Si tienes hígado graso, el deporte debería ser parte del tratamiento

La enfermedad del hígado graso (no alcohólico) es más común de lo que muchos piensan, tanto es así que afecta a una cuarta parte de la población. Esta enfermedad en sí no es muy grave si se trata adecuadamente, y ahí es donde entra el deporte.

El hígado graso surge por la acumulación de grasa en las células hepáticas, si no se trata bien puede desembocar en cirrosis, inflamación del hígado, insuficiencia hepática, etc. Se trata de un problema de salud que debe ser considerado como grave, dada la importancia que tiene el hígado en el correcto funcionamiento del organismo.

Algunas actitudes que desarrollamos a diario pueden levarnos a sufrir hígado graso, por ejemplo, comer de más de forma frecuente, tener sobrepeso, consumir alimentos poco saludables, sedentarismo, entre otros.

El 25% de la humanidad sufre de hígado graso, pero tiene solución

Un nuevo estudio realizado en Japón, y publicado en Science Daily, ha detectado los beneficios del deporte en pacientes con hígado graso no alcohólico, más allá de la bajada de peso. Con la investigación se vio como al hacer ejercicio disminuía la grasa del hígado y su rigidez.

En la investigación se crearon 2 grupos, por un lado, pacientes con hígado graso y sobrepeso, que realizarían ejercicio durante 3 meses y, por otro lado, pacientes con sobrepeso e hígado graso, pero solo con dieta para perder peso.

Una mujer con sobrepeso haciendo deporte en una bicicleta estática

Lo curioso de la investigación llegó cuando los resultados señalaron una bajada del 9,5% en la esteatosis hepática y del 6,8 en la rigidez del órgano. A su vez, se alcanzó una puntuación de 16,4% en la fibrosis hepática sobre los participantes que solo tenían una dieta para perder peso.

El deporte se reveló como un tratamiento imprescindible en esta enfermedad, otorgando numerosos beneficios en todo el organismo de los participantes del estudio.

Esta investigación concluye alentando a la comunidad científica y médica para que animen a sus pacientes a realizar ejercicio de intensidad moderada y reduzcan así las esteatosis hepáticas y los riesgos graves de la enfermedad, pierdan peso en el proceso o no.

Esto último se debe a que no todos los pacientes con hígado graso pierden peso haciendo deporte. Recordemos que esta enfermedad afecta al hígado, y este es el órgano más grande del cuerpo y se encarga de eliminar las toxinas, ayudar a digerir los alimentos, almacena la energía, entre otras funciones. Si el hígado no está en condiciones, todas esas funciones no se realizan de forma adecuada y de ahí que se acumule la grasa.


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