Peligros de la fruta cortada envasada

Mitades de sandía expuestas en el supermercado

Estamos acostumbrado a ir al supermercado y comprar fruta de todo tipo, e incluso fruta cortada. Casi siempre solemos elegir la fruta entera, pero cuando se trata de frutas de gran tamaño, solemos optar por comprarla ya cortada. Ahora sabemos que no es una buena opción y vamos a explicar los peligros que se esconde detrás de este inofensivo gesto.

Sandía, melones, piñas, papayas, etc. una larga lista de frutas que vemos ya cortadas y listas para consumir, pero lo que supone un gesto de agradecer porque nos facilitan el consumo de frutas de gran tamaño, puede convertirse en una historia un tanto desagradable.

Nos referimos a frutas frescas que están ya cortadas y la gran mayoría solo tienen un film transparente por encima a modo de «protección» y escudo del exterior, y, para más inri, no están debidamente refrigeradas. No nos referimos a frutas enlatadas o envasadas al vacío, ni en botes de plástico o cristal que están perfectamente refrigerados.

Es cierto que la ley no obliga a los supermercados a refrigerar la fruta cortada, siempre y cuando se vaya a vender en menos de 2 horas. Cuántas veces hemos ido a un supermercado y hemos visto fruta corta, por ejemplo, medio melón o media sandía y se han quedado ahí varias horas.

A esas horas que lleva a temperatura ambiente, hay que sumarle el trayecto hasta casa y si es en verano y la metemos en el coche, esa fruta cortada ya se convierte en un caldo de cultivo para infinidad de bacterias.

Una mujer rodeada de fruta cortada

¿Fruta cortada o entera?

Los expertos se inclinan hacia la opción de frutas enteras. Es decir, si tenemos que salir de casa para ir al trabajo y entre los tupper de almuerzo hay fruta cortada, o vamos a la playa, un picnic, una ruta por la montaña, etc. la fruta cortada no es buena idea en absoluto.

Esto se debe a que la fruta cortada no tiene su capa protectora, es decir, la piel o cascara. Es por eso que en ese momento aumentan las posibilidades de contaminación por microorganismos. Es aquí donde la Consejería de Sanidad ha lanzado varios avisos en numerosas ocasiones.

Siempre se aconseja lavar la fruta, incluso las de cascara, aunque no nos la vayamos a comer, porque sabemos que hay pieles y cascaras no comestibles. Por otro lado, cuando sabemos que esa fruta va a estar fuera de la nevera por más de dos horas, lo mejor es no almacenar fruta cortada, sino elegir otras opciones como plátano o manzana.

Si la fruta cortada va a estar en una nevera o bolsa de refrigeración, se podría optar por ella, de lo contrario, mejor fruta entera y que sean resistentes. Las fresas o los arándanos no son una buena opción porque su proceso de descomposición empieza muy pronto.

Antes de elegir la fruta cortada tenemos que asegurarnos de que ha recibido la refrigeración adecuada, y que la cadena del frío no se ha roto. Por eso, si vemos fruta cortada en un supermercado, fuera de una zona refrigerada, lo mejor es no comprarla.

Contraindicaciones

Hay algunos efectos secundarios que debemos tener en cuenta al elegir fruta cortada y envasada.

Riesgo por intoxicación alimentaria

La fruta, al igual que otro alimento, tiene microorganismos vivos y eso es lo que provoca después la intoxicación. Ésta puede ser leve, como una diarrea básica, moderada, que dependiendo de los síntomas o la edad de quien la sufra necesitará ayuda médica o no, y también está la intoxicación grave que ahí hay ingresos hospitalarios y todo el protocolo.

Comprar o llevar fuera de casa (sin refrigeración adecuada) fruta corta nos expone a sufrir una intoxicación más o menos grave provocada por bacterias como la salmonela (enfermedad grave), la listeria o el peligroso E. coli.

Estos patógenos pueden estar en la fruta, en manos sucia e incluso en los utensilios con los que se ha cortado, de forma que puede quedar contaminada y nadie lo sabe. Por ejemplo, las bacterias E. coli son capaces de adherirse al cuchillo y van contaminando a su paso por todas las frutas y alimentos.

La salmonela es bastante peligrosa, y eso no solo es por sus síntomas, sino porque se propaga rápidamente en nuestro organismo. La salmonela se extiende cuando la cadena del frio se rompe, por eso no se recomienda comprar fruta cortada, como melón o sandía, sin refrigerar.

