Los amantes del deporte solemos picarnos con nosotros mismos para conocer dónde está el límite de nuestras capacidades físicas. Es muy normal realizar una especie de test cada mes para ver el progreso, sobre todo si eres un principiante. Por ejemplo, se suele contar cuántas repeticiones puedes hacer en 1 minuto de sentadillas, abdominales, flexiones y dominadas; y dentro de un mes, volver a repetir el test.
Pero hay quienes necesitan más que eso y se atreven a realizar una carrera de obstáculos, una media maratón, alguna prueba de flexibilidad o el sprint más largo. Yo quise superarme subiendo la cuerda o realizando monkey bars, así que tú también puedes encontrar tu motivación. En la mayoría de los retos que nos ponemos, tenemos la sensación de querer morirnos, pero las endorfinas son tan adictivas que nos encanta la sensación al terminar.
Personalmente, me encanta el ejercicio anaeróbico. La mayoría quiere saber qué forma de entrenamiento es mejor: ¿cardio o fuerza? La realidad es que ambos son fundamentales y totalmente compatibles. Perderás peso, si ese es tu objetivo, y ganarás masa muscular. Lo ideal es realizar los dos entrenamientos juntos, es decir, ejercicio anaeróbico. Y sí, cuesta mucho.
¿Cómo puede ser tan bueno para nosotros algo que realmente nos hace rozar la muerte? Soy muy dramática, pero podríamos compararlo con disfrutar comiendo brócoli. Está bueno, es saludable, pero a cualquiera le motivaría más comerse unas galletas.
Todo dependerá de tu objetivo, pero si quieres conseguir un cuerpo definido, tonificado, sin demasiado volumen y no muy delgado, el ejercicio anaeróbico es lo tuyo.
¿Qué es el ejercicio anaeróbico?
Te voy a hacer que entiendas lo que es el ejercicio anaeróbico de una forma muy sencilla. Visualiza la siguiente frase: corre como si estuvieras robando algo y tuvieras a la policía detrás. Justo esa sensación es la que buscamos en los entrenamientos de este tipo.
Evidentemente, no vas a poder correr demasiado tiempo a una alta velocidad porque el ejercicio anaeróbico implica entrenar sin oxígeno. Nos enfrentamos ante un ejercicio de poca duración (desde segundos hasta 2 minutos) y a una alta intensidad. Después de esos dos minutos, el sistema aeróbico de nuestro cuerpo se activa.
Podríamos decir que el ejercicio anaeróbico es el que utiliza las fibras musculares de contracción rápida, muy usadas cuando corremos o saltamos. Al entrenar estas fibras, estamos mejorando esa musculatura.
¿Por qué deberías practicarlo?
El efecto del ejercicio anaeróbico sucede en el cuerpo cuando nos elevamos el esfuerzo al 84% de nuestra frecuencia cardíaca máxima. Cuando nos ejercitamos en este nivel de intensidad en ráfagas cortas de energía, creamos el llamado EPOC (consumo excesivo de oxígeno posterior al ejercicio). El EPOC es muy conocido por ser un efecto posterior del ejercicio que sigue quemando calorías hasta 38 horas después de haber finalizado. Lo interesante de tipo de entrenamiento es que podemos incorporarlo tanto en nuestras rutinas de cardio como en las de fuerza.
Con el entrenamiento cardiovascular podemos realizar intervalos de sprint; y en el caso de la fuerza, podríamos hacer sentadillas con salto explosivo. Como beneficios obtenemos efectos residuales como: quemar más calorías en reposo, aumentar el desarrollo de la fuerza, usar de manera más eficiente del tiempo, un físico más delgado y definido y un crecimiento del VO2 máx. Incluso hay investigaciones que vinculan el ejercicio anaeróbico con la pérdida de grasa del abdomen y el aumento de la hormona del crecimiento.
Solo para los más atrevidos
Quizá te estés preguntando por qué el entrenamiento anaeróbico no es tan conocido y realizado si la ciencia avala todos los beneficios. La respuesta puede estar en que no es fácil realizar estos ejercicios con una buena técnica y, sobre todo, es bastante duro. La mayoría de personas que se apuntan a un gimnasio lo hacen de forma “obligada”. No les gusta sudar, no les gusta rozar su límite, tan solo quieren sentirse bien con ellos mismos aunque estén andando en una cinta.
Además, muchos quieren escuchar lo que les hace sentir bien. Por lo que proponer 5 series de sprints o 15 burpees no será plato de buen gusto para nadie. Aunque para mi sí, por más que odie un ejercicio, prefiero hacerlo rabiosa. Y es cierto, el ejercicio anaeróbico no es muy divertido y se necesita mucho esfuerzo, por lo que puede ser fatigoso en algunas ocasiones. Personalmente, esa sensación es la que busco en los entrenamientos porque me tiene totalmente enganchada, pero mientras lo hago estoy pensando en cuánto me queda para acabar. Es una relación de amor-odio constante.
Necesitas mucha seguridad para lograr este tipo de entrenamientos. Lo ideal es rodearte de un grupo de personas con tus mismas ganas y un entrenador que os anime a lograr el objetivo de cada sesión. Es importante que realices un previo acondicionamiento, que domines la técnica y prepares tus músculos para cada entrenamiento. Acuérdate de hacer una correcta vuelta a la calma. Tómate tiempo para recuperarte de los esfuerzos.