Nuestra piel está constantemente expuesta a los daños externos. Factores como el polvo, la contaminación, el aire o el sol, pueden hacer que ésta se resienta y pierda vitalidad. Lavar nuestro rostro es un paso importantísimo dentro de una rutina de belleza completa. Por ello, no lo subestimes, y sigue los siguientes consejos. Lograrás una piel más limpia, bonita y saludable.
La limpieza diaria del rostro es uno de los pasos más sencillos y más efectivos para dotar de salud y calidad a nuestra piel. Y es que ésta, minimiza la aparición de imperfecciones, retrasa los signos del envejecimiento y aporta vitalidad. Si sigues estos sencillos trucos, notarás rápidamente cómo va mejorando tu apariencia.
Consejos para lavar la piel del rostro correctamente
- Lava tu rostro 2 veces al día como mínimo. Lo ideal es hacerlo por la mañana, cuando nos levantamos; y por la noche, antes de irnos a la cama. Si durante el día realizas alguna actividad con la que sientas que tu piel se ensucia, incluye una pequeña limpieza adicional.
- Utiliza productos específicos para ello. Si te has maquillado previamente, puedes utilizar algún mousse limpiador y, posteriormente, un disco empapado con agua micelar. También puedes utilizar agua termal. Es muy importante que elimines por completo los restos de maquillaje antes de acostarte.
- En función de tu tipo de piel, hay productos que te beneficiarán más que otros. Si la tienes grasa, tal vez la leche limpiadora te haga flaco favor, aunque las hay específicas para pieles mixtas y grasas. Investiga hasta dar con los productos con los que mejor te sientas.
- Utiliza agua fría o templada cuando apliques el mousse o jabón limpiador, y realiza movimientos circulares ascendentes.
- No te olvides de incluir la zona del cuello en tu limpieza.
- Seca tu rostro con mucha suavidad, dando pequeños golpecitos, no frotando la piel. Sería aconsejable que tuvieses una toalla específica para secar tu rostro. De esta manera te asegurarás de que está limpia y no lleves de vuelta suciedad a la cara.
- Aplica tu crema hidratante tras la limpieza. Tanto si es de día como de noche, actuará de una forma más eficaz sobre la piel limpia.
- Si dispones de tiempo, aplica la crema realizando un pequeño masaje facial. Empieza aplicándola en el cuello, siempre en movimiento ascendente y desde el centro hacia fuera. Después continúa dando pequeños pellizquitos en la barbilla, desde el centro hacia las orejas. A continuación, masajea de forma circular los pómulos y, por último, la frente.
Si realizas esta rutina a diario, tu piel dará un cambio radical. ¡Eso sí! ¡De forma progresiva! No esperes notar una transformación de la noche a la mañana. Sé constante y observa la evolución.