Son muchos los beneficios que podemos obtener de entrenar a primera hora de la mañana: nos despertamos totalmente, tenemos menos interrupciones y dormimos mejor por la noche. Un reciente estudio asegura que también podemos ser más productivos en el trabajo, por lo que nuestro jefe estará eternamente agradecido. Se ha publicado en el British Journal of Sports Medicine, y aseguran que el ejercicio matutino ayuda a que tu cerebro funcione mejor durante todo el día, incluso si te ves obligado a sentarte 8 horas seguidas.
¿Cómo influye el ejercicio en la función cerebral?
El estudio se llamó «Brain Breaks«, y estuvo dirigido por el Baker Heart and Diabetes Institute y la University of Western de Australia. Se analizó cómo el tiempo de ejercicio afectó al rendimiento cognitivo en 65 adultos sanos de entre 55 y 80 años.
Los participantes se dividieron en tres grupos:
- Grupo 1: se sentaron y no hicieron ningún ejercicio durante 8 horas al día.
- Grupo 2: se sentaron durante una hora y luego se fueron a hacer ejercicio durante 30 minutos. Seguidamente se volvieron a sentar durante 6’5 horas seguidas.
- Grupo 3: se sentó durante una hora, hizo ejercicio durante 30 minutos y luego se levantó cada 30 minutos para caminar 3 minutos durante todo el día.
Para saber cómo el entrenamiento o la falta del mismo afectaban a la función cerebral de los participantes, los investigadores les hicieron una serie de pruebas de rendimiento cognitivo y midieron sus niveles de un factor neurotrópico derivado del cerebro (BDNF). Este es una proteína que tiene un papel fundamental en la supervivencia y el crecimiento de las células del cerebro.
Se descubrió que la sesión de entrenamiento por la mañana (incluso la corta) tuvo resultados interesantes. Todos los que entrenaron por la mañana obtuvieron mejores resultados en las pruebas de la función ejecutiva (toma de decisiones, atención, organización, planificación y priorización), frente al grupo completamente sedentario.
¿Es importante ser activo durante el día?
El grupo que realizaba descansos activos caminando durante 3 minutos obtuvo estímulos cerebrales extra, que superó a los otros dos grupos en las pruebas de memoria.
Se observó también que los dos grupos que entrenaban por la mañana incrementaron sus niveles de BDNF y se mantuvieron elevados durante 8 horas siguientes del día; en cambio, el grupo sedentario los disminuyó.
«Este estudio destaca cómo los cambios relativamente simples en tu rutina diaria podrían tener un beneficio significativo para la salud cognitiva«, dijo el autor del estudio Michael Wheeler. «También revela que un día podremos hacer ejercicios específicos para mejorar las habilidades cognitivas específicas como la memoria o el aprendizaje. Si bien estos resultados particulares corresponden a adultos mayores de 55 a 80 años, nos da razones para sospechar que para aquellos menores de 55 años, también puede conseguir un efecto combinado de ejercicio y descanso«.