Empezar el día practicando yoga es una buena elección

yoga por la mañana

Disponer de una rutina al despertar, constituida por una serie de buenos hábitos, es esencial para disponer de la motivación y energía necesaria para rendir. Llevar a cabo algunas posturas de yoga, por ejemplo, es una excelente opción por muchas razones. ¡Descúbrelas!

Razones por las que empezar el día practicando yoga

El yoga es una actividad que integra la atención a la respiración. Empezar el día y tomar unos minutos para chequear cómo estamos, qué sentimos y cuáles son nuestras necesidades, es muy importante. Además, los estiramientos corporales propios de ciertas posturas, ayudan a despertar la musculatura, alargarla y dotarla de una mayor flexibilidad. Ésta se traduce posteriormente en una agilidad más evidente y un aumento de la capacidad de movimiento y reacción. Practicar yoga por la mañana despierta, nutre y aporta una gran sensación de bienestar.

Además, dedicando la práctica a un motivo específico, dotarás a tu día de un propósito. Notarás una agradable sensación de optimismo y energía, que serán tus dos herramientas clave para enfrentar la rutina con éxito. Como resultado de esta sensación, es casi seguro que tu productividad aumente. Podrás hacer muchas más cosas de las que habías previsto y tendrás tiempo para disfrutar de momento de relax o actividades de ocio, aspecto muy importante que debes tener en cuenta. Los días deben contar, más allá de cumplir con las estrictas obligaciones.

Posturas de yoga para empezar el día

El Saludo al Sol

Aunque no es una postura estática en sí misma, realizar el Saludo al Sol es ideal para activar el cuerpo y empezar el día con las pilas cargadas. Hazlo con suavidad y tranquilidad y repítelo de 3 a 5 veces.

Torsión espinal

Sentado cruza las piernas y realiza una torsión hacia la derecha. Ayúdate de las manos para realizar una pequeña resistencia y forzar de una forma suave y segura la torsión. Lleva la mirada atrás y nota cómo las vértebras se separan, se alargan y te ayudan a crecer. Hazlo 4 veces a cada lado, intentando ir cada vez un poco más allá.

El árbol

Se trata de una postura de pie que requiere equilibrio y concentración. De pie, toma conciencia de tu cuerpo y tu respiración. Coloca las manos juntas en posición de rezo junto al pecho. Cuando te sientas estabilizado toma aire y lleva las manos, que siguen juntas, sobre tu cabeza. Al mismo tiempo eleva la pierna derecha de manera que la planta del pie se apoye en la pantorrilla. Deja ir los pensamientos negativos y observa cómo se transforman. Realízalo una vez con cada pierna.

Con estas 3 sencillas posturas, hechas correctamente y prestando atención a la respiración, estarás a tope de energía y positividad para comerte el mundo. Si el primer día no notas ningún efecto sobre tu cuerpo y mente no desistas. Intenta continuar el hábito durante un tiempo y veras como ya no podrás parar.


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