Otitis, la razón de que te duelen los oídos

Un médico revisando la otitis

Quien ha sufrido alguna otitis sabe a lo que se enfrenta y quien no, lo va a aprender a lo largo de las líneas que componen este texto. Una otitis es una infección que tiene diversas formas de expresarse, desde algo relativamente liviano a hago que nos hará llorar de dolor. Hay que tener mucho cuidado y no dejarla pasar creyendo que «esto en 2 días se quita».

Las otitis no son el fin del mundo, pero lo que sí está claro es que todos los que estamos leyendo esto vamos a aprender a prevenir la aparición de esas dolorosas infecciones. Primero vamos a explicar realmente qué son y en qué consisten, después qué causas las provocan, sus síntomas, algunos tratamientos y cómo prevenir las otitis o infección de oídos.

¿En qué consiste una otitis?

Ojalá hablar de esto como un niño lo hace de su bolsa de chuches o su perrito, pero no. No se trata de un proceso agradable y que todo el mundo quiera vivir, sino todo lo contrario, ya que su persistencia puede dar lugar a pérdidas de audición.

Entrando en el meollo del asunto, una otitis es una inflación del oído y existen dos tipos, otitis media y otitis externa. La primera es la más común tanto en edades escolares como en edades adultas y es de origen bacteriano. La segunda solo afecta al oído externo y es propia de los nadadores.

La infección del oído medio se localiza justo detrás del tímpano y se produce cuando la trompa de Eustaquio (conecta el oído medio con la garganta) se obstruye por algún motivo. La función de la trompa es drenar el líquido y las complicaciones llegan cuando ese sistema de drenaje está atascado y comienza el proceso de infección y posterior supuración.

Esta enfermedad es bastante común en niños pequeños, pero su persistencia en el tiempo y no tratar las infecciones de forma correcta, puede dar lugar a pérdidas de audición. Tengamos en cuenta que ese líquido acumulado en el oído causa una presión en la cavidad auditiva pudiendo llegar a perforar el tímpano.

Tipos de otitis media

Conviene diferenciar los niveles de infección, aunque realmente será el otorrinolaringólogo el que determine la gravedad y el tratamiento de la infección en el oído medio.

  • Aguda: suele durar menos de 3 semanas, aparece de repente y se va rápido. Se le conoce como Otitis Media Aguda (OMA).
  • Subaguda: la infección nos acompaña por un periodo de 3 meses.
  • Crónica: aparece y desaparece durante más de 3 meses.

Según la afección de la otitis media, podemos subdividir en 4 tipos diferentes:

  • Meningitis: la capa externa del tímpano se inflama.
  • OMA Supurada: la infección aguda, pero con supuración y suele durar pocos días.
  • Otitis medio secretoria: cuando hay líquido en el oído medio, pero afortunadamente el tímpano está intacto. También se le conoce como otitis media serosa, otitis media con derrame u otitis media mucosa.
  • Otitis media crónica supurada: hay supuración de líquido a través del conducto auditivo externo lo que supondría que la membrana del tímpano está perforada.

Lavar el pelo sin protección puede causar otitis en adultos

Las causas y factores de riesgo

Como hemos dicho, esta enfermedad afecta a niños y adultos, por lo que las causas a veces son muy similares, lo que cambia es que no reaccionamos igual ante el dolor ni ante las mismas causas:

  • Alergias.
  • Resfriados.
  • Humo de tabaco.
  • Exceso de moco y saliva (en el caso de bebés).
  • Bucear, nadar y realizar otras actividades acuáticas sin protección.

Entre los factores de riesgo queríamos destacar los más comunes y a los que muchas veces no prestamos atención:

  • Llevar al niño a la guardería.
  • Repentinos cambios de altitud y de climatología (vacaciones).
  • Clima frío.
  • Exceso de agua (no limpia) sin protección.
  • La edad.
  • Contaminación del aire.
  • Hendidura del paladar.
  • Hurgarse en la nariz y en el oído con las manos sucias.
  • Insuficiente o mala higiene auditiva (no recomendamos usar bastoncillos).
  • Humo.
  • Antecedentes familiares.
  • Infecciones mal curadas.
  • Usar chupete.
  • Defecto congénito.

