El café es una de las bebidas más populares del mundo, y no solo por su aroma y sabor. Durante años se ha investigado su impacto en la salud, y aunque en el pasado fue objeto de controversia, hoy en día la ciencia respalda una gran cantidad de beneficios asociados a su consumo. Entre ellos, destaca cada vez con más fuerza su implicación positiva en la salud del hígado. Los beneficios del café son cada vez más reconocidos.
En este artículo vamos a bucear en profundidad en lo que dice la evidencia científica actual sobre cómo influye el café en un órgano tan vital como el hígado, especialmente en contextos de inflamación hepática, fibrosis, cirrosis o enfermedades como la esteatosis hepática no alcohólica (NAFLD o EHGNA). Analizaremos estudios realizados en humanos y en modelos animales, sus mecanismos de acción, sus efectos sobre las enzimas hepáticas y hasta su papel protector ante el cáncer de hígado.
Un vistazo general al hígado y su importancia en el cuerpo humano
El hígado es un auténtico centro de operaciones para nuestro organismo. Se trata del órgano más grande del cuerpo y se estima que realiza más de 500 funciones vitales. Entre sus tareas principales está la producción de bilis, esencial para la digestión de las grasas, así como la síntesis de proteínas plasmáticas, la regulación de los niveles de glucosa, el almacenamiento de vitaminas y minerales y la eliminación de toxinas como el alcohol y ciertos medicamentos.
Cuando el hígado se inflama o empieza a deteriorarse, su rendimiento se ve comprometido. Las causas de daño hepático pueden ser diversas: el consumo excesivo de alcohol, infecciones virales como la hepatitis B o C, una dieta inadecuada o la obesidad. Si ese daño persiste, puede desembocar en fibrosis, cirrosis o incluso cáncer hepático.
Por esta razón, cualquier hábito de vida que ayude a proteger su integridad es de gran interés en el ámbito de la salud, y aquí es donde entra en juego el café. Para saber más, consulta alimentos para depurar el hígado.
¿Qué compuestos del café son beneficiosos para el hígado?
El café no es solo cafeína. Aunque esta sustancia es la más famosa, el café contiene una riqueza molecular mucho mayor. En su composición encontramos más de mil compuestos bioactivos, como el ácido clorogénico, los diterpenos como cafestol y kahweol, trigonelina, ácido nicotínico y melanoidinas. Cada uno de estos puede ejercer distintos efectos sobre el organismo.
La cafeína ha demostrado tener efectos antiinflamatorios, antioxidantes, antifibróticos y hasta neuroprotectores. Además, es capaz de modular el metabolismo, mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir directamente los niveles de ciertas enzimas hepáticas. Para más detalles, visita las diferencias entre café filtrado y sin filtrar.
Los alcoholes diterpénicos, como cafestol y kahweol, tienen un destacado efecto hepatoprotector en modelos de daño hepático, inhibiendo la activación de células estelares hepáticas (clave en la formación de fibrosis).
La relación entre el consumo de café y las enfermedades hepáticas más comunes
1. Esteatosis hepática no alcohólica (NAFLD/EHGNA)
Actualmente, la esteatosis hepática no alcohólica es una de las enfermedades más prevalentes a nivel global. Se caracteriza por la acumulación de grasa en las células del hígado sin que exista un consumo elevado de alcohol. Cuando esta condición se agrava, puede avanzar a fibrosis, cirrosis y hepatocarcinoma.
Un estudio realizado por la Universidad de Coimbra, en Portugal, observó que personas con sobrepeso y diabetes tipo 2 que consumían más café presentaban menor acumulación de grasa hepática y menores niveles de fibrosis comparado con quienes bebían menos o nada de café. Curiosamente, tanto la cafeína como otros metabolitos distintos a la cafeína presentes en el café mostraron efectos positivos medidos en orina.
Estas evidencias apoyan la hipótesis de que el café no solo contrarresta el daño oxidativo, sino que también mejora la homeostasis de la glucosa y reduce la inflamación, ayudando así a aliviar la gravedad de enfermedades como la diabetes tipo 2 y la EHGNA. Para más información, puedes leer sobre el café de hongos con ganoderma.
2. Fibrosis hepática
La formación de fibrosis en el hígado es una fase intermedia en el deterioro hepático. Es una especie de tejido cicatricial que, si no se detiene a tiempo, puede desembocar en cirrosis.
Un estudio de la Universidad de Michigan, publicado en Clinical Gastroenterology and Hepatology, evaluó los datos de más de 4.500 adultos estadounidenses y encontró que las personas que bebían más de tres tazas de café al día —independientemente de si era descafeinado o con cafeína— mostraban niveles más bajos de rigidez hepática, lo que sugiere una menor presencia de fibrosis.
Estos resultados se mantuvieron incluso después de ajustar variables como dieta o consumo de alcohol. Además, se comprobó que el efecto protector no se debía solamente a la cafeína, descartando así que otras bebidas con cafeína, como el té o las bebidas energéticas, pudieran replicar el beneficio. Para más detalles sobre este tema, consulta cómo reducir el consumo de cafeína.
3. Cirrosis hepática
En modelos animales, la cirrosis puede inducirse mediante procedimientos quirúrgicos como la ligadura del conducto biliar común. En un estudio brasileño con ratas sometidas a esta técnica, se probó el efecto de la cafeína administrada a una dosis equivalente a 2-3 tazas de café en humanos. Los resultados fueron sorprendentes: los animales tratados con cafeína mostraban signos histológicos de menor fibrosis, menos necrosis y niveles más bajos de enzimas ALT y AST, lo que evidencia un efecto hepatoprotector importante.
