la zona afectada.
  2. Envolveremos un paño o una toalla alrededor de la compresa fría. Esto ayudará a proteger la piel y reducir el riesgo de irritación adicional.
  3. Aplicaremos suavemente la compresa fría a la lesión durante 10 a 15 minutos a la vez.
  4. Si podemos, repetiremos este proceso cada hora durante los primeros días de la lesión.

Terapia de calor

El uso de la terapia de calor puede ayudar a relajar los músculos y aliviar la tensión, lo que ayuda a reducir el dolor. El calor también aumenta el flujo de sangre al área afectada. Esto puede promover la curación y reducir la inflamación.

Para hacer esto:

  1. Cogeremos una almohadilla o parche térmico.
  2. Si no tenemos una compresa preparada, podemos llenar un calcetín limpio con arroz y atarlo. Meteremos el calcetín en el microondas durante 1 o 2 minutos.
  3. Nos aseguraremos de que no esté muy caliente al tacto.
  4. Aplicaremos la compresa tibia en la zona afectada durante 20 minutos seguidos.
  5. Si podemos, repetiremos este proceso cada hora durante los primeros días de la lesión.

Tomar analgésicos

Si vas al médico, seguramente te recete algún analgésico para aliviar el dolor, aunque debe ser el especialista el que valore si solamente se trata de un daño muscular o existe algún problema subyacente. El hielo también puede ayudar a prevenir el daño tisular y anestesiar la zona.

Tomar medicamentos de venta libre puede disminuir la intensidad del dolor. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) , como el ibuprofeno y el naproxeno sódico, también pueden ayudar a aliviar la hinchazón y la inflamación. También podemos tomar analgésicos como aspirina y paracetamol, pero no tendrán efecto sobre la inflamación.

Compresión

Podemos considerar usar una faja o venda abdominal para ayudar a comprimir los abdominales. La presión aplicada puede ayudar a minimizar el movimiento y la hinchazón. Debe ser una faja terapéutica, no corsé u otro tipo de faja sin revisión médica.

Lo recomendable es hablar con un médico sobre cuánto tiempo y cómo de apretado debe usarse la faja para disminuir los síntomas. Se aconseja elegir un aglutinante fabricado con material hipoalergénico para evitar también cualquier reacción alérgica.

Descanso

Descansaremos todo lo máximo que podamos y evitaremos cualquier actividad que nos cause estrés o tensión. Esto es especialmente importante si tenemos una lesión deportiva. Intentaremos de encontrar una manera cómoda para sentarnos o acostarnos, y usaremos este tiempo para hacer algo que nos relaje . Nos lo tomaremos con calma hasta que el dolor desaparezca por completo. Esto podría tomar hasta algunas semanas.

En cuanto estés listo para volver a entrenar, recupera tu forma física de manera gradual. No fuerces a tus músculos, calienta y no repitas los errores que te han llevado a la lesión. Limita la actividad según las indicaciones para disminuir el dolor, la hinchazón y prevenir otras lesiones. No hagas ejercicio ni practiques deportes hasta que tu médico lo autorice.

No olvides realizar ejercicios de estiramiento suavemente cuando desaparezca el dolor por completo. Esto aliviará las agujetas y le dará la elongación correcta a cada músculo.

Prevención

Una vez que la lesión esté completamente curada, podemos evitar otra distensión practicando algunos consejos preventivos de sentido común:

  • Nunca nos esforzaremos demasiado mientras hacemos ejercicio.
  • Evitaremos los ejercicios con movimientos explosivos y de «sacudidas».
  • Nos concentraremos en los ejercicios de resistencia isométrica, que fortalecen los músculos centrales con movimientos constantes y controlados.
  • Evitaremos hiperextender la espalda (doblarnos demasiado hacia atrás) cuando levantemos pesas.
  • Apretaremos los músculos centrales si tenemos que toser o estornudar.
  • Doblaremos las rodillas y las caderas y bajaremos con la espalda recta para levantar objetos pesados.
  • Mantendremos una buena postura mientras estamos sentados o de pie. Controlaremos y corregiremos la postura a lo largo del día.
  • Si tenemos que estar sentado durante períodos prolongados, nos aseguraremos de levantarnos para tomar un descanso y movernos con frecuencia.

mujer con lesión abdominal

¿En qué deriva una lesión abdominal si no se cura?

Además del daño inmediato, las lesiones abdominales también pueden causar problemas más adelante. Es importante acudir a un especialista para valorar tu gravedad e intervenir cuanto antes.

