¿Cómo evitar el mal de altura al subir una montaña?

riesgos del mal de altura

Cuando está escalando montañas, haciendo senderismo, conduciendo o realizando cualquier otra actividad a gran altura, es posible que su cuerpo no reciba suficiente oxígeno. La falta de oxígeno puede provocar el mal de altura.

El mal de altura generalmente ocurre a altitudes de 8.000 pies (2.500 metros) o más. Las personas que no están acostumbradas a estas alturas son las más vulnerables. Los síntomas incluyen dolor de cabeza e insomnio. No debemos tomarnos el mal de altura a la ligera. La condición puede ser peligrosa. Además, es imposible de predecir: cualquiera que se encuentre a gran altura puede contraerlo.

¿Qué es el mal de altura?

El mal de altura, también conocido como mal de montaña, puede ocurrir si viajamos a gran altura. Puede afectar a cualquiera: ser joven o estar en buena forma física no disminuye el riesgo. El hecho de que tengamos o no esta patología puede depender de:

  • La altura sobre el nivel del mar
  • El tiempo que tardamos en hacer el ascenso
  • Si tenemos o no algún problema que afecte al corazón y pulmones

El mal de altura se clasifica en tres grupos:

  • AMS. El mal agudo de montaña (AMS, por sus siglas en inglés) se considera la forma más común de mal de altura. Los síntomas del AMS son muy similares a estar intoxicado.
  • HACE. El edema cerebral de altura (HACE) ocurre si persiste el mal agudo de montaña. HACE es una forma severa de AMS donde el cerebro se hincha y deja de funcionar normalmente. Los síntomas de HACE se asemejan a AMS grave, siendo los más notables somnolencia extrema, confusión e irritabilidad y problemas para caminar. Si no se trata inmediatamente, HACE puede causar la muerte.
  • HAPE. El edema pulmonar a gran altura (HAPE) es una progresión de HACE, pero también puede ocurrir por sí solo. El exceso de líquido se acumula en los pulmones, lo que dificulta su funcionamiento normal. Los síntomas de HAPE son aumento de la disnea durante el esfuerzo,
    tos severa y debilidad. Si el HAPE no se trata de inmediato disminuyendo la altitud o usando oxígeno, puede provocar la muerte.

Síntomas clave

Los síntomas del mal de altura pueden aparecer de forma inmediata o gradual. Entre ellos se incluyen:

  • Fatiga
  • Insomnio
  • Dolor de cabeza
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Ritmo cardiaco elevado
  • Dificultad para respirar (con o sin esfuerzo)

Pero también hay otras señales que alertan de algo más grave:

  • Decoloración de la piel (un cambio a azul, gris o pálido)
  • Confusión
  • Tos
  • Tos con mucosidad sanguinolenta
  • Opresión en el pecho
  • Disminución de la conciencia
  • Incapacidad para caminar en línea recta
  • Dificultad para respirar en reposo

que es el mal de altura

Causas del mal de altura

Si el cuerpo no se aclimata a las elevaciones altas, podemos experimentar el mal de altura. A medida que aumenta la altitud, el aire se vuelve más delgado y menos saturado de oxígeno. Esta enfermedad es más común en elevaciones superiores a los 2.500 metros. El veinte por ciento de los excursionistas, esquiadores y aventureros que viajan a elevaciones altas experimentan el mal de altura. El número aumenta al 50 por ciento en elevaciones superiores a 5.500 metros.

Se suele tener un riesgo bajo si no hemos tenido episodios previos. El riesgo también es bajo si aumentamos gradualmente la altitud. Tomar más de dos días para escalar de 2.5000 a 3.000 metros puede ayudar a reducir el riesgo. El riesgo aumenta si tenemos antecedentes de mal de altura o si ascendemos rápidamente y subimos más 500 metros al día.

El médico nos hará una serie de preguntas para buscar síntomas del mal de altura. También escuchará nuestro pecho con un estetoscopio si tenemos dificultad para respirar. Los sonidos de traqueteo o crujidos en los pulmones pueden indicar que hay líquido en ellos. Esto requiere un tratamiento rápido. El médico también puede hacer una radiografía de tórax para buscar signos de líquido o colapso pulmonar.

Tratamiento

Descender inmediatamente puede aliviar los primeros síntomas del mal de altura. Sin embargo, debemos buscar atención médica si tenemos síntomas avanzados de mal agudo de montaña.

El medicamento acetazolamida puede reducir los síntomas del mal de altura y ayudar a mejorar la dificultad para respirar. También se nos puede administrar el esteroide dexametasona.

Otros tratamientos incluyen un inhalador pulmonar, medicamentos para la presión arterial alta (nifedipina) y un medicamento inhibidor de la fosfodiesterasa. Estos ayudan a reducir la presión sobre las arterias de los pulmones. Un respirador puede aportar asistencia si no podemos respirar por nosotros mismos.

Posibles complicaciones

Las complicaciones del mal de altura incluyen:

  • Edema pulmonar (líquido en los pulmones)
  • Hinchazón del cerebro
  • Muerte

Las personas con casos leves de mal de altura se recuperarán si se tratan rápidamente. Los casos avanzados de mal de altura son más difíciles de tratar y requieren atención de emergencia. Las personas en esta etapa del mal de altura corren el riesgo de entrar en coma y morir debido a la inflamación del cerebro y la incapacidad para respirar.

¿Se puede prevenir?

Se recomienda conocer los síntomas del mal de altura antes de ascender. Nunca iremos a una altitud más alta para dormir si tenemos síntomas. Es mejor descender si los síntomas empeoran mientras estamos en reposo. Mantenerse bien hidratado puede disminuir el riesgo de desarrollar mal de altura. Además, debemos minimizar o evitar el alcohol y la cafeína, ya que ambos pueden contribuir a la deshidratación.

Si planeamos viajar a gran altura, podemos hablar con un médico sobre los medicamentos que pueden ayudar con la aclimatación, especialmente si hemos tenido mal de altura anteriormente.

En resumen, podemos reducir la posibilidad de contraer el mal de altura al:

  • Evitar un ascenso rápido desde el nivel del mar: no superar los 2500 metros para dormir la primera noche
  • Una vez que superemos los 3.000 metros, no ascender más de 500 metros al día
  • Pasar la noche por debajo de la altitud más alta del día
  • Evitar el ejercicio extenuante antes de que el cuerpo haya tenido tiempo de adaptarse a los niveles más bajos de oxígeno
  • Evitar el alcohol a gran altura
  • Descasar durante las 48 horas posteriores a la llegada a un lugar de gran altura

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