¿Qué diferentes tipos de dietas existen?

tipos de dietas

Cuando hablamos de dietas, nos referimos a los diferentes tipos de alimentación enfocadas a un objetivo. Hay quienes buscan la pérdida de peso, otros ganar masa muscular o mantenerse. Existen las que recomienda un profesional, adaptándose a tus características, y las que sigue la mayoría de forma preestablecida. Incluso, también se introducen suplementación o fármacos que aceleren cualquiera de los procesos.

Dietas hay miles, la gran mayoría muy extremistas y algunas balanceadas. Hoy te contamos los diferentes tipos que podemos encontrar dependiendo de las características de cada uno (sin entrar en el terreno vegano o vegetariano).

Asimismo, esto es tan solo una clasificación. Para conocer qué tipo de alimentación debes llevar, acude a un dietista-nutricionista que valore tu caso y personalice un plan. Es primordial que conozcas tu objetivo y las debilidades que debes mejorar.

Tipos de dietas dependiendo del objetivo

Cuando se empieza una dieta, se tiene un objetivo, si no, para qué, ¿no? Pues existe una breve clasificación de dietas dependiendo del objetivo que nos hayamos impuesto a nosotros mismos. Cabe decir que las dietas deben ser controlas e impuestas por profesionales dietistas y nutricionistas, y también tenemos que recodar que las dietas donde se pasa hambre, o donde solo se come un tipo de alimento, o dietas con productos sustitutivos, no son nada saludables ni recomendables.

Mantenimiento

Es un tipo de alimentación cuyo objetivo es mantener el peso, una vez que hemos alcanzado una condición física óptima. No debería costarnos ningún sufrimiento realizarla y puede ser mantenida durante el resto de nuestra vida.

Lo destacable de este tipo de dieta es que se elimina el efecto rebote, puesto que habremos aprendido a mejorar los hábitos alimenticios y no volveremos al estilo de vida que teníamos antes. Además, al ser menos estricta, no sufriremos ningún tipo de agobio, ni la consideraremos una obligación.

Si bien es cierto, este tipo de dieta no funcionará si antes no hemos perdido el peso necesario. Y, aunque parezca la más sencilla, si no eres una persona disciplinada o con un estilo de vida saludable, será altamente complicado que consigas mantenerla en el tiempo.

Una mujer se mide la cintura con una cinta métrica

Adelgazar

Es el tipo de dieta más buscada, sin duda. Su objetivo se establece en perder una cantidad de kilos, a ser posible, de grasa corporal. Si lo logramos de una manera saludable y progresiva, el cambio será controlado y podrá mantenerse en el tiempo. Asimismo, se puede ir graduando dependiendo de la respuesta que vayamos obteniendo.

El primer paso para cambiar nuestro estilo de vida (si nos sobran kilos) es este tipo de alimentación. Son dietas que pueden resultar muy costosas hasta que conseguimos convertir nuestros nuevos hábitos alimenticios en una rutina habitual. Por desgracia, son el tipo de dieta que más se abandona porque cuesta seguir durante varios meses.

Ganar masa muscular

Para subir de peso de forma saludable, debemos centrarnos en ganar masa muscular para evitar almacenar grasa. Existirá un superávit calórico y se dará prioridad al consumo de proteínas para generar más músculo. La mayoría piensa que, en la fase de volumen muscular, se pueden atiborrar a comida basura. Eso solo provocará un aumento de peso, debido al aumento excesivo de grasa.

Esta dieta debe ir al unísono con una tabla de entrenamiento, de lo contrario solo ganaremos peso, pero ese extra no serán músculos, sino grasa acumulada que no hemos conseguido eliminar o transformar. Una señal inequívoca de que, o bien estamos comiendo más calorías de la cuenta, o no estamos practicando el suficiente ejercicio.

Dietas dependiendo de los nutrientes

Este tipo de dietas suelen ser bastante más comunes de lo que muchas veces creemos. Se trata de una serie de elecciones que podemos hacer en base a nuestro objetivo. En este tipo de dietas también se recomienda ser guiado y aconsejado por un profesional de la nutrición, ya que de lo contrario podemos crear, de forma inconsciente, algunos desajustes peligrosos para nuestra salud.

Bajas en hidratos de carbono

La más común es la dieta cetogénica. Consiste en restringir el consumo de hidratos de carbono, pero sin alterar la ingesta de proteínas o grasas. Suele usarse como método efectivo para bajar de peso, ya que se elimina parcialmente cualquier consumo de harinas, azúcares, pastas, etc. Puede tener la ventaja de que a muchas personas les resulta más fácil eliminar un grupo nutricional antes que contar calorías.

Y ese es el problema, no podemos erradicar totalmente los hidratos de carbono porque estaremos sufriendo un déficit nutricional, algo bastante perjudicial para la salud. Además, suprimir los carbohidratos suele ser lo más complicado de cualquier dieta, ya que son los alimentos a los que estamos más acostumbrados en nuestro día a día.

Una mujer decidiendo si come una manzana o un donut

Bajas en calorías

También son un tipo de dietas bastante comunes. Se reduce la cantidad de los alimentos, sin tener en cuenta los nutrientes, con tal de conseguir una restricción calórica. Algo que en la teoría parece fácil y seguro, pero que en la realidad es bastante difícil, y nos suele entrar la prisa por conseguir nuestro objetivo y por eso terminamos reduciendo tantísimo las calorías y las cantidades de los alimentos.

A pesar de poder elegir los alimentos que vamos a eliminar de la alimentación, puede producirse un desequilibrio si no se tiene supervisión profesional. Las dietas milagro suelen pertenecer a este tipo, por lo que debemos tener especial cuidado con la salud, sobre todo en el caso de adolescentes que idealizan los cuerpos y el aspecto físico de las y los influencers de Instagram.

Bajas en grasas

Restringir la cantidad de grasa que comemos es más fácil que hacerlo con los hidratos de carbono. Se pueden eliminar calorías de una forma bastante sencilla, además de conseguir controlar el colesterol y los triglicéridos. Sin embargo, son dietas poco llamativas y poco recomendables (si eliminamos totalmente el consumo de grasas saludables).

Algunos ejemplos de eliminación de grasa mala por la saludable es cambiar un chuletón por pescado azul, cambiar el aceite de girasol por el de oliva virgen extra, reducir los fritos o eliminarlos y cocinar mejor al vapor, agregar los frutos secos a nuestra dieta diaria, restringir la mantequilla o cambiarla por margarina, aumentar la cantidad de frutas, verduras, legumbres, semillas y demás, reducir los azúcares al máximo posible, eliminar los embutidos, reducir los lácteos y huevos, etc.


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