Rotura de hematoma

Por lo general, el cuerpo puede reabsorber las acumulaciones de sangre (hematomas), aunque puede llevar varios días o semanas. Sin embargo, un hematoma a veces se rompe en lugar de reabsorberse. La ruptura puede ocurrir dentro de los primeros días después de la lesión, pero a veces la ruptura ocurre más tarde, en ocasiones incluso meses después.

La rotura de un hematoma del bazo o del hígado puede provocar una hemorragia potencialmente mortal en la cavidad abdominal. Si es en la pared del intestino puede permitir que el contenido intestinal se filtre hacia el abdomen y cause peritonitis. A veces forman una cicatriz cuando cicatrizan. Esta cicatrización puede causar un estrechamiento del intestino en ese lugar que conduce a una obstrucción intestinal, por lo general años después.

Absceso intraabdominal

Un absceso abdominal es una bolsa de fluido infectado y pus que se encuentra dentro de la cavidad abdominal. Este tipo de absceso puede encontrarse cerca o dentro del hígado, el páncreas, los riñones u otros órganos. En el caso de que hubiera una lesión de abdomen, puede ocurrir un absceso dentro de la cavidad abdominal si no se detecta una lesión en un órgano hueco.

En el peor de los casos, estos abscesos también pueden formarse después de la cirugía para reparar una lesión abdominal grave. De cualquier modo, el médico se daría cuenta de inmediato.

Obstrucción intestinal

A veces, se forma tejido cicatricial después de que cicatrice una lesión o después de una cirugía en el abdomen. Ese tejido cicatricial forma bandas fibrosas (adherencias) entre las asas del intestino. Por lo general, estas adherencias no causan síntomas, pero a veces otro asa de intestino se retuerce bajo una adherencia. Esta torsión puede bloquear el intestino (obstrucción intestinal) y causar dolor abdominal y vómitos.

Para evitar un mal cicatrizado, los expertos recomiendan masajear la cicatriz una vez que se hayan caído las postillas de las heridas. Esto evitará que la piel interna se adhiera a los órganos y causen durezas en el abdomen. En casos más extremos puede recomendarse la aplicación de tratamiento láser para volver a mejorar el cicatrizado.

Síndrome compartimental abdominal

Así como se hincha un esguince de tobillo o un brazo roto, los órganos abdominales se hinchan después de una lesión (especialmente si hubo una cirugía). Aunque generalmente hay suficiente espacio en el abdomen para tal hinchazón, la inflación no controlada finalmente aumenta la presión en el abdomen. El aumento de presión aprieta los órganos y restringe su suministro de sangre, lo que causa dolor y luego daño a los órganos.

Este daño relacionado con la presión se denomina síndrome compartimental abdominal. Es muy parecido al síndrome compartimental que puede ocurrir en la parte inferior de la pierna cuando se lesiona, por ejemplo, una fractura. El aumento de la presión abdominal eventualmente también puede aumentar la presión en otros tejidos corporales, como los pulmones, los riñones, el corazón, los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central. El síndrome compartimental abdominal tiende a desarrollarse en personas con lesiones graves o lesiones que requieren cirugía.

Contractura oblicua interna

Los músculos oblicuos externos e internos funcionan juntos para permitirnos girar y doblar el torso con facilidad. Los músculos oblicuos externos cubren la mayor parte de la cintura y se encuentran cerca de la superficie de la piel. Los músculos oblicuos internos se encuentran cerca del abdomen.

Ambos músculos sostienen los órganos internos y los músculos de la columna. Esto también mantendrá los órganos vitales en su posición correcta para protegerlos de cualquier lesión. Los músculos oblicuos también nos ayudan a estar de pie derechos.

Un desgarro, lesión o trauma en cualquiera de estos músculos puede causar una distensión. La distensión del músculo abdominal oblicuo es una lesión de los músculos oblicuos, que también se conoce como distensión lateral. Lo más probable es que una contractura oblicua interna se produzca cuando el torso, la parte del cuerpo (tronco) que excluye la cabeza y las extremidades, se tuerce o gira de forma incorrecta.

Principales estiramientos para aliviar el dolor

A continuación mostraremos algunos ejemplos de ejercicios para reducir los dolores en el abdomen. Estos estiramientos pueden recomendarse para una afección o para rehabilitación, aunque primero se debe acudir a un profesional para que valore la situación. Empieza cada ejercicio lentamente.

