Diferencias entre kéfir y yogur

diferencias entre yogur y kefir

El kéfir y el yogur son dos productos lácteos muy populares que resultan de la fermentación de la leche. En general, estos productos son apropiados para todos los consumidores y pueden ser disfrutados por toda la familia. Cabe destacar que tanto el kéfir como el yogur pueden ser consumidos sin problemas por personas que son intolerantes a la lactosa, ya que las bacterias involucradas en su producción utilizan y descomponen la lactosa. Esto plantea la pregunta: ¿existen diferencias entre el kéfir y el yogur? ¿Cuáles son esas diferencias? ¿Qué opción es superior o más saludable?

En este artículo vamos a responderte todas las preguntas para que puedas conocer las principales diferencias entre el kéfir y el yogur.

Origen del kéfir

kefir artesano

Se puede rastrear una amplia gama de productos a partir de este origen, aunque es probable que estos dos sean los más producidos y consumidos a nivel mundial. La mayoría de estos productos lácteos fermentados tienen sus raíces en grupos nómadas específicos de ciertas regiones de Asia o de las adyacentes a Asia occidental. En consecuencia, el kéfir proviene del Cáucaso, mientras que el yogur tiene su origen en Bulgaria o Turquía. El kéfir comenzó a ganar popularidad en España a fines de la década de 1990, mientras que el yogur ha sido un alimento básico en los hogares españoles desde la década de 1960, como resultado del avance económico del país y la posterior proliferación comercial de refrigeradores.

La distinción entre yogur y kéfir revela que ambos provienen de leche cruda, procedente de vacas, ovejas o cabras. Como probióticos, afectan de forma beneficiosa a la microbiota intestinal, aportando numerosos beneficios comprobados para la salud, como el fortalecimiento del sistema inmunológico. Sin embargo, varios factores críticos los diferencian: poseen distintos tipos y cantidades de microorganismos, sus métodos de producción varían y sus sabores y texturas difieren. Desarrollaremos estas distinciones en detalle.

Preparación de kéfir y yogur: varios tipos de microorganismos

kefir y yogur natural

Para que un producto sea reconocido legalmente como yogur, debe incluir la bacteria Streptococcus thermophilus o Lactobacillus bulgaricus, y su proceso de fermentación es de naturaleza láctica. Por el contrario, el kéfir puede incorporar microorganismos como Streptococcus casei, Streptococcus lactis, Streptococcus cremoris, Streptococcus acidophilus o Kluyveromyces marxianus (este último es una levadura), siendo su fermentación lactoalcohólica. El kéfir se clasifica como un cultivo mesófilo, lo que indica que prospera a temperatura ambiente o moderada (hasta 45 grados).

Por otro lado, el yogur se considera termófilo, desarrollándose a temperaturas elevadas. El kéfir generalmente contiene una mayor cantidad de microorganismos vivos en comparación con el yogur, abarcando entre 10 y 40 cepas de probióticos, mientras que el yogur comprende alrededor de 4 a 6 cepas. Aunque esto no lo hace superior en sí, sí le confiere una mayor potencia microbiana. Además, el kéfir no puede someterse a un segundo proceso de pasteurización como el yogur, lo que altera sus propiedades y disminuye su diversidad probiótica.

Sin embargo, la ciencia no ha podido determinar con exactitud el número de millones de estos beneficiosos organismos que finalmente persisten en nuestro sistema digestivo. Es evidente que ambos contribuyen de manera positiva y saludable a nuestro organismo. Por el contrario, el kéfir contiene una pequeña cantidad de alcohol como resultado de su proceso de fermentación y del contenido de levadura, una característica de la que carece por completo el yogur.

Diferencias entre el yogur y el kéfir

yogur y kefir

El kéfir se produce mediante un método sencillo que consiste en combinar los granos de kéfir, que consisten en una colección de levaduras y lactobacilos, comúnmente conocidos como búlgaros, con leche. Estos granos poseen una textura gelatinosa y se parecen a los racimos de coliflor. La mezcla se deja fermentar durante aproximadamente 24 horas antes de colarla. Este proceso se puede realizar cómodamente en casa.

De manera similar, el yogur no es demasiado complejo de crear. Sin embargo, requiere un poco más de habilidad técnica. Los ingredientes esenciales incluyen leche y fermentos lácticos, pero es crucial controlar la temperatura de la leche, calentándola antes de dejarla enfriar. En la época contemporánea, el proceso se ha simplificado mucho, requiriendo solo una pequeña cantidad de yogur comercial y las yogurteras de uso generalizado.

El sabor y la consistencia del kéfir y del yogur difieren significativamente. Quienes hayan probado el kéfir probablemente observarán que posee una acidez y acidez más pronunciadas, junto con una textura más líquida en comparación con el yogur. Además, el kéfir exhibe una efervescencia única que no existe en el yogur. Esta cualidad efervescente surge de la transformación de la leche en ácido láctico, dióxido de carbono y una cantidad mínima de alcohol durante su preparación.

El sabor del kéfir es notablemente más fuerte, lo que puede llevar a algunas personas a preferir el yogur. El yogur, en cambio, es naturalmente más denso y cremoso. Los granos de kéfir, que tienen un aspecto gelatinoso, no se consumen; se cuelan después del proceso de fermentación, como se mencionó anteriormente. Sin embargo, si quedan granos en la leche, no representan ningún riesgo para la salud. Para quienes encuentran poco atractivo el sabor del kéfir pero desean incorporarlo a su dieta, se puede agregar a cucharaditas al yogur, ya que los dos se pueden mezclar fácilmente.

Es importante señalar que tanto el kéfir como el yogur se disfrutan mejor en sus formas naturales. El mercado ofrece estos productos en una variedad de sabores y con numerosos aditivos, muchos de los cuales son sustancias industriales nocivas para la salud.

Consumo de yogur y kéfir

En cuanto al consumo de kéfir y yogur, ambos suelen ser del agrado de niños y adultos. El contenido de alcohol presente en el kéfir suele rondar el 1%, por lo que es adecuado para niños, ya que este nivel es comparable al que se encuentra en la cerveza sin alcohol. Sin embargo, se recomienda que los bebés se abstengan de consumir kéfir o yogur hasta que cumplan aproximadamente un año de edad (alrededor de 9 a 10 meses). Antes de esta edad, sus sistemas digestivos no están lo suficientemente desarrollados como para procesar estos productos de manera efectiva.

Al hablar de las ventajas de ambos alimentos, es importante destacar que sus propiedades son comparables. Si bien el kéfir tiene un mayor contenido de probióticos, sus beneficios se ven significativamente influenciados por el método de preparación. Por lo tanto, es fundamental examinar las etiquetas de estos productos al comprar en los supermercados. Existe una variante del kéfir que se produce con agua en lugar de leche, a la que se le añade azúcar. Este azúcar es diferente al que se encuentra en la leche, por lo que es menos recomendable para el consumo diario. Por lo general, este tipo de producto se utiliza en determinadas bebidas carbonatadas.

Las aplicaciones culinarias y el consumo de ambos son bastante similares. Ambos son muy adecuados para el desayuno o como refrigerio. Además, el kéfir puede servir como sustituto del yogur en la mayoría de las recetas.

Espero que con esta información puedan conocer más sobre las diferencias entre el yogur y el kéfir.