Estos beneficios también se tradujeron a nivel conductual, ya que los animales no mostraron letargia ni alteraciones neurológicas tan marcadas como los no tratados. La encefalopatía hepática, habitual en casos severos de cirrosis, también fue notablemente menor en los que recibieron cafeína.
4. Cáncer de hígado
Varios estudios clínicos han identificado una relación entre el consumo habitual de café y un menor riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular, el tipo más frecuente de cáncer hepático. Aunque los mecanismos exactos aún están en estudio, parece que la capacidad del café para inhibir la replicación de virus como el VHC, su efecto antifibrótico y sus propiedades antioxidantes contribuyen a esa acción anticancerígena.
Además, estudios han encontrado que quienes consumen más de dos tazas al día muestran tasas más bajas de progresión a cirrosis o cáncer, incluso en personas con enfermedades hepáticas preexistentes. Si quieres conocer más sobre cómo el café puede influir en la salud, visita cafeína y deporte.
Qué ocurre en un hígado inflamado y cómo actúa el café
Cuando el hígado se inflama, los hepatocitos, que son sus células principales, empiezan a liberar enzimas al torrente sanguíneo como respuesta a una agresión. El sistema inmunitario detecta esta señal y moviliza células defensoras al tejido hepático, las cuales liberan moléculas proinflamatorias como el TNF-α, TGF-β o ILs. Si este proceso se prolonga, la inflamación se cronifica y aparece la fibrosis.
El café, gracias a sus compuestos bioactivos, puede interrumpir o moderar esa cascada inflamatoria. Se ha observado que promueve la actividad antioxidante, reduce la expresión de marcadores inflamatorios, previene la activación de células estelares hepáticas (implicadas en la fibrosis) e incluso inhibe factores de transcripción como NF-κB, responsables de amplificar la respuesta inflamatoria.
También hay pruebas de que la cafeína potencia la actividad de enzimas del ciclo de la urea, permitiendo una eliminación más eficiente del amonio, un compuesto altamente tóxico para el cerebro en contextos de insuficiencia hepática. Esto explica su eficacia en modelos de encefalopatía hepática en experimentos con animales.
¿Café con o sin cafeína? ¿Cuál es más efectivo?
Una de las preguntas más frecuentes es si el café descafeinado ofrece los mismos beneficios. En múltiples estudios, tanto el café con cafeína como el descafeinado demostraron efectos beneficiosos sobre marcadores hepáticos, en particular en lo relacionado con la fibrosis.
Esto sugiere que no es únicamente la cafeína la que ejerce una acción protectora, sino el conjunto de compuestos presentes en el café. Sin embargo, en estudios específicos donde se ha examinado la acción sobre enzimas del ciclo de la urea o el estado de vigilia, la cafeína sí parece jugar un papel clave. Por esto, es importante elegir bien el tipo de café que se consume.
Por ello, para personas con sensibilidad a la cafeína, el café descafeinado podría ser una opción válida, mientras que quienes buscan efectos neurológicos o una mayor estimulación metabólica podrían beneficiarse más del café tradicional. También hay que considerar el impacto del café solo frente al café con leche.
¿Cuánto café hay que tomar para obtener estos beneficios?
La mayoría de estudios coinciden en que el consumo de entre 2 y 4 tazas al día proporciona efectos protectores importantes sobre el hígado. En modelos animales, esta dosis equiparable a la humana ha demostrado ser segura y eficaz.
Eso sí, conviene destacar que la manera de preparar el café también influye. El café filtrado parece ser más saludable, ya que elimina parte de los diterpenos que pueden elevar ligeramente los niveles de colesterol. También es importante evitar añadir azúcar o cremas artificiales, ya que estos ingredientes sí pueden dañar al hígado, especialmente si se consumen frecuentemente.
Por tanto, lo ideal es tomar café solo o con pequeñas cantidades de leche vegetal o desnatada, sin edulcorantes añadidos. Para aquellos interesados en los beneficios de las bebidas vegetales, puede ser útil visitar los beneficios de tomar café con bebidas vegetales.
Perspectiva clínica y recomendaciones actuales
Desde hospitales, clínicas especializadas y organizaciones científicas, se empieza a reconocer el papel del café como agente nutricional preventivo y terapéutico complementario. Aunque no se le considera un medicamento, muchos hepatólogos recomiendan su consumo moderado en pacientes con patologías hepáticas leves o en riesgo de progresión.
En este sentido, asociaciones médicas como la Fundación para el Estudio de la Hepatitis (FEHV) y publicaciones de entidades como Mayo Clinic avalan sus beneficios, siempre y cuando se tomen en un contexto dietético saludable y sin reemplazar tratamientos médicos. De igual forma, es crucial considerar la interacción de otros factores, que incluyen el alcohol y la salud hepática.
También se insiste en evitar el uso de suplementos con extractos de té verde o café en forma concentrada, ya que, en dosis altas y sin control, podrían producir hepatotoxicidad. Lo mejor es el café entero, natural y moderado.
A la vista de la evidencia acumulada, se puede afirmar que el café, tomado con cabeza y dentro de una dieta equilibrada, puede ejercer una mejora significativa en los parámetros de salud hepática, reduciendo el avance de las enfermedades crónicas del hígado, modulando procesos inflamatorios, disminuyendo el estrés oxidativo, mejorando la función detoxificante y hasta disminuyendo el riesgo de cáncer.