La luxación acromioclavicular es una lesión más común de lo que parece, especialmente entre deportistas, y puede generar muchas dudas durante su proceso de recuperación. Una de las principales preocupaciones tras sufrir esta lesión es saber qué movimientos o ejercicios pueden empeorarla. Y es que, una mala elección en la rutina de rehabilitación puede derivar en secuelas como dolor crónico, limitación funcional o incluso la necesidad de cirugía.
En este artículo vamos a repasar en profundidad los ejercicios que deben evitarse tras una luxación acromioclavicular, explicaremos cuáles son las mejores pautas de rehabilitación según el tipo de tratamiento recibido (conservador o quirúrgico) y ofreceremos consejos prácticos, todo ello basado en evidencia científica y experiencia clínica.
¿Qué es una luxación acromioclavicular?
La luxación acromioclavicular ocurre cuando hay una separación anormal entre la clavícula y el acromion, que es parte del omóplato. Esta articulación tiene un papel clave en la movilidad del hombro, especialmente en movimientos como levantar el brazo o cargar peso. En lesiones de este tipo, los ligamentos que estabilizan esa articulación se dañan, provocando la luxación o desplazamiento articular.
Se trata de una lesión frecuente en deportes de contacto como el rugby, el fútbol o el hockey, y también en actividades con riesgo de caídas como el ciclismo o las artes marciales. Según la clasificación de Rockwood, existen seis grados de severidad, siendo los grados I y II leves, los IV al VI severos (requieren cirugía), y el grado III el más debatido en cuanto a su tratamiento.
Tratamientos posibles: conservador o quirúrgico
El tratamiento conservador suele recomendarse en los grados I y II, y en muchos casos también para el grado III. Consiste en reposo, uso de cabestrillo, control del dolor y rehabilitación progresiva con fisioterapia. Las principales ventajas de esta opción son:
- Menor tiempo de recuperación inicial.
- Ausencia de intervención quirúrgica.
- Buenos resultados funcionales en general.
No obstante, también tiene algunos inconvenientes, como un defecto estético más evidente o mayor probabilidad de dolor residual, que puede alcanzar hasta un 20% en algunos estudios.
Por otro lado, el tratamiento quirúrgico se reserva para luxaciones más severas o cuando el paciente presenta necesidades especiales, como trabajos físicos exigentes o priorización estética. La cirugía puede corregir mejor la anatomía, pero también conlleva riesgos como la osificación de ligamentos, infección, cicatrices dolorosas o la necesidad de reintervención.
¿Cuáles son los ejercicios más perjudiciales tras una luxación acromioclavicular?
Durante las primeras etapas de recuperación, ya sea tras tratamiento conservador o quirúrgico, hay ciertos movimientos que deben evitarse para no comprometer la estabilidad de la articulación o retrasar la cicatrización:
- Cargar pesos directamente con el brazo extendido: Esta posición genera una fuerza de tracción en el hombro que puede favorecer la separación entre clavícula y acromion.
- Elevaciones por encima de los 90º sin control: Movimientos por encima del hombro aumentan la tensión en la articulación, sobre todo si se hacen con peso o de forma brusca.
- Ejercicios de tracción vertical como dominadas, fondos o remos altos: Implican una gran demanda del trapecio superior y pueden agravar la luxación o provocar dolor.
- Presses horizontales (press de banca, flexiones agresivas): Estos movimientos cargan intensamente los tejidos acromioclaviculares y deben evitarse hasta fases avanzadas.
Errores comunes durante la rehabilitación
Uno de los errores más habituales es iniciar ejercicios de fortalecimiento sin control de la escápula. La escápula debe tener una estabilidad adecuada para que cualquier movimiento del hombro no genere compensaciones o tensiones innecesarias.
También es frecuente sobreactivar el trapecio superior, lo cual desequilibra el funcionamiento del complejo escapular. Debemos favorecer, en su lugar, la activación del trapecio inferior y el serrato anterior.