Contracción de abdomen

  1. Acuéstate boca arriba con las rodillas dobladas. Coloca dos dedos justo dentro de los huesos de la cadera para que puedas sentir los músculos de la parte inferior del abdomen.
  2. Respira profundamente.
  3. Mientras exhalas, tira del ombligo hacia la columna, como si estuvieras tratando de cerrar la cremallera de un par de jeans ajustados.
  4. Debes sentir que los músculos de la parte inferior del abdomen se alejan ligeramente de los dedos a medida que los músculos se tensan.
  5. Mantén la posición durante unos 6 segundos, pero no contengas la respiración.
  6. Relájate hasta 10 segundos.
  7. Repite varias veces al día e intenta mantener los músculos de la parte inferior del abdomen hacia dentro durante más tiempo a medida que se fortalece.

Acurrucarse

Este tipo de ejercicio contrae y relaja el abdomen para mejorar su fortaleza. No se trata de un movimiento de entrenamiento, sino de estiramiento y movilidad del abdomen.

  1. Túmbate con las rodillas dobladas y los brazos a los lados. Mantén los pies apoyados en el suelo.
  2. Levanta la cabeza y los hombros de 8 a 10 centímetros. Al mismo tiempo, levanta los brazos hasta aproximadamente el nivel de los muslos.
  3. Mantén durante 6 segundos.
  4. Relájate y vuelve a tu posición inicial.
  5. Repite de 8 a 12 veces.

Curl-up diagonal

Aunque este ejercicio puede parecer un crunch abdominal que trabaja los oblicuos, lo cierto es que puede ayudar a estirar el abdomen. Se recomienda hacerlo lento y controlado para evitar distensiones o flexiones bruscas que aumenten el dolor.

  1. Acuéstate con las rodillas dobladas y los brazos a los lados. Mantén los pies apoyados en el suelo.
  2. Levanta la cabeza y los hombros. Al mismo tiempo, extiende ambos brazos hacia un lado.
  3. Mantén durante 6 segundos.
  4. Relájate y vuelve a tu posición inicial.
  5. Repite de 8 a 12 veces.
  6. Repite los mismos pasos del otro lado.

Pose de la cobra

La postura de la cobra es una parte esencial del saludo al sol. Esta puede fortalecer los músculos abdominales y ayudar a alinear la columna, pero también es magnífica para estirar el recto abdominal. Es importante practicar la cobra en la alineación correcta para evitar un estrés innecesario en la espalda, el cuello o los hombros. La técnica adecuada es:

  1. Acuéstate boca abajo en la colchoneta con todo el cuerpo extendido. Presiona las piernas y la parte superior de los pies firmemente contra la esterilla de yoga y lleva las piernas a una distancia del ancho de las caderas.
  2. Coloca las palmas de las manos hacia abajo directamente debajo de los omóplatos y prepárate para levantar la parte superior del cuerpo y la cabeza.
  3. Presiona con las manos para levantar la parte superior del cuerpo y hacer una cobra baja. Asegúrate de no presionar demasiado peso en las manos porque queremos concentrarnos en fortalecer los músculos de la espalda baja para levantar suavemente.
  4. Cuando nos sintamos estabilizados en la cobra baja, comenzaremos a presionar suavemente en las manos usando la espalda y los músculos abdominales para levantar lo más alto que podamos cómodamente en una flexión hacia atrás más profunda. Continúe respirando cómodamente dentro y fuera por la nariz. Mantén los omóplatos hacia atrás y hacia abajo mientras llevamos el pecho hacia delante.
  5. Mantén la mirada neutra pero ligeramente hacia arriba. Asegúrate de que la parte posterior del cuello sea larga para asegurar una alineación adecuada de la columna.
  6. Al exhalar, baja lentamente hasta el suelo.

Gato vaca

El estiramiento gato-vaca comienza apoyándonos sobre las manos y las rodillas. Estira los abdominales, la columna vertebral y el cuello.

  1. Nos pondremos de rodillas y apoyaremos las manos en el suelo. Las rodillas deben estar debajo de las caderas y las manos debajo de los hombros. Empezaremos en una posición neutral de la columna. No doblaremos los codos cuando hagamos las siguientes poses de vaca y gato.
  2. Inhalar. Doblaremos la espalda hacia el suelo (en vez de arquearla, de modo que el coxis quede hacia arriba) y miraremos hacia arriba. Esta es la postura de la vaca.
  3. Ahora exhalar. Arquearemos la espalda y miraremos hacia abajo para alargar la nuca. Esta es la pose del gato.
  4. Repetiremos las posturas de vaca y gato durante 5 o 10 respiraciones, luego volveremos a una posición neutral de la columna.

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