Cuando realizamos ejercicios intensos, y aún más cuando llevamos tiempo sin practicar, aparecen las conocidas agujetas. Para algunos, éstas son muy molestas, casi incapacitantes para llevar a cabo el día con normalidad. Para otros, en cambio, suponen un dolor dulce que significa que hemos trabajado correctamente y que nuestros músculos lo saben. Como en todo, dependen de la actitud con la que las enfrentemos.
Aliviar las agujetas con 4 posturas de Yoga
Tanto si eres de los que sufre las agujetas, como de los que las disfruta, te vendrá bien conocer algunas maneras de aliviar las molestias. Recuerda que el Yoga, es una práctica muy recomendable por sí misma, y como complemento de cualquier otro deporte. Permite mejorar la flexibilidad, atender nuestra respiración, y aliviar las tensiones acumuladas en el entrenamiento. Por no mencionar los innumerables efectos positivos que tiene sobre nuestra salud física y emocional.
A continuación, te enumeramos cuatro ejercicios que conseguirán disminuir las molestias que te ocasionan las agujetas de una forma general.
1. Loto con movilidad articular
Siéntate con las piernas cruzadas, en la postura del loto. Alarga la espalda y apoya los brazos sobre tus rodillas. A continuación, ejerce una ligera presión sobre éstas hacia el suelo. Muy ligera, simplemente para notar el estiramiento. Posteriormente relaja tus brazos y lleva la mirada a derecha y a izquierda de forma alterna. Atiende muy bien a tu respiración y realiza los movimientos con lentitud. Más tarde, rotaciones de tus hombros: primero hacia adelante, y luego hacia atrás. Si quieres, de manera opcional, puedes redondear la espalda y llevar el tronco hacia adelante, con los brazos alargados y las palmas de las manos en el suelo.
2. La pinza
Sentado en el suelo con las piernas estiradas y la espalda alargada, toma aire y redondea la columna vértebra a vértebra, llevando el tronco hacia los muslos. Intenta coger tus pies, pero, si no puedes, basta con que los apoyes sobre las piernas. No fuerces en absoluto. Deja que la respiración profunda vaya actuando, haciendo que el propio peso corporal te acerque, cada vez más, a tus piernas. Recuerda que el objetivo es aliviar las agujetas y la tensión muscular, sin forzar.
3. La cobra
Tumbado boca abajo, la mirada permanece hacia el suelo y las manos apoyadas junto al pecho. Empuja el suelo, levantando el tronco hasta donde puedas y llevando la mirada al techo. Si no consigues estirar del todo los codos, no importa, no fuerces.
4. Postura del bebé
Desde la cobra, lleva isquios a talones, y deja que la espalda repose redondeada sobre tus muslos. Puedes colocar las manos junto a tus piernas, hacia atrás, o llevarlas alargadas hacia delante, con las palmas de las manos en el suelo.