El romanesco es una verdura poco usual, muy llamativa y deliciosa. Muchas personas aseguran que es la verdura más parecida al brócoli, no solo por su sabor, sino también por sus propiedades.
¿Qué es el romanesco?
El romanesco, también llamado coliflor romana, proviene del norte de Italia y tiene un llamativo color verde lima brillante. Esta verdura de estación fría tiene su temporada desde la primavera hasta el otoño y es parte de la familia de verduras Brassica (piense en la coliflor, la col rizada, el brócoli y el repollo), pero tiene su propia forma distintiva y un sabor dulce a fruto seco. Esta hermosa verdura es un híbrido de coliflor y brócoli.
El romanesco tiene cogollos apretados que se agrupan en forma de espirales puntiagudas en lugar de redondeadas como el brócoli y la coliflor. La apariencia única de Romanesco se inspira en las matemáticas: una forma logarítmica llamada fractal (en jerga matemática, patrones que se repiten infinitamente de formas más pequeñas que crean una forma grande). En el caso del romanesco, cada florete con púas se compone de muchos puntos más pequeños, creando un diseño caleidoscópico fascinante.
En cuanto a los valores nutricionales, por cada 100 gramos de romanesco encontramos:
- Energía: 38 calorías
- Hidratos de carbono: 4.8 gramos
- Fibra: 1.8 gramos
- Azúcar: 2.5 gramos
- Proteína: 3.6 gramos
- Grasas: 0.9 gramos
Ventajas
El romanesco es una verdura deliciosa y de aspecto extraño que probablemente nunca hayamos probado antes. Sin embargo, es interesante introducirlo en la alimentación habitual.
Mejora la circulación
El romanesco contiene grandes cantidades de fibra dietética y antioxidantes. Estos nutrientes contribuyen significativamente a la reducción del riesgo de cáncer, pero no solo eso. Evitan los radicales libres, protegen el cuerpo contra infecciones y muchas enfermedades.
Para nuestra salud cardiovascular es imprescindible una producción óptima de glóbulos rojos, y el romanesco contiene buenas cantidades de hierro que es fundamental para este proceso. El hierro fomenta la producción de glóbulos rojos en el cuerpo, lo que a su vez fomenta la circulación y mejora la salud cardiovascular.
Los ácidos grasos omega-3 que contiene este vegetal también mejoran la salud del corazón, además de optimizar la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre y los niveles de colesterol. Cuanto mayor es el número de glóbulos rojos que hay, la sangre y los nutrientes más oxigenados pueden ser transportados en ellos y entregados a todas las secciones del cuerpo. Con este efecto viene una mejor circulación de oxígeno y nutrientes al cerebro, lo que mejora la función del cerebro.
Mejora la salud mental
También se sabe que los compuestos bioactivos de este vegetal fomentan la salud del cerebro y evitan el deterioro mental. Dado que el romanesco es parte de la familia de las verduras crucíferas, no sorprende que posea glucosinolatos, que son compuestos de azufre y nitrógeno que desintoxican naturalmente el riñón.
También es rico en ácido fólico, que es conocido por ayudar al aumento gradual de la producción de glóbulos rojos. Esto ayuda a combatir la anemia y también mejora la salud reproductiva. que mejora la función del cerebro.
Reduce la aparición de cáncer
Podría decirse que este es el beneficio romanesco del que más se habla. La capacidad para proporcionar una reducción significativa de las células cancerosas en el cuerpo es una cualidad vital. Puede ayudar a disminuir el crecimiento tumoral y mitigar el desarrollo de cáncer de mama, colon, pulmón y vejiga.
El consumo constante y significativo de vegetales, especialmente de la familia de las crucíferas, ayuda a mitigar el crecimiento general de células cancerosas en el cuerpo. La dieta debe complementarse con romanesco y otras verduras crucíferas como col rizada, repollo, berros y brotes de brócoli. Estas verduras crucíferas contienen un compuesto vegetal llamado sulforafano que posee características para combatir el cáncer.
Mejora la vista
El romanesco está enriquecido con vitamina A, fundamental para el correcto funcionamiento de nuestros ojos. La importante cantidad de vitamina A mejora la visión, combate los problemas oculares y asegura la prevención de la degeneración macular asociada a la vejez.
El contenido de antioxidantes en esta planta ayuda a apoyar la reducción de azúcar en el cuerpo. La ciencia ha demostrado que esta verdura reduce la resistencia a la insulina y ayuda a controlar mejor el azúcar en la sangre. El romanesco también es una fuente notable de fibra. Contiene fibra dietética, que es muy potente para mejorar los niveles de azúcar en la sangre y reducir la posibilidad de desarrollar diabetes.
