La carne de caballo es una gran desconocida en la gastronomía, pero hace unos años saltaron varias alarmas al detectarse carne equina en productos cárnicos. Desde entonces esta carne se ha ido ganado un hueco en muchas carnicerías, tiendas especializadas, supermercados, etc. Hoy vamos a descubrir si es buena o no para la salud.
La carne equina no es muy conocida en la cultura culinaria europea ni española, y hay multitud de información contradictoria sobre ella. Hemos querido poner los puntos sobre las íes y aclarara de una vez por toda, si la carne de caballo es saludable y segura para el consumo humano.
Lo más importante siempre es estar informados, por lo que, si nosotros tenemos colesterol alto, alguna cardiopatía, diabetes, tensión alta o algo similar, antes de consumir un producto nuevo, lo mejor es pedir consejo a un especialista que conozca nuestro caso.
¿Es segura?
La carne equina tiene muchos beneficios para el organismo, ya que es más baja en grasas y tiene unos valores nutricionales más positivos, el problema está en que no es muy apta para el consumo humano, y vamos a explicar por qué.
Esta carne es rica en hierro y zinc, dos minerales muy importantes para los humanos y técnicamente no representa ningún problema para ser consumida por humanos de cualquier edad. Lo que pasa es que no toda la carne de caballo es válida. Es un animal no «diseñado» para consumo humano, por lo que a lo largo de su crianza puede ingerir sustancias o se le administran sustancias y medicinas que pueden ocasionar problemas en nuestra salud.
Se supone que, si la carne de caballo la hemos comprado en una carnicería o supermercado, será apta para consumo humano, pero habría que verificar el origen, los controles y demás. Un caballo, a lo largo de su vida puede verse expuestos a estas sustancias químicas: Isoxsuprine, Zilpaterol, Ractopmaina, Triamcinolone Acetonide o Dexamethasone. Esto se traduce en problemas de circulación, intestinales, abortos, intoxicación encefalitis, dolores musculares, etc.
Si comemos carne de caballo, algunos apuntan a que podríamos sufrir taquicardia, sudoración, temblores, presión arterial alta, etc. Son señales de que nuestro cuerpo está reaccionando negativamente a este alimento.
Beneficios
Esta carne es de color más oscuro que la ternera y tiene un sabor dulzón, aun así, es fácil camuflarla. Tiene algunos beneficios, siempre y cuando su consumo sea ocasional, como se debe hacer con cualquier tipo de carne y provenga de un lugar controlado.
Rica en proteínas
Las proteínas son las enzimas más ansiadas por los deportistas, pero tampoco hay que obsesionarse, ya que podríamos sufrir urea alta en sangre. La carne de caballo es rica en proteínas de alto valor biológico, es decir, son proteínas que sí aprovecha el organismo sin esfuerzo. Las proteínas varían según la edad del animal y el cuidado que este haya tenido en vida, por lo que intentaremos siempre elegir carne joven (entre 3 y 5 años) y que haya vivido en libertad y con buena alimentación.
Aunque no seamos deportistas, un adulto medio necesita unos 70 gramos de proteínas, y hemos visto que esta carne es muy rica en proteínas aproximadamente nos aporta uno 28 gramos de esta enzima por cada 100 gramos de carne. Así pues, podría ser una buena opción para complementar nuestra alimentación en días de entrenos, por ejemplo.
Fuente de vitaminas y minerales
Es una carne rica en vitaminas tan importantes como la B12, vitamina A y C, además de minerales tan esenciales como fósforo, hierro y zinc. El hierro ayuda al organismo a crear la hemoglobina (transporta el oxígeno), el zinc es imprescindible para nuestro sistema inmune y para tener una piel sana, y, por último, el fósforo ayuda a los dientes, huesos y cerebro a estar en plena forma.
No podemos, o no debemos, basar nuestra alimentación en la carne, sea de caballo, pollo, pavo, ave, cerdo o la que sea, sino que nuestra alimentación ha de ser rica y variada, eso empieza por reducir el consumo de carne y aumentar el de vegetales, así que, si nuestra intención es obtener esos nutrientes, de la carne, podremos terminar con sobrepeso, diabetes, problemas de colesterol, etc.
Carne baja en grasas
Es una carne muy baja en grasas que casi se compara a la del pavo, pollo y aves. Eso significa que podría incluirse en dietas saludables y en dietas para perder peso. Lo que sí hay que tener cuidado es con las cantidades, ya que no se recomiendan filetes de más de 200 gramos para un adulto medio con una dieta saludable y ejercicio habitual. También es apta para personas con colesterol alto o sobrepeso, pero en menores cantidades.
Lo que leemos en el párrafo anterior no se debe tomar al pie de la letra, ya que la salud está en juego, y será un profesional médico el que, según nuestro caso, nos indique la dieta adecuada. Si esta carne no es apta para nosotros o nuestro cuerpo no la tolera, podemos sufrir efectos adversos como hemos visto, y si ya de base padecemos de algún problema de salud como problemas cardíacos, podríamos sufrir consecuencias severas.
Cómo se cocina
No hay ningún misterio, esta carne se cocina de la misma forma que puede cocinarse el pollo, la ternera, el pavo, cerdo, buey, etc. Podemos hacerlo a la plancha vuelta y vuelta, empanarlo, hacerlo al horno, combina con salsas, verduras, incluso hacer hamburguesas y bolitas rellenas.
La carne de caballo no tiene forma y es muy blanda porque apenas tiene grasa, además, su textura es simular a la carne de vaca, pero sin tanto colesterol. También se le considera carne roja, aunque hay cierto debate con eso, dado que 100 gramos solo aportan unas 120 kilocalorías. Además, es de sabor suave y un toque dulzón, por lo que combina muy bien con verduras y salsas con un toque picante suave.
Es una carne oscura (rojo intenso), así que hay que tener cuidado y estar muy pendiente a la hora de cocinarla y que no se nos pase, ya que se pondrá dura y rancia. Lo curioso de esta carne es que crea espuma cuando se cocina y al entrar en contacto con la fuente de calor puede disminuir mucho su tamaño, hasta quedarse a la mitad o menos.
Consejos a tener en cuenta
La carne de caballo es una gran desconocida en la cultura culinaria europea, pero en otros países llevan años comiéndola. Ya sabemos todo sobre ella, solo faltan algunos apuntes y consejos para no cometer errores, ni tampoco intoxicarnos por comer carne de mala procedencia.
- Que tenga algún sello de calidad.
- No comer más de 200 gramos en un día, y no más de 400 gramos a la semana.
- Cocerla a fuego lento.
- No pasarla de cocción.
- Tener en cuenta que pierde tamaño al darle calor por la pérdida de hidratación.
- Comerla con normalidad, pero empezar con medio filete de unos 40 o 50 gramos para ver cómo responde nuestro cuerpo.
- No dar a niños menos de 10 años.
- Si sentimos algún síntoma extraño tras su ingesta, intentar avisar a un médico y mostrar el envoltorio de la carne.
- No comerla caducada o de origen desconocido.
- Textura seca.
- Combina bien con vegetales frescos.
- La grasa es de color amarillento.
- Si tenemos colesterol alto, problemas de corazón, diabetes, o algún problema de salud, regular su consumo al máximo o consultar a un especialista.