¿Menos carbohidratos en la dieta?
En el estudio se analizó la alimentación y los niveles de salud de casi 14.000 personas, en el periodo entre 1985 y 2016. Al principio, ninguno de los participantes tenía fibrilación auricular, pero después de 22 años, se diagnosticaron casi 1.900 casos.
Los investigadores descubrieron que las personas que tenían una baja ingesta de hidratos de carbono eran los que más posibilidades tenían de desarrollar esta patología cardíaca. Concretamente, los que comieron menos del 45% de hidratos, tenían un 18% más de posibilidades de padecer fibrilación auricular. Los que consumían entre el 45 y el 52% de carbohidratos en sus calorías diarias se encontraban en un consumo moderado y saludable. En cambio, aquellos que superaban el 52%, también aumentaban el riesgo de padecer la enfermedad.
«Las dietas bajas en carbohidratos se asociaron con un mayor riesgo de fibrilación auricular incidente, independientemente del tipo de proteína o grasa utilizada para reemplazar los carbohidratos«, dijo el autor principal del estudio.
La fibrilación auricular es un trastorno común del ritmo cardíaco en el que la actividad eléctrica en las partes superiores del corazón se descontrolan y comienza a bombear con desorden. Esto provoca síntomas como latidos rápidos del corazón, palpitaciones, falta de aliento y malestar en el pecho.
¿Corren peligro los deportistas de resistencia?
Las personas con fibrilación auricular tienen cinco veces más probabilidades de padecer un accidente cerebrovascular y tienden a un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca que las personas que no tienen el trastorno. Los deportistas de resistencia que pasan mucho tiempo entrenando, naturalmente pueden desarrollar corazones agrandados, por lo que también aumentan las probabilidades de desarrollar la patología.
¿Por qué una restricción de carbohidratos puede generar fibrilación auricular? Existen varios mecanismos que pueden explicarlo. Por ejemplo, las personas que llevan una alimentación baja en hidratos de carbono, tienden a comer menos cereales, frutas y verduras. Estos alimentos son conocidos por reducir la inflamación, por lo que si los reducimos y aumentamos el consumo de grasas y proteínas, se puede crear un estrés oxidativo que dañe las células.
«Teniendo en cuenta la posible influencia sobre la arritmia, nuestro estudio sugiere que este popular método de control de peso debe recomendarse con precaución«, concluye el autor del estudio. No es negativo que disminuya la ingesta de hidratos de manera puntual, pero sin abusar en el tiempo.
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