¿Cómo detectar una otitis?

Desde ya decimos que cuando tenemos una infección en el oído se nota muchísimo, aun así, es cierto que no a todos nos afecta igual y que a veces no somos capaces de detectarla a tiempo, solo cuando ya nos supura el oído y el dolor es insoportable.

  • Picazón en el oído.
  • Irritación por las molestias.
  • Dolor.
  • Secreción.
  • Fiebre.
  • Llanto.
  • Malestar general.
  • Dolor de oído.
  • Tinnitus (acúfenos).
  • Falta de audición.
  • Mareos, vértigo y falta de equilibrio.

Un diagnóstico a tiempo, puede salvarnos el oído

Como es evidente, nosotros no somos una autoridad capacidad para indicar quién tiene o no tiene una otitis y cuál es el tratamiento a seguir. Si notamos algunos de los síntomas que hemos enumerado en el apartado anterior, tenemos que acudir a un médico para eliminar la infección a tiempo y que no vaya a más.

Si tenemos otitis e infecciones en nuestro historial médico, el profesional de la salud al que acudamos, debe saberlo, si no lo ve en el sistema, se lo comentamos nosotros y le explicamos con exactitud cómo fueron esas otras veces y qué tratamiento nos dieron.

El médico deberá hacer una exploración otoscópica para ver el interior del oído y determinar qué daños hay, el nivel de la infección, etc. Otro diagnostico suele ser la timpanometría que ayuda a los médicos a confirmar lo que han visto y notado en el diagnostico anterior.

Por último, en algunos casos solamente, se suele hacer una prueba de audiometría que consiste en colocarnos unos cascos mediante los que van saliendo sonidos y debemos levantar la mano o pulsar el botón cuando escuchemos el sonido.

Una fotografía de la oreja de un bebé con posible otitis

Principales tratamientos frente a una otitis media

Dependiendo de la gravedad se determinará un tratamiento u otro, pero no olvidemos que esta infección es una bacteria y lo que mejor funciona son los antibióticos. La duración del tratamiento suele ser entre 3 y 15 días, y suelen ser gotas o vía oral (en este caso no olvidarnos del protector de estómago).

A partir de las 48 horas se empieza a notar tal alivio que mucha gente cree que ya no necesita seguir el tratamiento que es un ser superior y ya se ha curado, pero NO. Todos somos igual y el tratamiento hay que continuarlo a raja tabla, de lo contrario en pocas semanas podremos volver a sufrir otra otitis agua.

Podemos cortar el tratamiento en el caso en el que haya efectos secundarios como urticaria, quemazón, dolor, diarreas, vómitos, desmayos, asfixia, etc.

Lo que no recomendamos es automedicarnos, eso nunca, salvo estar nerviosos por un examen o una entrevista y tomarnos una tila, o un antinflamatorio para el dolor menstrual, por ejemplo. En caso de ser dolores persistentes y localizados, lo mejor es acudir al médico.

Con esto queremos decir que, si primeros tenemos una infección en el oído derecho y al cabo de 4 semanas en el oído izquierdo, no deberíamos usar la misma medicación, ya que esa correlación de sucesos le puede servir al médico para determinar algún que otro problema de salud.

Mejor prevenir que curar…

Para prevenir y reducir significativamente el riesgo de otitis vamos a enumerar una serie de consejos que, a priori, nos pueden parecer muy básicos, pero que son consejos que dan los profesionales médicos:

  • Lavarse las manos con frecuencia.
  • No abusar de los antibióticos.
  • No hurgarse en los oídos.
  • No usar limpiadores de oído y evitar los bastoncillos.
  • Vacunar a los niños según su calendario de vacunaciones.
  • Detectar a tiempo las infecciones.
  • Elegir la lactancia materna siempre que se pueda.
  • Juguetes siempre limpios.
  • Usar tapones especiales para la piscina, la playa, a la ducha, etc., se tengan o no problemas de oídos.
  • No introducir objetos en los oídos y no compartir auriculares con otras personas.
  • Ventilar y dejar respirar los oídos y no taponarlos mucho tiempo.
  • No exponerse al humo del tabaco.

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