Como decía la canción de Juan Luis Guerra «Ojalá que llueva café en el campo», y sí, ojalá, pero que no sea descafeinado… Un nuevo estudio explica por qué debemos evitar el café descafeinado y si aun así queremos seguir tomándolo, nos indica que es mejor buscar opciones ecológicas y que los granos no hayan sido filtrados con químicos.
El café contiene cafeína, de ahí que se use para darnos un chute de energía, pero también hay una modalidad sin cafeína. Esta última se creía saludable y se ha extendido por todo el planeta siendo muy habitual en bares, restaurantes, cafeterías y hogares. Pues bien, será mejor que cambiemos nuestros hábitos.
Para eliminar la cafeína de los granos de café se usan químicos que también encontramos en la composición de los quitaesmaltes y de los disolventes de pintura. Concretamente hablamos del cloruro de metileno que, a pesar de estar aprobado y tener el certificado de producto no tóxico, ha de usarse bajo ciertas condiciones y no de cualquier manera.
Que se pueda usar en alimentos no implica que sea saludable. El proceso filtrado de los granos para extraer la cafeína pasa por empapar los granos en cloruro de metileno, y si consumimos muchos café descafeinado podemos tener problemas de salud a largo plazo debido a que ese agente químico se almacena en el organismo.
Clean Label Project explica lo más grave de esta situación, y es que algunas organizaciones prohibieron este químico en 2019, sin embargo, otras lo permiten y, para más inri, las empresas no están obligadas a explicar su uso en las etiquetas.
A largo plazo podemos sufrir daño ocular, hormigueo en extremidades, mareos, somnolencia, entre otros. Se recomienda cambiar a un proceso de filtrado con agua y con etiqueta ecológica, así podremos seguir consumiendo café descafeinado sin poner en riesgo nuestra salud.
Algunas de las marcas de restauración que usan descafeinado con proceso ecológico son: Nescafé, Starbucks, Tim Hortons, Dunkin Donuts, Illy, entre otras.