Fortalece el sistema inmune
Con el arsenal de antioxidantes de este vegetal híbrido como carotenoides, zeaxantina, vitamina C, betacaroteno y luteína, puede combatir las células de radicales libres y otras toxinas dañinas en el cuerpo, lo que aumenta las capacidades del sistema inmunológico.
El brócoli también contiene minerales y vitaminas como magnesio, potasio, fósforo, vitamina A, B y K junto con ácidos grasos omega-3 que apoyan la función inmunológica. Estos nutrientes no solo ayudan al sistema inmunológico sino también al sistema reproductivo. Se sabe que este vegetal posee glucosinolatos y tiocianatos que se sabe que ayudan al sistema inmunitario a evitar sustancias potencialmente tóxicas y dañinas en el cuerpo, especialmente en el hígado.
Con esta verdura que contiene buenas cantidades de vitamina C, el arma definitiva del sistema inmunitario, el cuerpo está seguro de combatir de manera óptima las enfermedades y las enfermedades en el cuerpo.
Mejora la digestión
Este es otro beneficio importante del romanesco. Este vegetal está lleno de fibras dietéticas que contribuyen a la salud digestiva y ayudan a eliminar sustancias no deseadas de nuestro cuerpo.
La presencia de esta fibra dietética en el vegetal ayuda a optimizar los niveles de colesterol en la sangre y mejorar la salud en general. La fibra de esta hortaliza tiene dos grandes aportes; en primer lugar, puede garantizar un proceso de digestión saludable porque la fibra ayuda a una digestión gradual de los alimentos al mismo tiempo que previene el estreñimiento y proporciona una completa sensación de saciedad.
En segundo lugar, puede ayudar a prevenir el aumento de peso y también ayudar a equilibrar el nivel de colesterol del cuerpo. Además, a la hora de la desintoxicación, la fibra combinada con los antioxidantes que están presentes en este vegetal pueden ayudar al cuerpo a lograr un proceso completo de desintoxicación; esto se debe a que el romanesco contiene fitonutrientes específicos que son necesarios para la purificación del cuerpo. Además, esta verdura puede ayudar a mejorar la salud del intestino.
Antiinflamatorio
Este vegetal distintivo también es antiinflamatorio. El romanesco contiene porciones significativas de ácidos grasos Omega-3, que son bien conocidos por ser buenos agentes antiinflamatorios.
Evitan la liberación de agentes inflamatorios que se secretan en respuesta a la presencia de toxinas dañinas en el cuerpo para combatirlas. Junto con este beneficio, el romanesco también ayuda a las personas que padecen enfermedades inflamatorias como la artritis debido a su contenido de sulforafano; lo hace al restringir la secreción de las enzimas que pueden agregar o conducir a la inflamación e infección de las articulaciones.
Usos
Para elegir el romanesco adecuado, buscaremos uno que todavía tenga hojas que se vean crujientes. La cabeza del romanesco debe ser de color verde brillante y sentirse firme y pesada.
La clave para preparar el romanesco es no pasarlo. La mejor manera de mantener su forma espectacular y evitar convertirlo en papilla es asarlo, freírlo o asarlo en trozos grandes. Su textura firme resiste bien el calor intenso, lo que también realzará el sabor naturalmente dulce del romanesco. Serviremos romanesco asado en cuartos como guarnición, saltearemos trozos más pequeños para agregar a la pasta o blanquee los floretes y utilícelos como crudités para aumentar el factor sorpresa en un plato de verduras.
Normalmente se puede comer de la siguientes formas:
- Los tallos se pueden comer como los espárragos
- En Italia se suele cocinar con ajo, aceite de oliva y vino blanco
- Se puede comer fresco o cocido.
- Las hojas de romanesco se pueden consumir tanto crudas como cocidas, como al vapor, estofado, guisado, frito, salteado y asado.
- Las hojas se preparan como cualquier otra verdura abundante como la col rizada, la col o el repollo y se pueden sustituir en las recetas, ya que las hojas no se marchitarán una vez cocinadas.
- Las hojas de romanesco se pueden saltear con ajo, sésamo , salsa de soja y jengibre como guarnición fácil o hervir a fuego lento con otras verduras para hacer un caldo de verduras.
- También se pueden agregar a la albahaca y al aceite de oliva para hacer pesto.
- Las hojas de romanesco combinan bien con hojas de laurel, orégano, tomillo, hojuelas de pimiento rojo, nuez moscada, cebollas, tomates, batatas, queso cheddar, carnes asadas, chorizo, panceta y pollo.