Otro detalle importante es que tenemos que calcular bien el recorrido desde el supermercado hasta el frigorífico de nuestra casa. Ese trayecto en coche, con toda la solana y a 35 grados (o en invierno con la calefacción del coche), es el paraíso para las bacterias en la fruta corta y en la carne cruda o pescado.

Pérdida de nutrientes

La exposición al calor, el oxígeno y la luz puede contribuir a una pérdida significativa de nutrientes. Como resultado, se perderán importantes vitaminas antioxidantes como la vitamina C, A y E (que son esenciales para la salud celular, la reparación y regeneración de tejidos, la función inmunológica y muchos otros aspectos).

Estas vitaminas son antioxidantes, lo que significa que reaccionan al oxígeno. Las cáscaras y los revestimientos protegen naturalmente las vitaminas antioxidantes del interior. Una vez que atraviesas las cubiertas protectoras, la carne del interior queda expuesta al aire y el oxígeno reduce las vitaminas antioxidantes.

Cortar también aumenta la tasa de respiración, lo que da como resultado que los azúcares dentro del producto se descompongan y se libere dióxido de carbono. Esto puede provocar un deterioro más rápido, así como un cambio en el sabor y la textura del producto. Las temperaturas más bajas ayudan a retardar la respiración, por lo que los productos precortados deben mantenerse refrigerados.

La mayoría de los demás nutrientes, incluidos los minerales, las vitaminas del complejo B y la fibra, no se pierden después de cortar o pelar la cáscara no comestible de las frutas y verduras. En el caso de las frutas y verduras con cáscaras o cáscaras comestibles, es mejor comerlas intactas para obtener los nutrientes y la fibra que contiene la cáscara. Las patatas, las zanahorias y los pepinos, por ejemplo, pueden enjuagarse completamente y usarse tal como están.

No es sostenible

Una vez más, dado que eliminamos la barrera protectora natural de la fruta, la alternativa plástica hecha por el hombre no es exactamente amigable con el medio ambiente. El plástico no es la única preocupación aquí, ya que los productos precortados requieren procesamiento, empaque y, finalmente, transporte, junto con refrigeración constante durante todo el proceso, todo lo cual consume mucha energía.

La fruta cortada y envasada nos vende la idea de que todo se reduce al tiempo que la tenemos en las manos. En verdad, cortar la fruta nosotros puede ser súper divertido, creativo y una buena oportunidad para practicar breves momentos de atención plena. Porque ni siquiera requiere tanto tiempo.

Medio melón expuesto en el supermercado

Consejos básicos para no intoxicarnos

No podemos obrar un milagro y eliminar la salmonela, la listeria y el E. coli, ojalá, pero sí podemos dar algunos consejos básicos para disminuir las probabilidades de terminar ingresados por una intoxicación alimentaria.

Estos microorganismos atacan a cualquier cuerpo, es decir, ya sea un niño, un adulto o un anciano. Además, es bastante grave si una mujer embarazada se infecta con una de estas bacterias. Por eso siempre hacemos un llamamiento a la cordura cuando se trata de alimentos y respetar siempre las medidas de seguridad.

  • Evitar la contaminación cruzada. Es decir, no guardar la fruta cortada junto a carne o pescado crudo.
  • Intentar que la cadena del frío no se rompa.
  • Es mejor siempre apostar por frutas cítricas, ya que el ácido proporciona una protección extra a las bacterias.
  • Vigila que el envase no cuente con cortes o golpes. Elegir siempre el que tenga un mejor estado y comprobar que la fecha de envasado ha sido en el mismo día o con una fecha de caducidad no muy lejana.
  • La fruta cortada debe estar al frío, en una temperatura media de unos 3ºC. Si la vemos expuesta en cualquier otra zona, nos aseguramos la creación de microorganismos y la proliferación de hongos. Las fresas y los melocotones son muy dadas a este tipo de problemas.
  • Elegir, preferiblemente, fruta sin cortar.
  • Lavar muy bien las frutas y verduras y los utensilios.
  • No someter a los alimentos a cambios de temperatura bruscos.
  • Si sabemos que el alimento va a estar a temperatura ambiente más de 2 horas, lo mejor es elegir fruta entera o no llevar.
  • Las embarazadas no deben comer fruta corta ni sin lavar.
  • Comprar la cantidad de fruta que vayamos a consumir en los próximos 5 días como máximo.
  • Elegir opciones de fruta congelada, enlatada (sin azúcares), o envasada al vacío, en atmósfera protectora o al natural en su jugo.
  • Aunque demos por hecho que la persona que manipula la fruta tiene certificación para ello, nunca estaremos seguros al 100%. La salmonella puede transmitirse si la persona no ha tomado las medidas de higiene necesarias.

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