Piensa en lo que estabas haciendo cuando eras adolescente: ¿salías a caminar por los senderos? ¿Tal vez estabas apuntado a fútbol?
Lo activo que eras antes y cómo te mantuviste ahora puede ser importante para medir tu riesgo de cáncer colorrectal, según sugiere un estudio reciente. La actividad física durante la adolescencia puede reducir el riesgo de padecer esta enfermedad, y si continúas con el ejercicio físico moderado y diario hasta la edad adulta, los resultados son particularmente asombrosos.
El ejercicio físico puede reducir el riesgo de padecer cáncer de colon
La investigación fue publicada en el British Journal of Cancer, y analizó los datos del Estudio de Salud de Enfermeras II, una de las investigaciones más grandes sobre el riesgo de enfermedades crónicas. Los investigadores analizaron datos de 28.250 mujeres de entre 25 y 42 años, examinando los efectos a largo plazo de la actividad física, la nutrición y las hormonas, entre otros factores de salud.
Descubrieron que aquellas que informaron al menos una hora de actividad física al día, entre los 12 y los 22 años, habían reducido el riesgo de adenoma (pólipos considerados precursores del cáncer colorrectal) en un 7%, en comparación con aquellas que realizaron cantidades de actividad más bajas. La actividad física que comenzó a practicarse en la edad adulta redujo el riesgo en un 9%.
Las que comenzaron a ser activas cuando eran adolescentes y continuaron esa racha de actividad a largo plazo, tenían el mayor beneficio de todos: redujeron su riesgo de adenoma en un 24%.
La conclusión aquí es que hay un efecto acumulativo de la actividad física a medida que envejecemos. Deberíamos comenzar la actividad física a cualquier edad para aprovecharnos de las numerosas ventajas, incluida una mejor salud colorrectal. Y cuanto más tiempo mantengas el hábito, mejor estarás.
Cuanto más activo seas, mejor
La actividad física reduce el riesgo de cáncer de colon por varios mecanismos biológicos. El control del peso quizá sea el más importante, porque afecta a la resistencia de la insulina y a la inflamación, que ambas están involucradas en la promoción y progresión del cáncer.
Aunque este estudio no analizó si la intensidad o la frecuencia de la actividad marcaron una diferencia más grande, algunos estudios anteriores han demostrado que la actividad moderada-vigorosa está asociada con un menor riesgo de cáncer de intestino, además de un menor riesgo de cáncer de mama y endometrio.
Incluso, estudios recientes sugieren que no necesitas hacer ejercicio durante varias horas, como se creía anteriormente. Cualquier pequeña exposición de actividad puede sumar.
Sin duda, cuanta más actividad realicemos, sobre todo si entrenas todos los días, y en niveles más altos, es más probable que obtengas un mayor impacto en la prevención del cáncer.