Las grosellas forman parte de los frutos rojos y, por norma general, es un fruto que pasa muy desapercibido, ya que no obtienen tanto protagonismo como los arándanos, las moras u otras frutas como la sandía, la manzana, el plátano, las fresas, el melón, etc. A pesar de su poca visibilidad en el mercado, las grosellas son frutas muy nutritivas y con multitud de beneficios que vamos a describir a continuación.
El fruto de la grosella también se conoce como grosella roja, grosella negra, e incluso zarzaparrilla roja, artimora, agracejo, cambronera colorada, verrines, cascalleja, celombro, gandaru o corinto. Es una baya de sabor ácido, comestible evidentemente, con un color intenso y traslúcido a la vez, que puede tener un diámetro máximo de 15 mm y cada racimo tiene unas 10 bayas a aproximadamente.
Su aspecto físico es entre una cereza y una guinda, pero su sabor no se asemeja a ninguna de esas dos frutas que hemos mencionado, ya que las grosellas son ácidas y de ahí parten algunas de las contraindicaciones que contaremos al final del artículo.
Valor nutricional
La tabla nutricional de los alimentos se calcula en base a una ración media que normalmente está fijada en Europa en los 100 gramos o 100 ml. Sabiendo este detalle, procedemos a desmigajar los valores nutricionales de las grosellas.
100 gramos de grosellas (no coincide con la cantidad máxima recomendada) tiene 63 kilocalorías, 15,4 gramos de carbohidratos, 0% de azúcar, 7% de fibra, casi 82% de agua, 1,40 gramos de proteínas y no tiene grasa ni colesterol.
Este fruto rojo se complementa con varias vitaminas y minerales, de hecho, 100 gramos de grosellas, supera el máximo de vitamina C que un adulto medio necesita al día, así que mucho cuidado.
Las vitaminas que contiene la grosella son: vitamina A 230 iu que es un 8% de la cantidad máxima diaria, vitamina C 181 mg que es el 302% de la cantidad máxima diaria recomendada y vitamina E 1 mg que es el 7% de lo que se recomienda en un día.
Los minerales son: calcio 55 mg, hierro 1,54 mg, potasio 322 mg, fósforo 59 mg y magnesio 24 mg.
Cómo añadir las grosellas a la dieta
Puede que jamás hayamos comido esta baya tan bonita físicamente y tan ácida de sabor, por lo que recomendamos comerla al natural o en macedonias. Y si ya la hemos comido anteriormente, lo mejor es investigar nuevos formatos, es decir, pasar de usarla como acompañamiento en crepes, o en boles de frutos rojos, e intentar ser más imaginativos.
Para ello vamos a dar una serie de ideas para que el próximo fin de semana podamos elaborar recetas y empezar a amar esta baya: mermelada de grosellas y uvas, smoothie, magret de pato con salsa de grosellas, lomo de corzo con salsa de arándanos y grosellas, tarta de mousse de grosellas, arroz con coco, jengibre y grosellas, arroz con leche y grosellas, bebida de grosella, manzana, ruibarbo y champagne, etc.
Tal y como hemos dicho en el apartado anterior, hay que tener cuidado con las cantidades, ya que 100 gramos de esta fruta supera con creces la cantidad máxima diaria recomendada de vitamina C. Por lo tanto, se recomienda consumir solo un máximo de 75 gramos de grosellas al día y echar un vistazo a las contraindicaciones que comentamos al final del texto.
Principales ventajas de esta baya cítrica
A esta fruta no se le considera super alimento, pero aun así tiene diferentes propiedades muy importantes para el cuerpo humano. Eso sí, mejor no excederse con esta fruta, ya que las consecuencias pueden ser dolorosas.
Mejora el tránsito intestinal
Que todo fluya bien en la zona de los intestinos es clave para la salud general. Estas bayas nos ayudan a equilibrar el tránsito intestinal gracias al 7% de fibra que contienen, previniendo así el odioso estreñimiento tan común en dietas poco variadas y con ultraprocesados.
Por otro lado, el hecho de que se regule el tránsito intestinal disminuye claramente las probabilidades de sufrir cáncer de colon, aun así, no es un remedio milagroso.
Las grosellas también previenen infecciones de orina y esto es gracias a las propiedades antibióticas y antisépticas que de esta baya. Prevenir no debe confundirse con prescindir de métodos anticonceptivos, reducir la higiene, no mejorar la alimentación, etc.