Pautas específicas según el tipo de tratamiento
Tras tratamiento conservador
En este caso, los primeros ejercicios suelen introducirse a partir de la segunda o tercera semana, con fortalecimiento progresivo a partir de la sexta semana. Muchos protocolos coinciden en mantener la rehabilitación activa al menos hasta las 12 semanas.
Ejercicios recomendados durante las fases iniciales:
- Retracciones escapulares isométricas.
- Ejercicios en cadena cinética cerrada como el «rocking back» en cuadrupedia.
- Trabajo isométrico del deltoides en distintas posiciones.
- Ejercicios de aducción cruzada con control postural.
Este tipo de trabajo permite una recuperación segura mientras se reactivan la musculatura estabilizadora sin comprometer la articulación. Para conocer más sobre ejercicios prohibitivos en lesiones, puedes ver el artículo sobre ejercicios prohibidos para la hernia discal.
Tras cirugía
Cuando ha habido reparación quirúrgica, el proceso es más largo. Generalmente se inmoviliza el hombro entre tres y seis semanas. A partir de la sexta semana puede empezarse con movimientos pasivos y activos suaves, y el fortalecimiento más intenso se reserva para las semanas 12-18. El regreso a la actividad deportiva puede tardar entre 4 y 6 meses.
En esta etapa es fundamental controlar la progresión para no dañar la reparación quirúrgica. Se recomienda un seguimiento profesional y adaptar los ejercicios en función de los síntomas y objetivos individuales.
Ejercicios seguros en la fase media y avanzada
Progresivamente, el objetivo será activar la musculatura sin perder el control escapular:
- Elevación del brazo en plano escapular: Primero en cuadrupedia, luego en bipedestación.
- Rotación externa con resistencia: Se puede iniciar en decúbito prono para reducir carga del trapecio superior.
- Remo invertido con barra o TRX: Este ejercicio mejora el equilibrio entre deltoides posterior y trapecio, protegiendo la articulación acromioclavicular.
Es importante que estos ejercicios se introduzcan gradualmente, priorizando la técnica y evitando compensaciones. Si quieres saber más sobre qué ejercicios evitar en otros contextos, considera revisar la guía sobre ejercicios prohibidos en hernias.
¿Cuándo volver al deporte?
Este momento depende tanto del tipo de tratamiento como del tipo de deporte. En deportistas de élite, especialmente en deportes de contacto o con altas exigencias, se suele optar por un tratamiento conservador inicial durante al menos 12 semanas. Si persisten el dolor o la inestabilidad, se plantea la cirugía.
En actividades recreativas, el retorno puede valorarse tras 3-4 meses si no hay secuelas. En cualquier caso, debe evitarse el regreso prematuro que pueda provocar recaídas.
Consejos para pacientes y fisioterapeutas
Ya sea que se opte por cirugía o no, la educación del paciente es esencial. Algunos consejos clave a tener en cuenta:
- Evitar cargas con el brazo extendido en las primeras semanas.
- Progresar de forma prudente y guiada.
- Respetar el ritmo de cicatrización de los tejidos.
- Controlar la activación de la musculatura clave (serrato, trapecio inferior, deltoides).
- Escoger ejercicios adaptados y sin dolor.
Para fisioterapeutas, es clave diseñar protocolos personalizados, respetando la biomecánica y sin caer en esquemas rígidos. La experiencia clínica y la evaluación continua del paciente deben determinar cada fase de la recuperación, más allá de las semanas estrictas de los protocolos.
Además, mantener la comunicación constante con el paciente le ayuda a entender su progreso y fomenta la adherencia al tratamiento. También puedes leer más sobre ejercicios prohibidos en la ciática y lumbago para tener una visión más completa.
Una luxación acromioclavicular, especialmente en grado III, no tiene una solución única válida para todos. Dependerá del contexto, del entorno laboral o deportivo, del grado de desplazamiento y de las preferencias del paciente. Sin embargo, independientemente de la elección terapéutica, evitar los ejercicios inadecuados, respetar los tiempos de curación y apoyar una rehabilitación bien planificada son claves para volver a la normalidad sin complicaciones. La información, la prevención de recaídas y la educación del paciente marcarán la diferencia en su recuperación funcional a largo plazo.