Estamos terminando enero y muchos se plantean si es momento de abandonar ya el propósito de hacer deporte en este año. ¿Deberíamos parar de entrenar? ¿Puede ser malo el ejercicio para ti? No te acojas a la primera excusa que se te pase por la mente, por favor. Entiendo que haya personas que les resulte agobiante apuntarse al gimnasio u “obligarse” a ejercitarse. Lo primero que debes entender es que el ejercicio físico busca el bienestar y la funcionalidad, nunca el sentirte mal.
Seamos realistas, el fitness no ha conseguido erradicar la obesidad ni los estilos de vida sedentarios, ¿por qué?
¿Entrenar debe ser algo temporal?
Con el ejercicio físico sucede igual que con la dieta para perder peso. Algunas personas lo usan como un apoyo para llegar a un objetivo, de manera temporal, y luego volver a su estilo de vida anterior. Tan solo tienes que mirar a tu alrededor en el gimnasio, aunque pienses que la mayoría está allí en búsqueda del bienestar, realmente tienen otros objetivos más a corto plazo.
Existen muchas razones para empezar a entrenar y mantenerlo como un hábito diario. Debes hacerlo, principalmente, por estar más sano, ser más funcional en tu día a día y mejorar en algo que te mantenga motivado. Asimismo, hacer ejercicio físico es el mejor complemento a cualquier deporte. Es decir, si juegas al pádel, notarás un mejor rendimiento si realizas una rutina de entrenamiento de forma regular.
Además, el ejercicio reduce el estrés, evita enfermedades cardiovasculares y puede mejorar la capacidad mental. Aun así, hay ocasiones en las que es mejor tirar la toalla y no seguir entrenando. Te cuento cuáles.
Razones por las que no debes hacer ejercicio
No te gusta
Al igual que posiblemente tampoco te guste ir a trabajar, acudir al dentista o pagar las facturas. Si haces ejercicio de manera obligada y con cara de asco, déjalo. Entrenar debe ser como ir a la iglesia. Es el mejor sitio para desconectar.
Tú vas al gimnasio para convertirte en la mejor versión de ti mismo, pero siendo respetuoso con los demás. Sé que no a todos les gusta el ejercicio, y no voy a intentar convencerte. Si ir a entrenar al gimnasio no te gusta, deberías buscar otra alternativa. Por ejemplo, haz deporte al aire libre, pero no amargues a tus compañeros de gimnasio (que realmente lo aman).
Tienes una lesión
Si al hacer sentadillas te duelen las rodillas o al hacer flexiones te duele la espalda, ¡para! El ejercicio físico nunca debe doler, si eso sucede es momento de parar. Aprende a escuchar las señales de tu cuerpo. Y te lo digo yo, que he tenido lesiones graves por no atender a los avisos.
No eres más valiente por hacer un ejercicio lesionado o aguantando el dolor. Al revés, te convierte en un idiota.
No estás mejorando
El problema del estancamiento lo sufren muchas personas. Se marcan un objetivo, pero se olvidan de ir mejorando progresivamente. Tu meta debe ser mejorar tu funcionalidad física, la flexibilidad o la técnica. Por supuesto, tendrás diferentes ciclos en tu entrenamiento y pasarás por etapas en las que te sentirás más estancado. No te obsesiones con ser el mejor en algo, y céntrate en tener una mejor versión de ti. Compárate con tu pasado.
Lo haces todo mal
Entrenar sin sentido no es entrenar bien. Dejar las series a medias, pedalear en la bicicleta durante horas o cargar con mucho peso no es el mejor camino para mejorar. Hablando de forma general, los chicos pecan en que no hacer un buen rango de movimiento en el curl de bíceps, y las chicas en que se hartan de hacer abdominales.
Cuida las repeticiones, las series, las máquinas y las rutinas de ejercicios como si fueran lo más importante del entrenamiento. Y márcate objetivos reales. Si no vas a ser capaz de realizar 10 repeticiones, reduce la carga.
Quieres perder peso
Hacer ejercicio físico es una de las claves para mejorar la condición física y la salud, aunque no es el único factor fundamental para conseguir bajar los kilos que nos sobran. El 100% de la energía que ingerimos proviene de los alimentos, y tan solo el 10-30% de esa energía la quemamos en el entrenamiento. El resto, nuestro metabolismo se encarga de quemarlo, así que es interesante cuidar la alimentación y cuándo comer.
Además, subir de peso suele estar vinculado a problemas emocionales. Quizá la solución no es apuntarnos a un gimnasio, sino buscar ayuda para resolver este tipo de problemas primero. Por supuesto, el ejercicio es importantísimo, pero todos sabemos que las personas que no cambian de mentalidad, al notar resultados, volverán a los mismos malos hábitos.