Buenas para el sistema nervioso y muscular
El alto contenido en potasio beneficia a nuestro sistema nervioso y al muscular. Sobre todo, las grosellas negras, ayudan a mantener el sistema nervioso y muscular en buen estado de salud.
La ingesta de potasio ayuda a reducir la presión arterial, y si esa ingesta está por debajo del mínimo podemos llegar a sufrir accidentes cardiovasculares, debilidad muscular, taquicardias, baja tensión, sed. falta de apetito, etc.
El sistema circulatorio y respiratorio también se ven beneficiados por las propiedades de las grosellas. Por un lado, evita las infecciones respiratorias y por otro lado mejora la circulación en todo el cuerpo.
Antioxidante y anti anemia
Dos «anti» muy importantes para evitar graves problemas de salud. A su vez, también dispone de propiedades antiinflamatorias.
Se combate la anemia gracias a la cantidad de hierro que tiene una taza de grosellas, así como otros minerales esenciales como son el potasio y el calcio. El trabajo en equipo de todos ellos, hacen que el organismo funcione adecuadamente.
Los antioxidantes propios de esta fruta como la vitamina C, ayudan a mantener a raya los radicales libres que dañan la piel y nos hacen envejecer. Estos radicales causan inflamación así que la mejor opción es comer un puñado generoso de grosellas todos los días, y si es la grosella negra, mejor. Asimismo, los antioxidantes mejoran la flexibilidad de los vasos sanguíneos y las conexiones entre células.
La acción antinflamatoria reduce la hinchazón de los intestinos, las células de la piel, las zonas doloridas y dañadas por artritis, reduciendo también retención de líquidos.
Refuerza el sistema inmune
Además de la vitamina C, las grosellas tienen muchos antioxidantes y antocianinas. Estos pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, aliviar el dolor de garganta y aliviar los síntomas de la gripe. Las hojas de grosella también tienen una variedad de propiedades: antimicrobiana, antiinflamatoria, antivírica, antitóxica, antiséptica y anticancerígena.
Un estudio mostró que los suplementos de grosella mejoraron la respuesta inmunológica en personas que hacían ejercicio regularmente. También podrían entrenar más duro durante períodos de tiempo más largos.
Mejora la vista
El GLA y el ácido linoleico, que se encuentran en la vitamina C, pueden ser prometedores para tratar el ojo seco. Afortunadamente, las grosellas están llenas de ambos. Los ensayos clínicos con grosellas encontraron que estas bayas mejoran la función ocular, incluyendo la capacidad de los ojos para adaptarse a la oscuridad, flujo de sangre a los ojos, progresión más lenta del deterioro del campo visual en personas con glaucoma y síntomas de fatiga visual.
Las personas que trabajan en la computadora todos los días pueden beneficiarse de los suplementos de grosella. Un estudio encontró que 1 cucharada de bayas de grosella redujo la fatiga visual dos horas después.
Riesgos de comer grosellas
El lado negativo de las grosellas venimos avisándolo hace ya varios párrafos, pero no solo tiene que ver con la cantidad máxima y la vitamina C, sino que existen otros efectos adversos al comer esta baya con sabor cítrico.
Por un lado, no se recomienda comer esta fruta a quienes padecen úlceras y otros problemas de salud en el aparato digestivo como gastritis, o incluso pancreatitis.
Si tenemos hepatitis o hemofilia, lo mejor será que no comamos esta baya. Siempre que tengamos alguna enfermedad grave, cada alimento debe ser consultado por un profesional que conozca de cerca nuestro caso y estado de salud.
Reacciones alérgicas, es decir, si al comer grosellas notamos rojeces, hinchazón, inflamación de las vías respiratorias, nos escuece y pica la lengua y la boca, etc. son señales inequívocas de que somos alérgicos a esta baya. Pudiendo llegar a sufrir un shock anafiláctico.
Con respecto a la vitamina C, 100 gramos de grosellas triplica la cantidad máxima de esta vitamina que un adulto medio puede consumir en un día, por lo tanto, vamos a enumerar algunos efectos secundarios de un exceso de vitamina C: daño renal, bajos niveles de calcio, arritmia cardíaca, daños en la función hepática, acumulación de oxalato de calcio, diarreas, dolores estomacales, etc.