La camisa de franela, también conocida como la típica camisa de cuadros o de leñador, es un must entre los deportistas que se adentran en la montaña. ¿No lo sabías? En plena de temporada de otoño-invierno, con temperaturas más bajas de lo normal y lluvias amenazantes, esta prenda se puede convertir en tu mejor amiga. Muchos piensan que es mejor una chaqueta técnica de manga larga, debajo de un cortavientos y unos pantalones impermeables. Pero no, amigos, si no quieres quedar como un inculto, los amantes de la montaña te recomendarán una camisa de franela y unos calcetines gruesos.
Es normal que lo primero que pienses sea en cortar un par de troncos antes de subirte a la bicicleta, pero es todo mucho más práctico de lo que crees. Ni te afectará el viento, ni la posible humedad que haya en el ambiente. No vas a necesitar ropa especial para pedalear entre los senderos.
¿Por qué le debemos la vida a las camisas de franela?
Seguro que ahora estás mirando de otra manera a la camisa que tienes en el armario. Te estás dando cuenta de que tiene una resistente tela elástica, perfecta para un día lleno de barro, senderos y acarreo entre rocas. Si tienes una de una tela más ligera que una franela de algodón, son más adecuadas para paseos más cálidos. En cambio, las que son de secado rápido son acogedoras para paseos en climas fríos, porque la ventilación de las axilas evitan el sobrecalentamiento.
La mayoría de las camisas de franela que ves en tantos ciclistas en realidad están diseñadas para ser ropas furtivas. Fueron hechas con materiales de secado rápido y diseñadas con bolsillos con cremallera e, incluso, paneles de malla discretos. Y sé que lo estás pensando: ¿es casualidad que la ropa sea en realidad discreta y elástica? Evidentemente, no.
En los últimos años, ha habido una tendencia creciente hacia la ropa de bicicleta que puedes guardar fácilmente. Sudaderas con capucha resistentes al viento, camisetas que parecen algodón pero que absorben la humedad y los shorts de mezclilla elástica con cintura alta que te permiten vivir con menos cambios de vestuario. ¿Pero qué ocurre con las camisas de franela? Son fantásticas porque nadie te mira raro si las llevas puestas antes o después de montar en bicicleta. Puedes ir al supermercado, al médico, a tomar unas cervezas o a cruzar un bosque entero antes de que caiga la noche.
Es gracioso pensar que esta prenda actúa con un concepto científico llamado cognición encubierta. Es decir, lo que usamos puede influir en cómo pensamos y actuamos. Habrás visto numerosas revistas de fitness que nos intentan convencer de usar más pantalones de yoga para sentirnos comprometidos con la causa. Aunque esos pantalones cuesten 100€, y en la tienda del barrio valgan más baratos.
Así que tiene sentido que vestirse de manera más informal nos pondría en una mentalidad relajada, ¿verdad? La primera vez que usas una camisa de franela para un paseo por la montaña, te sientes más relajado. No parece que estés entrenando, así que, ¿por qué comportarse así? Es la prenda ideal para detenerte a hacer fotos, relajarte y disfrutar del viaje.
Te aseguro que la franela es muy acogedora. No obstante, corres el riesgo de llegar con las piernas y los pies empapados si no usas unas prendas que detengan la humedad.